viernes, 7 de diciembre de 2007

Por 10 mil pesos

Seis años de mi vida traje el pelo largo. En esta foto tomada en Vancouver en 1993 pueden ustedes ver el porqué alguna gente me dice (¿cariñosamente?) chubaca.
Nunca justifiqué un motivo izquierdista ni ideológico detrás de mi greña. Creo que la traía larga porque me gustaba traerla larga y punto. Además era como un medio para identificarme con muchos amigos que también dejaron de cortarse el pelo a principios de los años 90.

Lo chistoso era que había gente que te etiquetaba si te veía greñudo. Lo peor que podían decirte eran jaladas como éstas: "es que tú eres un hongo", "te la bañas, porque eres bien hippie" o "es que tú eres muy alternativo"... ¿Alternativo, yo?, Ja-ja-ja. Si siempre he sido el güey más regular y alienado que existe. Es decir, sí me gustaban la música y el cine "alternativos", pero también me emocionaba con Selena y Los Dinos, y con telenovelas como La Pícara Soñadora y Las Muchachitas.

Si la gente se me acercaba como queriendo que les diera una respuesta al misterio del cosmos gracias a mi apariencia de gurú, nunca sabía qué opinar.

Lo que sí es cierto es que tener el pelo largo para mí era como anunciarle a la sociedad de que yo, mientras fuera estudiante, no iba a pertenecer al renglón de los hombres pelo corto y bien rasurados. Pura rebeldía pendejona y ligera, lo sé, pero era mi manera de NO pertenecer al sistema-social-fresa-wannabe de Monterrey. (Aunque sin el sitema nunca hubiera podido sobrevivir).

El caso es que un mal día el sistema, la sociedad y las leyes de consumo terminaron con mi greña y mi defensa a la "individualidad". Me vendí gacho.

Resulta que después de terminar la Universidad comencé a trabajar de modelo en el DF y en uno de esos castings que hice les gusté a los publicistas de la marca AVON (¡Sí de AVON!). Se trataba de una campaña a nivel nacional en la que yo sería la imagen de una loción pinchísima, pero como parte del contrato el galán de barrio (o sea yo) debía tener el pelo corto. Al principio me negué, pero la verdad es que tenía muchos meses de no ver números negros en mi cuenta bancaria y ya debía varias rentas y recibos.
- ¿Cuanto pagan?, pregunté a mi "representante".
- Diez mil pesos, me contestó.
- Chinge a su madre, pensé.
Finalmente me cortaron el pelo, hice la campaña, creo que no se vendió ni un frasco de loción y me gasté en una semana las 10 mil lucas. Recordando esta anécdota de pelos, se me vino a la mente la canción 74-75 de The Connells. En el video se ve cómo un grupo de adultos recuerda las fotos de cuando eran estudiantes y tenían una mejor greña. De jóvenes se ven cool, pero de adultos, medio puñetones.
Por favor véanlo, está padre, denle click aquí.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

HEY PRIMO SI TE HACE FALTA HABLAR UN POCO MAS SOBRE TU CARRERA DE MODELO JEJEJE!!
CUIDATE MUCHO UN BESOTE A MATEO Y SALUDOS A MAGA.
TU PRIMA
ALE G.

Alice dijo...

te lo deberias dejar crecer, al menos un poquito... como Mateo...

Alice dijo...

te lo deberias dejar crecer, al menos un poquito... como Mateo...