lunes, 19 de noviembre de 2007

Consuelo del que no salió en puente

Qué cómodo es estar aquí frente a una computadora mientras cientos de regiomontanos están ahorita quitándole las etiquetas a toda la fayuca que compraron en McAllen, Laredo o San Antonio.
A ellos me los imagino hartos de cargar bolsas, con los pies hinchados de caminar y con mucha hambre, además mal dormidos y asoleados (Por cierto, ¿por qué ningún mol gringo tiene la delicadeza de poner árboles en sus estacionamientos para que den sombrita a los carros?).

A mis paisanos los imagino también haciendo cálculos a ver si no se pasaron ya del crédito en sus tarjetas y pensando que con el aguinaldo se alivianan. Muchos de ellos compraron a regañadientes algún regalo para el bebé que acaba de nacer, hijo de alguna amiga de su mujer y que todavía ni tienen el gusto de conocer.
Los imagino haciendo cola en algún fast food o peor, en el Red Lobster esperando que el chicanillo de la entrada diga su nombre en spanglish: "Mr. Loupes, mesa para two, Mr. Loupes..."

Otros andan batallando por acomodar los palos de golf que se compraron "para darse un gustito", pero éstos no caben en la cajuela a lado de los ganchos en oferta que compró su vieja, el Wii para los niños, la casa de muñecas para la niña, mucha ropa, una cajonera que estaba rebarata en Target, un juego de toallas color lila y unas patas de gallo ortopédicas que les pidió de encargo la suegra. Además todo el carro está lleno de Doritos, hay también una envoltura de chocolate derretido y latas de coca lait.
La mayoría sufre porque saben que tardarán más de dos horas en cruzar el puente de regreso escuchando todavía a su esposa decir todo lo que les faltó de comprar aún teniendo la cajuela hasta el tope.

Acá en cambio, yo estoy tan a gusto en casa de mis jefes, oliendo cómo se hornean unos chiles rellenos, mientras mi mamá se hace cargo del mocoso de Mateo y esperando a que llegue la Maga que fue a hacerse rayos en el pelo. La pura quietud me sonríe.
Bueno y como no me gusta irme así como así les voy a dejar esta rolita ochentera que me recuerda aquellos bonitos tiempos en los que los Corey eran lo más cool para mí.

No hay comentarios: