viernes, 18 de julio de 2008

Quince minutos de infamia

Tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol son tres actividades obsoletas para dejar huella en este mundo charchino.

¿Tener hijos?, qué hueva y además este planeta ya no necesita gente, lo que necesita son robots para servir a la gente. ¿Como el torpe y carismático Wall-E?, igual y sí.

¿Escribir un libro?, para qué si yo, tú, él, nosotros, ustedes y ellos, podemos dar de alta un blog y escribir ahí cualquier mensada.

¿Plantar un árbol?, pues tampoco porque la ciudad crece para arriba, cada vez hay más gente viviendo en departamentos y el compromiso de cuidar las áreas verdes se ha reducido a regar aquél helecho que se asolea en nuestro balcón.

Las nuevas maneras para trascender en este mundo lleno de monitores de plasma son sencillas y en general son dos. La primera es participar en un reality, o al menos haber hecho fila para estar en él. Basta con ver las audiciones de American Idol o de cualquier otro programa de concursos para darnos cuenta de la sed de notoriedad que tenemos (¿tenemos, kimosabi?).

Cualquier estupidez que sepamos hacer la vendemos como la gran neta. El ridículo nunca antes había sido tan cotizado, los circos deberían estar en la quiebra pues los freaks andan sueltos y, lo peor de todo, están bien pagados. La buena reputación ya no sirve para nada.

He visto en la tele a una señora que rompe un pedazo de madera con un enorme par de chichis, a un niño que avienta leche por los ojos y a un anciano bien bronceado y con brillitos que se encuera a la primera. ¿Todos queremos nuestro aplauso diario?, sí, todos. El intelectualoide que diga que no espera ser recordado o reconocido es un pinche mentiroso.

Ahora, si lo tuyo no es el reality otra manera de alcanzar los 15 minutos de fama que pronosticó Warhol es subiendo un video a You Tube. No importa de qué sea. Por ejemplo, puedes agarrar tu celular y grabarte en close up recién levantado durante un minuto y luego subirlo a la red bajo el título de: "Cara de Esteban una mañana cualquiera" y ¡uuooooh! al rato hasta tienes fans de otros países escribiéndote cosas como: "Tu cara se parece a la de un primo que hace mucho no veo", o "yo siempre me levanto con esa facha", o "pinche huevón ya levántate", o "pareces puto acostado", o "me gustan tus sábanas, ¿dónde las compraste?"...

La fama a como dé lugar es hoy un valor principal. Convertirnos en "gente conocida" ya sea en nuestra cuadra, colonia, ciudad o continente es nuestra búsqueda constante. Después de todo, los hijos que tengamos crecerán y se irán, los libros que escribamos se llenarán de polilla antes de que alguien los lea y los árboles que plantemos un día serán talados para construir un estacionamiento.

¿Pero la fama bien o mal ganada?, ¡ésa es para siempre!, ¡yuuupiii! (Tú eres algo para siempre, ¡para siempreeee!, cantaría Magneto, otro famosísimo y talentosísimo grupo mágico-vocal).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

EL ZORRILLO BASTO CON UN PEDO BIEN DADO A PROPOSITO PARA SERLO...

CEPILLIN Y MIMOSO BASTO CON MADRAER AL MAESTRO MAS VALEMADRISTA Y CON PANTALONES QUE EXISTIA PARA HACERSE FAMOSOS

LA PUMBA(APODO MAS CHIDO QUE CONOZCO) BASTO CON UNA MADREADA DE SU VIEJA Y LA REPRODUCCION DE LA MISMA MADREADA A LA GENTE INDICADA PARA SER FAMOSO AUNQUE HAYA SIDO INVOLUNTARIO.

NOSE SI LO QUE MENCIONO TENGA QUE VER CON LO QUE ESCRIBISTE...PERO ME CAGUE DE LA RISA RECORDANDO ESTO

Lourdes dijo...

oye que buena idea voy a buscar a mi primo perdido en youtube jajaja
que risa con eso

Es cierto lo que dices.

Debo de confesar que yo uso youtube para ver conciertos jajaja


saludos,
L