Sólo los
desmemoriados aseguran que la
infancia es la etapa más
alegre y
emocionante de la vida. Que yo me acuerde, cuando era niño había muchos ratos
aburridos en los que no podía hacer nada porque estaba
controlado a lo que dictaba la agenda de actividades de mis
papás.
Un ejemplo de momento aburrido infantil: Ir al banco con mi papá. Futa madre, en esos años eran bancos enormes, de filas largas y no había tarjetas de débito ni cajeros automáticos ni dinero electrónico, así que el cliente debía llenar una serie de
formularios antes de formarse en la fila. Entre un "
no toques nada" y un "
quédate aquí sentado" mi papá me dejaba en el sillón de un
Banca Serfin que estaba en el Centrito del Valle. Ahí, una de mis "
diversiones" era contemplar el peinado tipo té canasta de una señora bien vestida que imagino era la
gerente. Para explicarme mejor, la señora se parecía mucho a
Margaret Tatcher. Yo no sé porqué sentía que esa ruca me iba a
regañar si me movía de mi lugar y también me daba la impresión de que los niños
no éramos
bienvenidos en esas atmósferas
solemnes que tenían los bancos antiguos, nadie te tiraba un
pedo, nadie te pelaba y mucho menos había
televisión como en algunos bancos actuales. Por fin, ya cuando mi papá llegaba a
rescatarme de ese aburrimiento
bursátil me decía: "Ya mero nos vamos hijo, sólo deja paso con el Sr. Fulano a preguntarle una cosa..." y madres, ahí se nos iba otra
media hora.
Otro ejemplo de momento aburrido infantil: Ir de visita a casa del compadre Nacho. Futa madre, el compadre Nacho vivía en la
Colonia Primavera, o sea, nosotros íbamos de
San Jerónimo hasta allá a bordo de nuestro
Renault 12 color café con leche y para mí era un trayecto
enorme y
tedioso. Era como viajar a otra ciudad. Llegabas a casa del compadre Nacho y su esposa siempre estaba en
bata de dormir, (así la recuerdo aunque no apuesto que sea cierto). Los hijos del Nacho no tenían
Atari ni carritos ni nada. Mi jefe se la pasaba con madre allí, se cagaba de risa a cada rato y yo cabeceaba en la sala esperando el ansiado "
Ya vámonos". Esas noches siempre terminaban de la siguiente manera: Yo
jetón cargado por mi mamá, mi hermana
Irene con una cara de
fastidio difícil de superar y mi papá
alargando la despedida de su compadre en la
cochera de éste. El regreso era aún
más largo, yo venía acostado en el
asiento de atrás y a veces me despertaba y veía pasar por la ventana del carro las ramas de los árboles, los postes de luz, la oscuridad...
Lo
peor es que a todas las
reuniones que tenían mis papás con sus amigos nos tenían que llevar porque no había con quién dejarnos en la casa. Además era bien difícil hacer
amistad con los hijos de los amigos de mis jefes y yo odiaba que me obligaran a jugar con alguien que
nunca había visto en mi vida. -"
Eugenito, vete a jugar con
Memito, ahí a su cuarto"-, me decía la anfitriona, pero invariablemente el pinche
Memito no quería
prestarme nada y hasta me corría de su
cuarto. Entonces yo no hallaba mi sitio, ni con los "grandes" que no me querían ahí cerca, ni con
Memito que era
reculo para prestar sus juguetes.
Pero, ¿
por qué escribo de todo esto? Pues porque ayer le
receté a
Mateo su primera mañana aburrida conmigo. Pobre, me lo llevé a "dar vueltas", fuimos al laboratorio por unas fotos, a lavar el carro (y hoy llovió, claro) y a Soriana por provisiones, toda la faena la hicimos con un
frío de la
chingada. Ahí me tienen
bajándolo y
subiéndolo del carro, abrochándole la
chamarrita, poniéndole el
gorro, tapándole las manitas, etc. Total pura incomodidad para ambos, pero yo de necio quería pasar una mañana con mi hijo, llevarlo a la rutina ordinaria, que supiera lo que hago un día que no voy a la oficina y que la gente me viera e imaginara lo
buen padre que soy porque llevo al niño a todos lados, bla, bla, bla...
Pero la neta es que me dio
culpa porque mi hijo se
aburrió un chorro
conmigo y dudo mucho que antes a un
papá le diera culpa eso.
¿Por qué me da culpa aburrir a mi hijo? Porque creo que ahora los nuevos papás estamos muy preocupados porque nuestros hijos
no se aburran. Los metemos a
estimulación temprana, maternal y kinder desde
bebés porque el chiste es que el niño tenga cosas que hacer, se distraiga, socialice y se canse. Nos aterra que el niño se nos aburra en casa y que de grande sea un adulto
aislado, un
antisocial, un
ermitaño.
Además nos da
culpa que se aburran los hijos porque hoy en día todo está
diseñado para que no se aburran, es decir, los comercios están
acondicionados para tener contentos a los niños, cada vez más restaurantes tienen un espacio de
juegos infantiles, los bancos tienen televisión, las iglesias misas para niños y los carros sistemas de
video para que ellos vean películas mientras los papás se la
rayan a alguien en el tráfico. Hasta hay lugares para que los huercos se diviertan haciendo cosas de adultos como
Kidzania y
Mundo de a Deveras.
La
nueva generación de papás padecimos de
niños el aburrimiento porque el mundo estaba diseñado más para la
satisfacción de nuestros papás y en realidad nadie se preocupaba si los hijos se aburrían. En cambio, ahora, todos acelerados y con un
miedo injustificado, queremos que nuestros hijos se
diviertan todo el tiempo, en cualquier salida, como nosotros no pudimos hacerlo.
¿No será que
seguimos estando bien
aburridos y que nuestra
única diversión es ver que ellos se diviertan?