jueves, 18 de octubre de 2007

Belleza irregular

Ayer se me cayó el celular al suelo y quedó bastante madreado, con la pantalla partida en dos.
Mi primera reacción fue enojarme porque apenas tengo tres meses con él, pero luego lo vi bien y empezó a gustarme su apariencia imperfecta.

Luego me di cuenta que en general me atraen las cosas defectuosas.
Por ejemplo, a veces me sorprendo atraído por caras con nariz grande o por sonrisas con un diente ligeramente chueco. Creo que prefiero unas ojeras bien marcadas a unos ojos súper maquillados. Me gustan las canas y las patas de gallo; me llaman la atención los lunares que arbitrariamente se colocan en una espalda lisa y las cicatrices que rompen con la armonía de un rostro bonito.

Me gusta cuando Maga sale del vestidor con cara de angustia alegando que su ropa ya no le queda. Yo le digo sinceramente que me encanta que los jeans le queden tan apretados porque se le sale una leve pancita.

Me gusta que en el flamenco a los cantantes se les reseque la voz en la nota más alta, antes de soltar un grito y que a las bailarinas se les corra el maquillaje por el sudor. No me gusta la radicalidad del verano y del invierno, en cambio me gustan las estaciones que son confusas e indecisas, como la primavera y el otoño.

Me gustó la arquitectura húmeda y deteriorada de París la primerva vez que estuve allí en 1996, pero luego cuando regresé en 1999 no me gustó que retocaran edificios como Notre Dame para sorprender a los tusitas que habían visitado la capital francesa durante el Mundial del año anterior.

No me hechiza la perfección de la cirugía plástica. Mis amigos y yo tenemos un código en el que hablamos de las mujeres de nuestro salón, para hacer referencia a aquellas que nos atraen precisamente porque no son perfectas y que por el contrario tienen un defecto que nos gusta.
Mucha gente preferimos los jeans que tenemos desde hace años, medio rotos, polillentos pero comodísimos.

El actor Dustin Hoffman dijo en una entrevista que todos nos merecemos la dicha de equivocarnos, de fracasar una y otra vez, porque con ello comprobamos nuestra condición de seres humanos imperfectos.

Para mí, el pelo en la sopa le da más sabor a la sopa; por eso no voy a cambiar mi celular madreado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

NO LO CAMBIES...PERO CONTESTALO CUANDO ALGUIEN TE HABLE SOBRETODO EN JUEVES!!!!!!!!!!!!1