martes, 29 de junio de 2010

El secreto de sus ojos

Después de que México fue eliminado del Mundial me fui a disfrutar de una película argentina.

¿Vendepatrias, yo?

La amargura que Maradona, el árbitro y Osorio me depositaron en la cancha fue pronto reemplazada por el buen ánimo que me dejó el director Juan José Campanella.

Una pasión por otra, ché.

El Secreto de sus Ojos coloca a un hombre en el filo de dos dificultades igualmente complicadas: recuperar un amor perdido hace 25 años y resolver un asesinato cometido en la misma época en que perdió aquél amor. Además, el protagonista quiere escribir una novela juntando ambos elementos, el amor inconcluo y el crimen impune.

Parece complicada, pero la trama es sencishhhita.

Tal como lo hizo en El Hijo de la Novia (2001), Campanella teje sentido del humor en medio de escenas serias rompiendo el estado de ánimo del espectador, pero sin distraerlo del hilo conductor de la historia. Yo se las recomiendo. Mucho.

Sale un pene, pero no se asusten. ¡Boludos!

miércoles, 16 de junio de 2010

Pronósticos

Sudáfrica y Uruguay empatan a un gol hoy a mediodía.

Mañana, México y Francia igualan a dos tantos. Goles de Juárez y Chícharo, con pases de Giovanni y Guardado, respectivamente.

Todo se define en el tercer partido para las Selecciones del Grupo A.
Hay tensión en éste y en aquél lado del mundo.

Finalmente, México vence a Uruguay uno a cero. Torrado se hace explusar por doble amarilla al jalonear a Forlán en oportunidad franca de gol.

A todos nos vale madre la expulsión. Nos falta capítan, pero tenemos niño héroe.

Por su parte, Francia elimina dos a uno a Sudáfrica. El país anfitrión se pone triste.
¿Te importa?

Toda la película The A-Team es un mugrero, excepto la aparición de Jessica Biel.

Le puedo fallar a estos pronósticos, menos al último.

miércoles, 9 de junio de 2010

Bubímetro

Los treintañeros estamos divididos en un singular vértice que mira hacia dos gustos: ¿Preferimos senos naturales -cualquiera que sea su caída-? o ¿nos atraen más aquellos retocados con cirugía plástica?

La polémica se dio durante la última carne asada con mis amigos, cuando un broder llegó a la reunión con esa cara extraviada que ponemos los hombres cuando acabamos de pagarle un caro capricho estético a la esposa.

En el trámite de su tercera cerveza, el doliente confesó que su mujer le pidió como regalo de aniversario un aumento y reacomodo de bubis, alegando que la maternidad había reducido su abultada copa C a una tímida copa A.

El tema sirvió como excusa para dividir al grupo entre los que están a favor del bisturí y los que simpatizamos más con los senos orgánicos y libres de implantes.

Uno de los presentes defendió su postura alegando que la operación de bubis está out y que incluso revistas como Playboy están regresando "a lo básico" eligiendo a conejitas con senos más discretos como Sara Jean Underwood (foto).

-El reinado de Pamela Anderson se acabó-, dijo y apoyó su argumento hablando muy bien de las flacas sexys como Miranda Kerr que se lucen en el catálogo de Victoria's Secret. (De hecho todos coincidimos en que ese catálogo es más hot que cualquier Playboy).

Otro de mis amigos, que estaba muy concentrado acostando tibones en la parrilla, se dio tiempo para analizar, según él, lo que las mujeres realmente quieren.

-La mujer ve como una obligación tener bubis medianas o grandes. Es parte de su feminidad, así se lo exige su naturaleza, y por eso las que no tienen se sienten inseguras. Es más, la ropa está diseñada para que se vea mejor en las que tienen buen teclado que en las planas-, dijo.

-Pues sí-, contestó otro, -pero entonces si los diseñadores hacen ropa para que se vea mejor en mujeres tetonas, ¿por qué muchas de las modelos son planas y como quiera se ven bien buenas en la pasarela?-.

El silencio nos visitó por algunos segundos.

-Las modelos se ven bien buenas porque están bien buenas- remató un tercero.

Mientras las agujas norteñas llegaban a su punto y los chilacas rellenos de queso se escurrían hacia las brasas, los siete amigos seguíamos sin ponernos de acuerdo. Entonces decidimos preguntarle su opinión a el más práctico de la raza, que siempre está pegado al asador y es conocido por hablar poco, pero menos mal que el resto.

-Es muy sencillo: Hay güeyes que les gusta la arrachera marinada y hay güeyes que les gusta natural. Yo soy de los que la prefieren natural porque creo que si la carne necesitara condimentos, la vaca ya los traería de nacimiento-, dijo, e inmediatamente siguió atizando los cortes incandescentes.

Y se acabó el tema. El resto de la noche discutimos si Messi llegaría a ser algún día como Maradona.

miércoles, 2 de junio de 2010

En la construcción

Hay un momento en que la obra gris deja de ser gris. La casa recién levantada se sigue viendo como una construcción, pero maquillada. La diferencia es una mano de pintura, una lámpara exterior del Home Depot y una maceta de barro falso desde donde se asoma una planta recién nacida.

Los blocks junto con la poca arena sobreviviente son agrupados en una parte de la cochera donde no le estorban al carro necio de los propietarios que ya quieren mudarse para escapar de la cultura de las literas del departamento rentado con unibaño.

Hay pedazos de tabla, huele a yeso, a cemento fresco. También flota una sospechilla de olor a caca. Las cucarachas que estaban ahí antes de que llegaran los arquis, los azulejeros y el velador, salen del claustro para conocer a los humanos con los que habrán de compartir la cocina.

El cielo está despejado, hay poco tránsito en la calle. Apenas pasa una camioneta con los vecinos a bordo que saludan con tibieza para inaugurar ese pacto siempre violable de no agresión y de no intromisión a la vida privada de los de enfrente.

-Pasen arriba para que chequen la vista del cuarto principal- sugiere la mamá o el papá, no importa.

Y ahí van los abuelos subiendo escaleras, en la penumbra, inhalando peste a miada de albañil y pidiendo a Dios no morir como vampiros con una varilla atravesada en la tetilla. Abajo, el feliz propietario abre una cerveza retando al qué dirán. Abraza a su mujer y le siente la clavícula. Respira hondo y concede 30 segundos para dar otro trago a su lata.

-Debo al banco todo este pedo, pero si no era así, no podía ser- dice o piensa, no importa.

A cien metros de ahí, en la esquina que conecta con la avenida principal, pasa un Citation café con la canción "Un Domingo en la Alameda" a todo volumen. Tres perros persiguen a una perra en celo.

martes, 1 de junio de 2010

Kinder sorpresa, kinder desmadre




...Y luego todavía le hacen una rueda para que baile al centro.
¡Eh, eh, eh, eh!