lunes, 28 de octubre de 2013

Parque silvestre

Hoy fuimos en familia sin Chabelo a conocer el departamento en donde viviré hasta que se lo termine de pagar al infonavit, me gane el melate, o me muera. Lo que suceda primero.

Yuyo iba manejando, yo de copiloto y atrás, Mateo y Nene. Todos muy entusiastas.

- ¿Tiene parque el departamento, papi?
- Sí hijito, pero está medio silvestre.
- ¿Qué quiere decir silvestre?
- Que hay pura rama salvaje alta y árbol de la región sin podar.
- Mmm...¿y tiene juegos el parque?
- Sí mi rey, sí tiene.

Luego de que Yuyo se apanicó con algunas maniobras de la ruta y del tráfico, llegamos a la caseta de la colonia.

- Está bien bonito, papi. ¿Aquí vas a vivir?, ¿tú crees que vivan niños en esas casas?
- No sé si vivan niños, hijito, pero los buscamos.

Entramos al departamento y nos recibió una cachetada de olor a pintura fresca. Mateo corrió a escoger cuarto y llegó diciendo que el suyo era el que tenía baño.

Durante cinco minutos me convertí en una señora de Century 21 y me puse a señalar obviedades: ésta es la cocina, ésta es la lavandería, éste es un baño, éste es el otro baño, éste es el cuarto principal, éste es el de Mateo, ésta es la salacomedor, ¿no es tan chica, verdad?...

Mis oyentes vieron todo con atención y me dieron por mi lado.

Luego vinieron las necedades típicas del propietario principiante: ésta parte de la barra la quiero cortar para que quepa un refrigerador grande, esta pared la quiero pintar de otro tono, estas puertas del clóset las quiero cambiar, a lo mejor no compro comedor...

- Papi, ¿puedo ir con Yuyo al parque?
- Sí mijito, vayan.

Me quedé solo con Nene. Yo seguía futureando con muebles que aún no tengo. Pasamos algunos minutos boceteando la mejor manera de colocar un sillón inexistente en una esquina imposible.

Cuando salimos escuchamos el lamento clásico de los columpios oxidados. Mateo dándose vuelo, con las piernillas en flecha y el pelillo explotado de aire. Yuyo atrás con cara de bofe.

El parque del que les hablo es como una loma que remata en lo alto con columpios, bancas y resbaladeros viejos. Mateo se bajó del columpio, caminó unos metros y lo vimos arrancarse colina abajo corriendo, confundiéndose con la crecida yerba silvestre del parque sin mantenimiento. Venía sonriente, trotando en brinquitos, como las niñas del programa de Los Pioneros.

Subió y bajó tres veces.

- Papi, ¿crees que pueda traer a mis tortugas a este parque?
- Claro que sí hijito, estarían muy felices.

Sentí que en mi pecho no cabía más felicidad: mi hijo estaba haciendo suyo aquél espacio, incluso parecía llevarse con el entorno mejor que yo, le puso su firma, su sello; marcó su territorio.

Nos fuimos de allí igual que como llegamos. Pero mi biografía había subido ya un escalón.

Por la noche compartí esta anécdota con la Señorita Pompidiú y me dijo algo con lo que cierro:

- Tus papás deben estar bien orgullosos de ti; de cómo te caíste y te levantaste en versión mejorada.

viernes, 25 de octubre de 2013

Los caminos de la vida

Claro que no son como yo pensaba, y menos como yo creía.

Entrar en detalles daría pie a muchas malas interpretaciones. Eso comparte la escritura con todas las demás artes del hombre: el emisor quiere decir una cosa mientras el receptor capta otra. No es que sea imposible que el mensaje dé en el clavo, lo que pasa es que generalmente andamos distraídos y leemos lo que queremos leer o lo que se nos acomoda. En una pintura uno ve un ojo y el otro una luna. A algunos los calienta Miley Cyrus, y a otros los desviagra. Puras percepciones.

Tanta letra para decir que hoy me siento feliz. Ésa es la única interpretación posible.

Me abrazan dos felicidades, de hecho.

La primera está relacionada con el alivio de la supervivencia. ¿Has estado a punto de chocar y no chocas? Cuando sales vivo de una situación extrema sientes que descansas en un nido de algodones. Yo no estuve a punto de chocar, pero sí pude ser devorado por una bestia sin nombre, el yo auto destructivo, la auto mala leche que sin estar consciente me receté, yo creo que desde los 17 años.

Ahora, después de tres años de montaña rusa por fin transito en lo planito. Y no sé cuánto vaya a durar esta recta floreada, pero hoy la disfruto y la agradezco.

Hace mucho que me dejó de dar vergüenza reconocer a Dios en mi vida. A ese Dios hecho a mi medida. Mi Dios que puede ser el tuyo, pero quién sabe. Le doy gracias a Dios por haber salido bien del espagueti western en el que yo solito me metí. Fue todo un viaje, pero ya llegué.

La otra felicidad proviene de mi no tan grande pero sólido inventario de bendiciones. Empezando por ese niño de pijama de rayas que muy temprano me despierta para que vayamos a ver juntos las lagartijas que grapan sus panzas en la pared. Ese niño que me besa y a propósito me deja en el cachete un tratamiento facial de saliva. Ese amiguito de fin de semana.

Otra bendición es mi trabajo que me sigue gustando y me sigue retando. Mis papás idénticos desde siempre, sanos. Mis amigos y su sentido del humor. Mis amigas y su estimulante cercanía. El techo que acabo de lograr. El Fiesta suavecitos que me lleva a todos lados. El cielo despejado de octubre.

Agradezco de todo corazón a la Maga por ser la cofundadora de mi hermoso hijo.

Agradezco a Mamá Mátrix por ayudarme a despedirme de mi edipo.

Agradezco a la mujer de la banca que no respondió el salud que le ofrecí a sus estornudos. Ella sabe porqué.

Estuve todo el tiempo conmigo pero comencé a negarme a los 17 años (más o menos) y ahora me reencuentro y me digo: qué bueno que regresaste, -eres lo único que tienes-, quédate contigo.

ROLITA POR FAVOR.- Anoche escuché esta canción y me puso con madre. Creo que no le hemos llorado lo suficiente a Michael Hutchence y ya hace casi 16 años que se nos fue, doctor.


viernes, 4 de octubre de 2013

Tres breves

Antes de fugarnos en el fin de semana les comparto tres momentos recientes.

CUYOS.- Oye, papi, (me dijo Mateo), ya sé cómo se casan los cuyos. ¿Cómo se casan?, (le pregunté)
Muy fácil, se trepa uno arriba del otro (me contesto) Ah, mira (...dije...) Sí, papi, el otro día casé a dos porque puse a uno encima del otro (remató). Ah, mira... (...volví a decir...).

RUSH.- ¿Hartos de Eugenio Derbez? Les recomiendo Rush, que se apega íntegramente al cine de entretenimiento. Si acaso hubiera una moraleja, creo que es la de aprender a encausar una rivalidad a favor de un éxito personal. Mis enemigos, rivales, competidores (los de afuera, pero más los internos) no deberían de ser otra cosa que gasolina para mi motor.

FACEBOOK II.- Qué interesante es eso de buscar amigos y amigas en Facebook. Confieso que busqué a una conocida que tiene (y siempre ha tenido) cuerpazo, azo, azo. Y que me va a aceptando, y que me meto a ver sus fotos esperando verla en una playita en bikini y que ni madre, y que es bien defensora de los animales, y que tiene puras fotos de perros con tumores o que buscan ser adoptados, y que me deprimo de ver tanto dolor canino. ¿Y el cuerpazo?

Rolita por favor.- En noviembre se cumplen ¡20 años! de este concierto. Qué buen cierre tuvo.


martes, 1 de octubre de 2013

Facebook I

Es cierto que Facebook es un salón de clases en donde toda la chiquillada quiere hablar al mismo tiempo sin levantar la mano para pedir la palabra. Facebook es una competencia de muros, de pélame que aquí ando, de mira acá está mi foto, de checa mi ocurrencia y éste es mi hijo y éstos son mis cuadritos y éstas son las tostadas que me voy a comer ahorita.

Si los blogs son silencio, Facebook es ruido.

Acepto que hasta donde voy, (apenas llevo una semana y meda con la cuenta), me ha gustado el ejercicio de husmear en vidas ajenas y también de sentirme espiado. Me halaga la retroalimentación abrumante que tiene Facebook en comparación con los blogs: Aquí en seis años he logrado ganarme el gusto de 171 seguidores y allá en 10 días supero los 330 amigos.

Una importante diferencia es que los seguidores me los gané a través de la palabra escrita y de compartir los golpes y las caricias que me ha dado la vida. Siento una empatía acaso más íntima con ellos. Dudo que pueda abrir el corazón y dejar libres mis demonios en Facebook como lo hago aquí, en mi blog. Hasta el momento le estoy dando a Facebook un uso exclusivamente gráfico, una especie de álbum fotográfico. Las letras, las ideas y las reflexiones las dejo para esta otra tribuna.

Como en todos los salones de clases a los que asistí en mi vida, en Facebook también me siento hasta atrás, platico con los de a lado, aviento uno que otro papel nomás para joder y disfruto la compañía de la gente sin involucrarme del todo. Facebook me ha gustado, pero ese gusto no le llega a la satisfacción de escribir y describir aquí.

Facebook también me ha obsesionado (más). Pronto escribiré acerca de esto, mientras tanto ahí nos "me gusteamos" en Facebook.