viernes, 21 de diciembre de 2007

Jefe: hay un crudo en la oficina

Lo primero que tienes que hacer es ponerte los audífonos que te clavaste la última vez que viajaste por American Airlines y navegar en You Tube hasta que alguien venga a tu lugar a regalarte una canasta con galletitas o empanadas navideñas.
Ésa es la prueba de fuego porque sabes que tienes que agradecer el gesto con un abrazo pero temes que la esencia tecatera que traes le rebote en la cara a tu abrazado. Le dices que muchas gracias, que le deseas lo mejor y que las galletitas se ven muy ricas. Todo esto lo hablas para adentro, según tú, para que el aliento se te regrese por el esófago.

Otra vez te sientas. No sabes si traes mucha sed o mucha hueva como para levantarte por una coca light. Finalmente te levantas y te diriges a la máquina de refrescos. Vas muy derechito y mentalizando cada uno de tus pasos; pero tu error es que andas más amable de lo habitual y saludas a gente que en tu pinche vida has pelado. Si te descuidas hasta puedes lanzar un silbidito mientras caminas, según tú para que todo se vea muy normal, pero la realidad es que estás sobreactuando.
Abres la coca y con el primer trago le bajas la mitad del contenido. El gas provoca una bomba de tiempo en tu estómago y los ojos te comienzan a lagrimear. Te metes al baño y te saludas en el espejo. Ves que traes los ojos rasgados como de Jacobo Zabludowsky.

Regresas a tu lugar, te pones otra vez los audífonos y te pierdes en internet. Toda tu materia gris es pólvora húmeda, no ligas un pensamiento con otro y además traes una culpa extraña que te hace imaginar que eres Charles Manson con piel de oveja.
No quieres que nadie te hable y no quieres hablar con nadie, no puedes tomar una decisión ni enfocarte en algún asunto. Quisieras que tu cubículo tuviera una cortina de metal para encerrarte con candado y dormirte sentado.
Tus prioridades cambiaron en pocas horas: ayer querías seguirle hasta el amanecer y hoy eres un individuo arrepentido que sólo desea que alguien le preste el disfraz del Hombre Invisible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajaja.....y con suerte puedes no traer un siento no siento..porque si lo traes que chinga maestro
paco E