miércoles, 29 de abril de 2009

martes, 28 de abril de 2009

One and half men

Mis papás vivieron los primeros cuatro años de mi vida frente al parque Mississippi en un departamento que ahora es un negocio de cocinas integrales. De esos años y del parque en donde a mí me tocó jugar tengo recuerdos obstruidos por la neblina; son como fotografías que se proyectan en mi mente enmarcadas en una atmósfera muy parecida a la que tienen los sueños y por eso no distingo si las imágenes que recuerdo en realidad las viví o las soñé.

Supongo que para eso son útiles las cámaras de video, para grabar los días y así poder reconocer lo que vivimos de lo que soñamos. Pero sucede que yo no soy una persona que vive correteando a su hijo y a las circunstancias con una cámara de video en la mano. No soy de esos turistas que ven todo el viaje a través de la pantallita de su Sony y que reproducen después las vacaciones en la sala de televisión de su casa junto a los compadres para decir: "Mira, Mario, ahí estamos en el Templo Mayor, mira qué verde está el bosque que lo rodea"...

No, no tengo cámara de video, pero tengo blog. Entonces que sirva este post para imprimir con palabras las imágenes de lo que sucedió el sábado en el que Mateo cumplió dos años y cinco meses. Ambos fuimos al parque Mississippi en el que yo a su edad jugaba hasta que me apestaban las manos a tubo, a sal y a tierra.

DATOS GENERALES:
25 de abril del 2009 / 35 grados centígrados a la sombra / Mateo viste bermudas cargo a la rodilla, chancla deportiva y una camiseta blanca con la foto de un Boston Terrier con audífonos. Yo traigo lo de siempre, camiseta Gap genérica two for 19 dolars, jeans, converse y una gorra para despistar el pésimo peinado que empeorará ahora que ha muerto Javier alias "Javi, El que Corta y Acaricia", mi peluquero de cabecera. (Esta pérdida merece otro post).

BITÁCORA DE 'VIAJE':
5:15 pm. Llegaste al parque corriendo como toro recién liberado, embobado por el espacio abierto y seducido por unas cuatro palomas a las que querías atrapar gritándoles pío-pío. Pronto te frustraste porque te diste cuenta que tu papá transfigurado en Tribilín era igual de incapaz para atrapar uno de esos pájaros.

5:35 pm. Por andar saltando sin mapa te pegaste en el filo de un bebedero de concreto y lloraste con los ojos engarrotados hasta que llegó hacia ti una mamá joven, de esas que siempre traen cremas milagrosas. La mujer te frotó un fomento en la frente de manera circular, te secó el agua salada de los cachetes y más tarde te regaló un jugo de manzana marca Chévere porque el distraído de tu papá olvidó la pañalera y con ello las provisiones de elemental importancia.

6:15 pm. Pasaste mucho tiempo agachado explorando la tierra hasta que encontraste una moneda de 50 pesos fechada en 1985. Yo te la estoy guardando hasta que seas mayor de edad.

6:25 pm. Te miré de lejos por un tiempo, ibas y venías hablando bajito, repitiendo argumentos sospechosos. Cuando me acerqué habías puesto sobre una banca desperdicio diverso: Varias cucharas de plástico de diferentes tamaños, dos clips, un bote de Lucas, palos de paleta y algunas semillas de encino. Con tacto de relojero formaste una hilera bien proporcionada con todo este mugrero y una vez terminada la obra olvidaste tu escultura para siempre.

6:50 pm. Volviste a ponerte en cuclillas un rato hasta que disparaste un berrido desesperado porque intentabas rescatar una taparrosca de Pepsi enterrada panza para abajo. Te mostré la técnica arqueológica de bordear su superficie con el dedo para hacer una zanja y poder liberar el objeto enterrado. Conseguiste desenterrar dos taparroscas y un pedazo de vidrio caguamero. Esto último nos cuesta el veto si es que llega a oídos de tu mamá.

7:10 pm. Una niña coqueteó espesamente contigo pero tu preferiste escalar el cohete tubular y deslizarte por uno de sus tres altos resbaladeros, del cual descendiste esponjado y a toda velocidad cayendo de pie como gato de angora. Repetiste el circuito unas ocho veces.

7: 35 pm. Perdiste el miedo al bebedero en donde te golpeaste al principio y regresaste a jugar con el agua encharcada de abajo. Las taparroscas que te había guardado te sirvieron como recipientes para llevar el agua desde allí hasta un pequeño claro de tierra. Hiciste un betún con tus manos y enlodaste lo suficiente tus rodillas, tus chanclas y tus bermudas. Para sacarte de ese trance pastelero accioné el bebedero que escupió agua hasta donde estabas y soltaste una carcajada que me animó a empapar tu fleco con lluvia artificial.

8:10 pm. Te perseguí varios minutos bajo amenaza de irnos. Tu estrategia para alargar el día fue subirte a un carrusel para pedirme "vueta, papá, vueta". Obedecí y te di vuelito para que dieras las vueltas que quisieras. Cada vez que pasabas frente a mí te hice cosquillas en el cuello, axilas, costillas y piernas. Me respondiste con una cara que no quiero perder nunca: Una sonrisilla apretada, enseñando los diente de coneja de Pascua y con los ojillos de un felino loco.

8:35 pm. Los malpensados hubieran podido llamar a la policía cuando vieron a un flaco, cansado y ojeroso adulto cargando en el hombro como si fuera un costal de cemento a un niño que pataleaba porque no se quería ir del parque. Una vez instalados en el carro, la promesa de regalarte una paleta de hielo convocó tu calma hasta que llegaste a casa de tus abuelos maternos casi casi rendido. Tomaste tu ti-ti y te desapareciste hasta la mañana siguiente.

Mateo, el sábado que cumpliste dos años y cinco meses es un día que no quiero olvidar aunque no lo haya grabado en video.

miércoles, 22 de abril de 2009

Los intocables

Desconfío de la gente que se auto proclama tolerante porque es la que se muestra más intolerante cuando le rascas tantito a sus intereses.

Hace días en el certamen Miss USA el bloguero de chismes Perez Hilton le preguntó a Carrie Prejean (foto) su opinión acerca de los matrimonios entre homosexuales. Miss California contestó lo siguiente:

""I think that I believe that a marriage should be between a man and a woman. No offense to anybody out there, but that's how I was raised."

En pocas palabras lo que esta rubia dijo es que ella cree que el matrimonio debería llevarse a cabo entre heterosexuales, no así entre gays, porque así había sido criada.

Durante años estos eventos de belleza han padecido respuestas idiotas y acartonadas de sus concursantes, pero ésta se me hace una respuesta interesante por sincera, sobre todo porque la güerita no se quiso salir por la tangente respondiendo algo que dejara contentos a todos.

Lo que hizo fue responder de acuerdo a sus principios, a lo que ella es. Es decir, pudo traicionarse a sí misma y decir que ella está a favor del amor sin importar cuál sea la sexualidad de los enamorados y que viva el amor y que viva la paz en el mundo. Pudo haber contestado una pose, pero optó por dar una opinión llana y sin querer quedar bien a la fuerza para echarse a la bolsa a los jueces y a las "minorías".

Pero, ¿cuál fue la reacción de Perez Hilton? Pues no la bajó de pendeja, de retrógrada, de ofensiva y de enemiga universal de los matrimonios entre homosexuales.

Me llama la atención que alguien que se hizo famoso y casi millonario por abrir un blog en donde critica, ridiculiza, acusa, expone, hace burla y juzga a las celebridades no pueda tolerar que una persona opine algo que va en contra de sus intereses. La libertad de expresión que tantos dólares le ha dado a este bloguero ahora le resulta incómoda, inconveniente, pasada de moda, de mal gusto y políticamente incorrecta.

¿Por qué alguien que dice pelear por la igualdad rechaza maneras de pensar diferentes a la suya?¿En qué momento los homosexuales que persiguen la idea de un mundo tolerante se vuelven intolerantes con aquellos que no opinan como ellos?. ¿Cuándo y por qué los gays se convirtieron en seres intocables a quienes no se les puede contradecir?.

Aclaro que tengo amigos gays cuyas vidas y decisiones respeto tanto como respeto las vidas y decisiones de mis amigos heterosexuales. Lo que me molesta es que los gays, a quienes tanto les ha costado romper prejuicios, ahora castiguen y condenen a las personas con opiniones conservadoras.

Aquellos homosexuales que quieran casarse para tener los mismos derechos y obligaciones que tienen los matrimonios heterosexuales deberán acostumbrarse a vivir en armonía con gente que opina diferente a ellos, igual que nosotros nos hemos acostumbrado a sus opiniones, tan distintas a las nuestras.

martes, 21 de abril de 2009

lunes, 20 de abril de 2009

¿Bailamos?

Mientras nuestros aspirantes a diputados siguen enrielados en sus maravillosas vidas (uno de ellos acaba de pagar un bautizo con 3 mil invitados), yo he estado pensando en las muchas maneras que existen para arruinar una película.

Después de mucho cavilar he descubierto que la forma más podrida para echar a perder una historia en la pantalla es cuando el galanucho saca a bailar a la buenona (Ryder) en algún lugar en "donde no se baila". Puede ser una estación de tren antes de despedirse, una bodega en donde ambos están secuestrados, el parque de béisbol ante chingomil aficionados (y ellos proyectados en las pantallas gigantes), un restaurante lujoso en donde no hay pista de baile mientras los estirados comensales murmuran, el pueblo fantasma en donde está escondido un asesino con una sierra, etc. Cualquier lugar es bueno para bailar en donde no se baila.

Supongamos que la trama se desarrolla en el mercado indio de Arizona. Fulano y Sutana se encuentran por esos caprichos que tienen los guionistas previsibles y se enredan en una charla en la que se juegan el lado de la cama en donde dormirán después. Los actores muy bien pagados se miran con aquellos ojos de deseo que sólo podría describir con cercanía la desaparecida Corín Tellado. En el momento álgido de la escena, el pendejete le pregunta: -¿Bailamos?- y ella sorprendida y algo enculada le contesta:-¡¿Aquí y ahora?!-, sólo para que el donjuanito insista con un: -¿Por qué no?-.

Entonces la muchacha se entume y se hace del rogar, el galán insiste y la medio abraza por la cintura y ambos demuestran una gracia espontánea que ni los entrenados bailarines tienen. Mientras tanto, el gordo que pone el audio le sube a la música, el de los efectos especiales le abre a la manguera para que caiga más lluvia, los extras ponen cara de pendejos sorprendidos porque el amor está en el aire, la pareja se funde en un paso de danzón a go-gó, ella ríe, él va dirigiendo sus pasos; ambos sellan la gozadera con un beso.

En ese momento la película pierde todas mis confianzas.

Para colmo en la siguiente escena el caballero se despierta en rines (encuerado) en una cama, en una pocilga, en un granero o en un pedazo de cartón y a su lado hay una notita que dice: "Ayer fue la mejor noche de mi vida. El desayuno está listo".

Ma-ma-das.

IRENE.- Cambiando de tema, hoy cumple 66 años mi mamá. Siempre había sido un problema conseguirle un buen regalo, no porque ella lo tenga todo sino porque es una persona que nada necesita. "Con verlos juntos me conformo", dice siempre la más abnegada. Sin embargo, creo que ayer le di el mejor regalo que yo le haya dado en toda su vida. "Estoy encantada", me dijo. Por aquí le dedico esta canción a Irene, en voz y música de Depeche Mode.

-Mami, ¿bailamos?
-¿Aquí, hijito?-
-¿Por qué no, mamá?-

miércoles, 15 de abril de 2009

Aburrición precoz

Hace días venía manejando por Avenida Constitución cuando por el espejo retrovisor vi la cara de Mateo. ¡Uy!, sí, qué novedad, ustedes dirán, pero sí hubo novedad: mi hijo venía aburridísimo. Aquélla fue la primera vez que lo vi fastidiado, sin el gesto de sorpresa constante que tuvo mientras fue bebé y bebé-niño y niño-bebé. Vaya descubrimiento, Mateo ya se aburre.

Mi hijo ha sido visitado, al fin, por el hastío que viene grapado a todos los días.

Dos años y cuatro meses sumergido en la extenuante investigación de campo que se adorna con el sobrenombre de paternidad, me dan autoridad suficiente para concluir que la máxima diferencia entre un bebé y un niño es ésa, la aburrición, misma que habrá de acompañarnos hasta la cremación.

Olvídense del cambio de tomar leche materna a fórmula en polvo, del biberón al popote, de gatear a caminar, de meter la mano a usar tenedor, de cagar el pañal a sentarse en una tasa de baño. El cambio bárbaro es ése, los niños se aburren, los bebés no.

El bebé llora, mama, descubre, se enferma, y cuando el exterior le vale madre se desconecta durmiendo. Pero el niño se entera de pronto que no basta con dormir bastante pues el tiempo es más grande que nosotros. El día, la vida, es un campo minado en donde explotan ratos de tedio sin previo aviso. Los momentos del sin-que-hacer son densos y no tienen la cortesía de irse pronto a menos que nos busquemos un pasa-tiempo o en el peor de los casos un empleo.

El día dura mucho, un espacio por maravilloso que parezca al principio (la playa, un parque, el pasillo de un centro comercial) nunca es suficiente, siempre hay que moverse, cambiar de escenario. Las rutas cuando se repiten se hacen rutinas y encienden el aburrimiento igual que el fuego se prende cuando dos maderas son frotadas en repetición.

Cuando eres niño el tiempo es abrumante por extenso hasta que te haces adulto y notas que el día no te alcanza para nada.

Lo peor es que el aburrimiento de los hijos suele hipotecar su buen humor. Los niños se transfiguran porque se infectan del ocio latoso hasta que encuentran la salida fácil por la puerta trasera del berrinche. Es entonces cuando el trabajo de los papás (investigadores de campo sin honor ni honorarios) debe intensificarse, pulirse, no tanto para divertir como payasos a los hijos (aunque a veces sí), ni para cumplirles todas sus torcidas voluntades, sino para desactivar el berrinche inventando una tarea que los entretenga. Esto suena muy bonito, pero el chiste es dar el martillazo en el clavo y no en el dedo.

Por ejemplo:

-A ver Mateo, le digo, vamos a recoger este cuarto tuyo que está convertido en una galería de escombro-.

Nivel de persuasión: nulo. Curiosamente mi hijo prefiere aburrirse o hacer un berrinche sumido en el sillón que participar en la súper entretenida misión que yo le propongo. Nice try!

martes, 14 de abril de 2009

Botas

Todos los vochos huelen igual, pero aquél olía a mandíbula de tiburón mezclada con la peste que desarrolla el acero cuando está mucho tiempo bajo el sol. Hagan de cuenta que era como el aliento de Mandibulín con braquets. Cualquier nariz menos exigente podía distinguir otros olores en los asientos: el cartón de las libretas Scribe, colillas de cigarro, plumas Bic, latas vacías.

Además, gracias que no tenía aire acondicionado -como buen vocho-, el olor exterior se iba hermanando con el interior durante el paseo; en una esquina "se subía" el hedor de un charco de agua verde con Quaker State, en otro semáforo entraba entero el olor de un puesto de tacos, el mofle de un camión, acideces de perro, o una pizca de polvo.

A bordo del vocho con aliento de tiburón fuimos a cada una de las ferreterías de la Avenida Madero a buscar las botas negras industriales con punta de metal que usaban nuestros contemporáneos en Seattle. Los vendedores de bigote estilo miadera de coyote no podían creer que un par de "niños bien" (bien ñangos) estuvieran interesados en un calzado de uso rudo. Nuestra búsqueda fue estéril, no encontramos las mentadas botas y sin ellas nuestro outfit tributo a Eddie Vedder estaba inconcluso.

Varias noches después llegué a mi recámara y encontré a lado de mi cama un par de botas industriales madreadas a la perfección. Irene sabía que yo andaba en busca de ellas y me las consiguió gracias a que una amiga suya vendía ropa para obrero. Me las probé y me quedaron mejor que la zapatilla a Cenicienta.

Fueron unas botas que no me quité en meses-años y que luego perdí en ese extenso hoyo negro llamado Quién Sabe Dónde. Las usaba con unas bermudas al tobillo para enseñar un poco de chamorro en pelo, con calcetín grueso oculto en el cuello de la bota, una t-shirt y una camisa de franela a cuadros amarrada en la cintura.

Diecinueve años, pelo largo, ventana abierta, súbele a Even Flow...

Rescato este episodio añejo de las botas negras porque el sábado quise verme como el que era antes y los resultados fueron tolerantemente ridículos. Con sobrada voluntad me puse una camiseta blanca, bermudas cargo, gorra neo Ché y en vez de las botas, mis Converse altos. Me vi y me volví a ver en el espejo y a pesar de lo evidente así vestido me salí a la calle. Ni siquiera hice caso a mi catalizador perpetuo de vestuario, alias Maga, quien me aventó una mirada de "allá tú".

Cuando me vieron en la calle algunas personas se quedaron pensando qué es peor: el jovencito que se viste como señor o el señor que se viste como adolescente. ¡Yo no soy un señor!, me repetí varias veces como Bart repite su plana de castigo en el pizarrón. No niego que estuve muy cómodo durante todo el día, pero por primera vez, lo juro, fui consciente de la necedad que tengo de emular una época en la que me divertí mucho.

Eso es algo en lo que estuve pensando.

Las conclusiones hasta este momento son que nada malo tiene si soy feliz recordando tiempos pasados sin que este ejercicio cavernícola distraiga mis alegrías actuales. Yo no caigo en la trampa de pensar que antes era más feliz, pero sí creo que no sólo del presente vive el hombre y eso lo sabe muy bien VH1 y miles de mercadólogos que han hecho de la nostalgia uno de los negocios mejor pagados del mundo.

Yo repaso mi pasado y encuentro ahí un espíritu hirviente que se ha templado con los años. Creo que ahora soy tan feliz y atormentado como fui feliz y atormentado antes. La diferencia es que antes cuando me vestía de la chingada me sentía bien y ahora cuando visto "bien" me siento de la chingada.

Hace poco Brandon Flowers, vocalista de The Killers, comentó que Kurt Cobain y toda la ola grunge le habían quitado lo divertido al rock. Lo mismo opina el personaje que hace Mickey Rourke en la película Luchador. Yo admiro suficiente a Flowers, pero no puedo estar más en desacuerdo con él. ¿Qué era lo divertido del rock?, ¿Posion?.

Para ser martes de dudas y verduras he escrito demasiado. Mejor los dejo en la grata compañía de Eddie Vedder, notable usuario de las botas negras con short rodillero. Ahí debimos estar, ahí.

jueves, 9 de abril de 2009

Sí, aquí vivo

Los que vivimos en esta ciudad, es decir, en esta fábrica de aliento caliente, nos desubicamos en Semana Santa porque la histeria colectiva cede hacia una representación asfáltica de la calma. En otras palabras, lo aburrido empeora, pero se instala en estas calles una tranquilidad inusual que apenas dura 72 horas y tres noches.

La urbe especialista en apariencias se disfraza por un momento, pero pronto regresa a su costumbre desmadrosa. Es muy importante para el nativo de aquí no enamorarse demasiado del espejismo porque el domingo el aire y el espacio volverán a empinarse con el regreso de los siempre chocantes ciudadanos neobronceados.

He diseñado una lista con 16 cosas que debo recordar acerca de esta ciudad precisamente ahora que parece otra, para que mañana pueda contestar la pregunta de supervivencia básica: ¿En dónde putas estoy?

Monterrey es la ciudad en la que...

1. De niño quisiste una bicicleta importada, pero tus papás te compraron una Bimex en Julio Cepeda, o peor, una Vagabundo en Biciletas Ranchito.

2. Te hubiera gustado que en tu graduación de prepa tocaran las cintas Blue Star , pero en cambio "amenizó" Zebra Music.

3. Ves en las revistas a Paris Hilton, pero te conformas si en la calle te topas a Raquel Santos.

4. A ver si nos juntamos es la promesa number one para deshacerte de algún conocido en la calle.

5. Creías que los tacos de bistec eran una chingonada hasta que probaste un taco sonorense.

6. Ver a Roberto Hernández Jr. es causal de divorcio.

7. Los noticieros tienen edecanes nalgonas que anuncian el clima cada media hora. Algo que parece exagerado pero no lo es, porque aquí el estado del tiempo cambia cada 30 minutos. Además nadie ha muerto por ver en la tele una lluvia aislada eclipsada por una nalga de perfil.

8. No conviene aprender una ruta hacia el trabajo porque sin previo aviso esa calle en donde siempre ibas se convierte en un camino por el que todos vienen.

9. Sabes perfectamente a qué se refiere alguien cuando dice tipo de que sabes cómo wey.

10. Cuando eres estudiante y viajas de intercambio llevas como ofrenda a la familia que te recibe una bolsa con glorias de Linares y un paquete de carne seca. Las primeras sirven para sacar espantosas espinillas amarillas a tus anfitriones, y la carne seca generalmente se pudre en su despensa seis años después.

11. Una parte no menor de la gente que asiste a un concierto lo hace para ver a quién se encuentra. Nadie apaga su celular en el cine y es socialmente permitido hablar en la sala. El único evento en donde la pelusa pone atención al 100 por ciento es en el fútbol.

12. Es altamente posible que tu esposa haya andado con uno de tus compañeros del colegio, o que haya sido vecina de tu ex novia, o que sus padres sean padrinos del ingeniero más mamila de la oficina.

13. A los papás de tus amigos les dices tíos.

14. Los automovilistas no usan la luz direccional y abusan del claxon. Un congestionamiento vial puede ser provocado por un accidente, pero regularmente se debe a que un taxista intenta bajar de su tsuru dos puertas a toda una familia en medio de la calle. La última que desciende del carro es la abuelita que se apega a las pausas y a la cámara lenta.

15. Si planeas hacer una piñata debes considerar que las sirvientas se echan, por lo menos, un jotdog per cápita. En las fotos del recuerdo serán las criadas las que aparezcan cargando a los niños mientras las mamás de éstos se acaban la jícama de la mesa y entierran en chismes a la amiga que no fue.

16. Desde que naces hasta que mueres ves a los mismos políticos brincando de un puesto público a otro. Cada tres años las avenidas se llenan de propaganda en la que la ciudadanía distingue (otra vez) bigotes y calvas de antaño.

martes, 7 de abril de 2009

Por Aquí Te Veo, La Película

El guión es de Guffo, la producción de Julio y de David la dirección. El casting de las groupies está a cargo del Cabrón Insensible y el talento masculino es escogido por NTQVCA y Star. El arte del póster es de Yolita y el Simple Poeta hace el diseño de las invitaciones para la premier. Lourdes y Kózmica eligen el soundtrack y Lupita V lleva a los actores foráneos de rol por Monterrey. Hattori se avienta la foto fija. El staff entero come en la cocina del Chef Herrera, pero el menú es detallado por Ale. Las sonrisas blancas de los protagonistas son obra y arte de Lau. La Pelo es la publicista del filme y Ave Fenice compone un eslogan con rima para los panorámicos. Anna escoge las locaciones y Tabita consigue los cigarros de la risa para celebrar el final del rodaje en una fiesta organizada por Jessi y Lillie. Una vez editado el primer corte Ontobelli corregirá los errores de continuidad. Alice se encarga de doblar la película al inglés, Mónica G. al francés, Antonio al catalán y Macarena al noruego. Angelica Meza hace la versión para niños y Fernanda la de sólo para adultos. NEB parodia el póster fotochopeando el nombre por el de Por Aquí Te Meo. El día del estreno llenamos el cine con todos los anónimos, los que nos quieren y también los que ya les caímos mal. Marito será nuestro crítico a favor. La historia es sencilla: Aparece Mr. Ñets sentado medio chueco mirando hacia un monitor mientras escribe lo que ahorita ustedes están leyendo. Al final sale un letrero de the end. En la segunda parte Heidi Klum escapa hacia el mar, encuerada.

sábado, 4 de abril de 2009

Pasatiempo

Cedo ahora el micrófono al más macuarro de mis yos.

Listo. 

Muy bien amiguitos, sepan que además de todo lo que ya saben se me ha quebrado una muela y que la fractura me ha regalado un pasatiempo que, -apuesto-, no aprobaría el Sebas, mi dentista.

Desde que el pedazo de diente se me cayó me gusta masticar por ese lado y llenar con comida la falla odontológica. Trago el bolo alimenticio y en seguida paso mi lengua para notar que adentro de la grieta ha sido vaciado un cemento hecho a base de milanesa, papitas de galeana y arroz. Es muy útil añadir en la cucharada frutas secas como nueces o almendras que funcionan como pedacería de ladrillo para unir el concreto. Cuando termino el zarpeo y afino la fachada logro tener una muela restaurada con trozos de cena, pero ése es apenas el primer acto del performance.

Muy aburrido sería destruir la remodelación molar con un cepillo de dientes o metiendo hilo dental o con buches de listerine. Por eso, para despejar el área introduzco un popote entre la encía y la raíz del diente, como si fuera una pala que remueve la comida ahí comprimida. Quito los pedazos de alimento y los vuelvo a masticar ya medio añejos para distinguir los sabores mezclados de la masilla. Para subir el nivel del juego no uso el popote y me apoyo solamente con la tracción de la lengua o con la tarjeta enmicada del blockbuster.

En estos momentos estoy haciendo esta actividad recreativa con la ayuda de un clip. Yomi yomi.

jueves, 2 de abril de 2009

Haciendo tierra

Para comer, rascarse, cagar y postear el chiste es empezar.

Me asomo a este blog que es mío, pero que escribe otro güey, y no encuentro nada nuevo que decir. Me apura que los autores que admiro toman ventaja en un rally invisible, absurdo y creado desde la zona en mi cerebro encargada de administrar los celos; los demás suben posts, se me adelantan y yo sólo leo, me ajuano y me quedo atrás en una carrera inventada. Y si el usuario llega y no ve nada, ¿se irá para siempre de aquí?. Ésas son Woodyallenseses.

Afuera, Monterrey es una licuadora de aire. Cada árbol que se acalambra por el viento, cada bolsa que se empalma en un poste y cada vieja gorda que se aprieta el vestido para que el resto no recordemos de viva voz el fraude de Neoskin, son avisos de que ha terminado la temporada de alergia a la cheve, pero ha comenzado la del polvo. Luego de una adolescencia y tierna juventud de ebriedad tecatera, un homeópata me dijo que yo era alérgico a la cerveza, por eso evito tomarla de septiembre a marzo. Esto último es una mentira, pero lo anterior es verdad pura.

Una necedad propia de la huevones bipolares es que se nos antoja la flojera cuando más trabajo hay y desperdiciamos el descanso cuando sobra el tiempo.

A veces vengo a trabajar medio tiempo para pasar el resto de la tarde acostado en el piso esperando a que la pulpita de mi disco regrese. La recuperación es un procesos lento que me calma a la fuerza. Una ventaja que le he encontrado a estar jodido vertebralmente hablando es que sólo así me ha valido un poquito menos que nada la prisa propia y ajena. Estamos enfermos de prisa, todo nos urge, pero cuando el freno es obligado y recetado la cosa cambia. Ahora que camino lento como el querido viejo y que no puedo manejar, me asusto con la velocidad de los carros que veo pasar desde el asiento del copiloto. Le he puesto un gorro terrible a la Maga porque parezco anciano dando indicaciones de cómo tomar atajos y doy cátedra de civismo automotriz apegándome a lugares comunes: "Maneja a la defensiva", le ordeno a aquélla.

El otro día pensé con algo de lástima en los peces que nacen de un huevo y jamás conocen a sus padres. Me los imagino abriendo los ojos y enfrente de ellos un chingo de mar azul negro y coral. Y si eres salmón un pinche oso que te espera a cuando crezcas. Nemo suertudote.

Y ya para que esto parezca estación chafa de radio, ahora viene la sección de saludos y avisos:

Primero que nada una disculpa a Marito porque no le he podido contestar el teléfono, ahorita te llamo caon. También a Lolo le dije que le hablaba pero ya no le marqué. Perdón a la Maga, porque de pronto tuve 84 años. Muchos besos a las mujeres que me leen porque son, como ya dije, la única manera de adulterio que Jesús y la Reina Isabel II aprueban. Abrazos de lejos para mis lectores machos que se respetan. Gracias a Yolita porque desde antes me aconsejó el bloqueo mental como una herramienta de supervivencia. Gracias a Edgardo por su comprensión. Gracias a Yuyo por todo su apoyo (y el que nos falta todavía). Gracias a las pompis brillosas que se asolean en alguna playa y a las groupies de dientes grandes. Gracias a mi más agudo comentarista porque siempre me pone a pensar, y aunque a veces no coincido con sus puntos de vista, en cada línea abre mis panoramas -además compartimos el gusto por Adriana Lima y eso ya es suficiente-. Y por último a Federico, mi perro andaluz, le envío esta canción.