jueves, 31 de julio de 2008

Al final del pasillo

Llegó a nuestra casa de pie y salió de ella en camilla, muerto.

Él era de los que terminan de comer y ya están pensando qué van a cenar. Fue antojado hasta la muerte, literalmente. La enfermedad se había adueñado de su cuerpo como posesionara ejidal, pero él se daba lujo de pedir que le trajeran unas enchiladas del parque, aunque fueran las últimas enchiladas que habría de comer en su agonía.

No le gustaba que los hombres usaran pelo largo y por eso yo casi nunca iba a visitarlo a su cuarto al final del pasillo. Me daba miedo su posible rechazo. Siempre pospuse el momento de ir a verlo para otro día, para otra hora. Me arrepiento de eso porque en los últimos días de su vida fue más amigo de su enfermero que de su nieto.

Tener un enfermo terminal en casa es como abrirle la puerta a la muerte poco a poco. Negocias con los peores escenarios y la despedida deja de asustarte. Notas que los de afuera ponen cara triste cuando se enteran de tu situación, pero tú que vives con ello ya estás con un pie y medio en el espacio de la resignación. La gente no sabe cómo darte el pésame, pero la verdad es que no lo necesitas.

Una noche lo vi morir y escuché a su hijo mayor llorar. Luego llegaron los de la funeraria y al día siguiente todo fue ropa negra, café, abrazos, mucha comida, carcajadas y echar desmadre. La muerte también es una fiesta. Es el sello Guzmán.

miércoles, 30 de julio de 2008

La frase que no escribí

Amiguitos, desde aquí declaro que el onceavo mandamiento es: No desearás el blog de tu prójimo.

¡Chíngale!, si esto fuera cierto sería un pecador perpetuo pues diario me meto a los blogs de otra gente y me doy cuenta que me rebasan en todo: diseño, redacción, creatividad, chispa, anécdotas...

Ayer me metí a uno de mis favoritos y encontré la frase que a mí me hubiera gustado escribir algún día:

"El mundo que habitamos es terrible. Tan terrible que la única escapatoria es amar".

He masticado todo el día esta oración. De alguna manera me alivió de esa enfermedad que tengo, pero que todavía no distingo y que aún no puedo nombrar. Se me hace la frase más bella que he leído últimamente. No conozco a su autor, es decir, entro a su blog todos los días, pero no lo conozco personalmente. Sólo sé que le gusta, como a mí, Julio Cortázar.

Así como no me gusta que me canten Las Mañanitas en mi cumpleaños, tampoco me gusta echarle porras a la gente, pero a este güey, que a veces anda borracho y a veces ebrio (¿a quién me recuerda?) le dedico un aplauso de Lucas.

Chequen su blog, aquí les paso la liga. Disfrútenlo.

martes, 29 de julio de 2008

Secsi XVI

Peor que subirse a un taxi sin clima son las llamadas que recibo de mi amigo el necio, ése que se llama como yo y que cumple años el mismo día que yo.

Hace rato me habló por teléfono para decirme lo siguiente:

-Qué pedo joto... Oye, ¿te acuerdas que en los 80's y 90's las viejas nunca abrían las piernas cuando les tomaban fotos en traje de baño? Pues afortunadamente esos tiempos ya pasaron carnalito, la especie humana ha evolucionado porque en la generación actual dominan las mujeres que no muestran temor en abrir sus piernas al flash, ¡que viva la Ma. 'Conchita' Alonso!, ¡queremos ver labios, labios, labios!".

- Qué interesante-, le dije, -¿tienes algún ejemplo gráfico de la estupidez que estás diciendo?.

- Claro babas, aquí te paso una linda estampa de la modelo Keeley Hazell ¡Empáchese güero!, ¡aplícate con el rascahuele!, ¡no le saque al raspado de tejido adiposo!.

Y antes que mi amigo colgara me llegó un mail suyo, sin palabras, pero con esta foto.

lunes, 28 de julio de 2008

Súper Asterisco 86

Si alguien conoce al amable licenciado Norberto Valdez dígale que este post está dedicado a su persona (suya de él) y que no debe perdérselo. ¿Para qué dedicar unas cuantas líneas a un funcionario de Telcel?, pues porque uno de los principios, fines y objetivos de este blog es denunciar trabajos miserables y Mr. Valdez tiene uno, quizá el peor de los trabajos miserables: Llamar en DOMINGO a sus clientes morosos para invitarlos (con cierto acentillo de amenaza) a pagar la deuda con esta compañía.

Como diría Maderito: A ver si me explico. Imaginen que es domingo y que traigo la cruda y la lagaña entre ceja y ceja. Imaginen que abro la puerta de mi clóset y veo que mi teléfono celular está parpadeando, signo inequívoco de que alguien me dejó un mensaje de voz. Imaginen que oprimo el *86 para recuperar ese mensaje pensando que es de mi mamacita santa que me quiere invitar a desayunar birria. Imaginen que el mensaje no es de mi progenitora sino de un cabrón (sin progenitora) que me indica que si no pago la deuda de 626 pesos que tengo con Telcel voy a ser procesado en el buró de crédito (¡qué mello!). Por último imaginen la hueva y el coraje que sentí porque esa "enorme" deuda yo la había liquidado justamente el día anterior, el sábado.

¿No tendrá Telcel un sistema preciso que les indique cuales de sus clientes ya pagaron y cuales todavía no? En vez de andar invirtiendo en publicidad con Marthita Higareda anunciando el fantoche iPhone, mejor compren un buen sistema para evitar que gente tan respetable como Norberto le ande hablando a gente inocente como yo. 'Nche caon.

Cuando escuché su mensaje intenté comunicarme con "Norbertillo el Dominical" al número que quedó grabado en mi teléfono, nomás para decirle que no estuviera chingando y que yo ya había pagado esa factura, pero me contestó esa alentadora grabación que dice: "El número que usted marcó se encuentra fuera del área de servicio, le sugerimos llamar más tarde". Sí cómo no, al rato les hablo a estos pinches cobradores de mala puntería, pensé.

Pero la neta, la culpa no la tiene este empleado de Carlos Slim, la culpa la tengo yo porque no pagué a tiempo la factura de mi celular (me tardé 18 días). Soy un delincuente y peor, soy un moroso (si junto esta palabra con "poroso" puedo hacer un buen poema).

En ocho años que tengo con la línea nunca me había tardado tanto en pagar; no me justifico y supongo que ha de haber un chingo de gente que no paga y se hace güey, pero, ¿Mr. Valdez no hubiera podido echarle un ojo a mi limpio expediente y hacerme el favor de bajarle a su pedo?. Lo que sí me molestó mucho es que además le llamaron a mi mamá para darle el chisme de que su hijo (el más peludo de sus hijos varones y también el único) toma chocolate y no paga lo que debe. ¿Para qué le hablan también a mi mamá?.

Y repito: al momento que recibí la llamada esa deuda ya estaba PAGADA.

No quiero que me hagan un monumento al cliente cumplido, pero en todos estos años he pagado lo que a Telcel se le ha hinchado cobrarme. Ni siquiera me entregan un papel que confirme los números a los que marco y los tiempos que me tardo en cada llamada. Si ellos quieren, y no dudo que lo hayan hecho alguna vez, me pueden inventar cualquier cantidad de llamadas para cobrarme más.

Pero la culpa es siempre de uno, del ciudadano agachado acostumbrado a pagar y no cuestionar. Si me alegan que Norberto Valdez está haciendo su trabajo (miserable) y que es su responsabilidad andar persiguiendo clientes incumplidos, yo les diré que estoy de acuerdo porque que cada quien debe partirse la madre para llevar comida a la mesa, ropa al clóset y sexo a la cama en la forma que mejor le mueva, pero, PERO, con la mano en la cintura y con pose de Doña Florinda denuncio desde esta pedorra tribuna que no me parecieron correctos y/o adecuados los modos que usó conmigo el Departamento Crediticio Internacional de Telcel. (Mucho nombre para una oficina tan rascuache).

Yo soy Telcel y espero que por tu bien tú no lo seas.

Bati conclusiones

Estoy consciente que a estas alturas del partido a ninguno de ustedes le interesa hablar de la nueva película de Batman, sin embargo, aquí les van mis conclusiones al respecto:

- Cada vez que Christian Bale se viste de hombre murciélago habla como si se hubiera tragado a Clint Eastwood. ¿Era necesario ese exagerado tono de voz rasposo tan a huevo?.

- Si yo fuera la mamá de Tarzán le hubiera puesto a esta película El Guasón Chingón porque la película inicia y termina siendo suya.
Es más, a mí me estorbaron algunas escenas en las que salía solo Batman porque lo más estimulante es ver a Heath Ledger en acción. Y no es que él se haya robado la película, simplemente la película ES suya. Si los de la Academia lo nominan a un Óscar me vale madre porque como quiera nunca o casi nunca han ganado mis favoritos.

- Al director Christopher Nolan le faltó incluir al menos una escena en la que veamos a Bruce Wayne llorando la muerte de Rachel Dawes. ¿No estaba bien clavado con ella?, ¿que no era ella el amor de su vida y el motivo de sus desvelos?. La pobre tipa chupa faros y el pinche Wayne no suelta ni una lagrimita ni se organiza una peda para honrarla, nada, le valió madre.
Se me hace que en el fondo, lo suyo, es andar de puta en puta.

- A mí no me engañan, el destino de Dos Caras está inspirado en la vida de Darth Vader. Tanto Harvey Dent como Anakin Skywalker estaban destinados a ser héroes, a salvar a una ciudad y a una galaxia, pero los dos terminan como villanos desfigurados de la cara porque a uno le matan a su vieja, y al otro le dicen que su vieja se va a morir en el parto. Pobres güeyes.

- Maggie Gyllenhaal tiene cara de marranito, pero me gusta y me cae bien; además es de mi salón y es todo un trapeador.
Eso es todo lo que puedo decir de ella.

- Con esta película Heath Ledger entró directo al Club de Muertos que Actúan Mejor que los Vivos. El presidente honorario de este club es Massimo Torisi, quien falleció después de filmar El Cartero en 1994 (¡gran año!) y como tesorero general está Brandon Lee, muerto en pleno set de El Cuervo. Entiendo que algunos opinan que sus actuaciones están sobrevaloradas porque murieron antes de que sus películas fueran estrenadas, pero esa lógica tiende a destruir los mitos que a mí me gusta crearme en la cabeza. Sé que creer en este tipo de leyendas es como cuando cortas con una novia antes de que ella se dé cuenta que eres una lacra podrida: Para ella y sus papás siempre serás aquel hombre decente que algún día quiso ser parte de la familia, pero en realidad eres peor que la popó rebelde.

viernes, 25 de julio de 2008

Cuento breve

Hola le dijo ¡hola! a Adiós y Adiós le dijo ¡adiós!.

jueves, 24 de julio de 2008

'Los hijos crecen muy rápido'

Esta frase la saqué directamente de la página 37 del Manual de Frases Choteadas que Decimos los Papás.
Pero es tan choteada como cierta.

Uno no alcanza a disfrutar el crecimiento de sus hijos, y peor, te la pasas extrañando las etapas anteriores: ¿Te acuerdas cuando lloraba cada vez que lo bañábamos?, ¿te acuerdas cuando apenas gateaba?, ¿te acuerdas su primera carcajada, su primer diente, su primera papilla, su primer paso, su primer beso, su primer 'papá'?...

Y ahí te la llevas, pero tampoco puedes sentarte a deshojar completa la melancolía porque mientras andas en ese duelo mental a tu hijo se le ocurre hacer algo nuevo y no puedes perdértelo por andar comiendo mocos en el pasado.

Ayer, a las dos y cacho de la madrugada, Mateo por primera vez escapó de su cuna y se dirigió a nuestra cama, pero como mi pequeño Houdini encontró la puerta de nuestro cuarto cerrada echó un grito tan fuerte que me sacó uno de esos pedos primitivos que apenas se están formando en el intestino grueso y que maduran ahí de las 8 de la mañana.

Brinqué como patinador olímpico a su encuentro, lo abracé e intenté tranquilizarlo (¿un papá intranquilo tratando de tranquilizar?), pero no logré que volviera a acostarse en su cuna, así que lo llevé de contrabando a nuestro lecho nupcial.

Ahí se revolcó, averiguó, pateó las costillas de sus creadores y terminó por quedarse jetón. Yo perdí el sueño porque me metí al laberinto habitual de esas horas: ¿Estará bien que duerma con nosotros?, ¿se hará un niño chiflado, dependiente?, ¿vale más aguantar a que llore, se canse y se quede dormido en su cuna?, ¿qué tan perjudicial es que se acostumbre a dormir con nosotros?, ¿por qué me da por cranear estas cosas a las casi tres de la mañana?, ¿por qué me cuesta tanto sacar conclusiones y tomar decisiones?, ¿por qué estoy de mal humor pero al mismo tiempo lleno de ternura viendo a este hombrecito atravesado en mi sábana?.

En algún momento de la penumbra, la Maga se llevó al diminuto ilegal de nuestra cama y la paz regresó al cuarto. Pero es cierto, los hijos crecen demasiado rápido, muy pronto la cuna deberá ser desarmada y ocupará algún sitio en el cuarto de desperdicios hogareños. Entonces compraremos una camita y extrañaremos los tiempos de la cuna.

miércoles, 23 de julio de 2008

Hello, Dolly!

Todas las mañanas, y al mismo tiempo, a los regios nos cambian el casetito en el módulo del cerebro que regula la conversación y por eso todos hablamos de lo mismo. Tenemos un diálogo uniformado. Somos novedosos, pero comentamos y sobamos la novedad tantas veces que nos volvemos aburridos.

El tema que hoy nos ocupa a todos los habitantes de esta pedorra ciudad es la llegada del huracán Dolly. Que a qué hora llega, que cuánta lluvia trae, que porqué se llama así, que si se va a cancelar la carne asada de mañana, que si va a haber trabajo, que a qué hora es mejor ya no salir de tu casa, que si Dominos va a respetar los 30 minutos en los que tiene que llegar la pizza, que qué miedo, que no es para tanto, que ya se empezó a nublar, que ya llegó a categoría dos, que ¡chin! dejé la ropa tendida, etc.

A mí lo único que me da gusto es ver cómo se regresan en chinga a Monterrey todos los huevones que andaban tirando bola en la Isla del Padre. Me alegra (y hasta me da culpa sentirlo) que se les hayan echado a perder sus vacaciones. Suelo amargarme por muchos motivos, pero tengo bien identificado que no ver el mar por lo menos una vez al año me amarga más que otras cosas.

Por eso, mi lado envidioso (que es grande y chico como todos mis lados) se alegra viendo que los que sí pudieron viajar a la playa estas fechas tengan que regresarse por culpa del mentado Dolly, que por cierto, es un nombre muy maricón para referirse a un huracán.

Me voy antes de que empiece a llover, porque eso de ver gotas caer no me gusta nada, nadita.

lunes, 21 de julio de 2008

Uno, dos y tres

Y entonces Dios me preguntó: ¿Qué aprendiste el fin de semana, hijito?
Y yo le contesté: Pues no mucho mi Dios, pero más o menos te puedo resumir la jornada de "descanso" en estos tres temas.

LUMBALGIA. Todo el domingo me la pasé agachado correteando al único niño que amo en todas sus facetas. Su madre no desaprovechó una invitación que le hicieron para ir a gastarse una suma importante de dólares a Laredo. Ese dinero habría podido servirnos para pagar la simpática tenencia del Astra, el más fregado (y único) carro que tenemos, pero mi vieja decidió que era más importante gastarlo en un viaje "de ida y vuelta" (de ida y vuelta como nuestro salario).
Dos factores ayudaron a su huida: el dólar está muy barato y yo soy un pelele.

Mateo quedó desmadrado (sin madre) y yo desposado (sin esposa) desde el sábado en la noche, así que ni me dio tiempo para calentar los músculos de la espalda. Los que todavía no son papás tienen que saber que lo primero que se nos termina con un bebé, después de los ahorros, es la columna vertebral.

Fui un papasote todo el domingo, la neta que lo hago bien. Lo llevé a taquear, a misa, al parque, a que le diera un beso volado a los abuelos, a que brincara en los inflables, a que caminara descalzo por el centro comercial, a que lo viera su tío Eddie y a cenar. Y todo lo anterior, señoras y señores (como dice Joserra), sin la ayuda de "Mary", nuestra carreola.

No crean que fue un descuido no apoyarme en tan útil aparato, lo que pasa es que últimamente es contraproducente porque Mateo ya no aguanta sentado y entonces preferí cargarlo todo el día aún sabiendo que hoy no iba a soportar el dolor de espalda.
Una nueva tortura hay para mí: Tratar de amarrarme las cintas de los zapatos. ¡Ouch!

iPODs. Más rápido cae un violador que un cojo, o algo así. Un día dije que lo mío, lo mío, lo mío eran los CD's y ahora resulta que tengo no uno sino dos iPods. Me siento como Britney Spears que nomás confesó querer llegar virgen al matrimonio e inmediatamente después empezó a darle hasta por chicuelas.

Cuatro personas confabularon contra mi retrógrado espíritu y el día de mi cumpleaños me regalaron estos dos aparatos del demonio. Lo mejor es que uno de ellos venía nutrido con 603 de las canciones que más me gustan. Qué chulada.

El sábado en la noche, como andaba home alone, deposité a Mateo en su cuna no sin antes comprar una no moderada cantidad de tecates para estrenar uno de mis dos iPods (tengo que seguir presumiendo que tengo dos, perdón). Aquella fue una peda entre el yo de ahora y los muchos yos que viven en cada una de mis canciones favoritas.

Pinche iPod, hasta parecía que me conocía. Me fue dando estocadas de Fobia, Jet, Pulp, Beck, Olive, Counting Crows, The Cure, Nirvana, Morrissey, Aimee Mann, Sting y un largo etcétera. La última vez que voltee a ver el reloj de la cocina eran las 4:37 de la madrugada y apenas iba en la canción 128. "Este aparato me dura unas 6 borracheras sin interrupción", le dije a Ramona que a esas horas estaba muerta de sueño y de aburrimiento.

Les confieso que hablé solo, eché lágrimas, me ganó la melancolía, me maravillé con mi presente, recordé ex novias, pensé en amores inconclusos, en viajes pasados, en amigos que hace mucho no veo (te extraño pinche Paco) y hasta imaginé cómo sería la carita de una hija que quiero tener en un futuro así tenga que vender un riñón (lleno de pipí con tecate). Todo este combo de emociones sucedió durante la primera noche oyendo mi iPod. Qué buen producto.

BATI ESTRÉS. Si ya vieron la última película de Batman...¡no me hablen! A cada rato alguien se me acerca y me pregunta: "¿Ya la viste?" y yo sufro porque no me gusta que me cuenten ni cómo empiezan los créditos. Desde el viernes le ando sacando la vuelta a esos afortunados compañeros de oficina que ya la vieron, porque es un deporte muy popular entre periodistas contarse las tramas.
"No te voy a contar el final", me dicen y yo les respondo: "¡No me cuentes ni el principio!".

Una penosa confesión: Batman Begins, la primera de esta nueva serie de películas de Batman que se estrenó en el 2005 me gustó tanto que al día siguiente que la vi me puse a hacer un chingo de ejercicio y hasta pensé en tatuarme un murciélago en la espalda. Sí, así de naco mi caso. Pero la verdad es que creo que Christopher Nolan retrató a este personaje como ningún otro director lo ha hecho con algún otro superhéreo, y eso que a mí ni los cómics ni los superhéroes me encantan.

Y ya me voy, porque para ser lunes he escrito demasiado. Buen inicio de semana.

viernes, 18 de julio de 2008

Quince minutos de infamia

Tener un hijo, escribir un libro y plantar un árbol son tres actividades obsoletas para dejar huella en este mundo charchino.

¿Tener hijos?, qué hueva y además este planeta ya no necesita gente, lo que necesita son robots para servir a la gente. ¿Como el torpe y carismático Wall-E?, igual y sí.

¿Escribir un libro?, para qué si yo, tú, él, nosotros, ustedes y ellos, podemos dar de alta un blog y escribir ahí cualquier mensada.

¿Plantar un árbol?, pues tampoco porque la ciudad crece para arriba, cada vez hay más gente viviendo en departamentos y el compromiso de cuidar las áreas verdes se ha reducido a regar aquél helecho que se asolea en nuestro balcón.

Las nuevas maneras para trascender en este mundo lleno de monitores de plasma son sencillas y en general son dos. La primera es participar en un reality, o al menos haber hecho fila para estar en él. Basta con ver las audiciones de American Idol o de cualquier otro programa de concursos para darnos cuenta de la sed de notoriedad que tenemos (¿tenemos, kimosabi?).

Cualquier estupidez que sepamos hacer la vendemos como la gran neta. El ridículo nunca antes había sido tan cotizado, los circos deberían estar en la quiebra pues los freaks andan sueltos y, lo peor de todo, están bien pagados. La buena reputación ya no sirve para nada.

He visto en la tele a una señora que rompe un pedazo de madera con un enorme par de chichis, a un niño que avienta leche por los ojos y a un anciano bien bronceado y con brillitos que se encuera a la primera. ¿Todos queremos nuestro aplauso diario?, sí, todos. El intelectualoide que diga que no espera ser recordado o reconocido es un pinche mentiroso.

Ahora, si lo tuyo no es el reality otra manera de alcanzar los 15 minutos de fama que pronosticó Warhol es subiendo un video a You Tube. No importa de qué sea. Por ejemplo, puedes agarrar tu celular y grabarte en close up recién levantado durante un minuto y luego subirlo a la red bajo el título de: "Cara de Esteban una mañana cualquiera" y ¡uuooooh! al rato hasta tienes fans de otros países escribiéndote cosas como: "Tu cara se parece a la de un primo que hace mucho no veo", o "yo siempre me levanto con esa facha", o "pinche huevón ya levántate", o "pareces puto acostado", o "me gustan tus sábanas, ¿dónde las compraste?"...

La fama a como dé lugar es hoy un valor principal. Convertirnos en "gente conocida" ya sea en nuestra cuadra, colonia, ciudad o continente es nuestra búsqueda constante. Después de todo, los hijos que tengamos crecerán y se irán, los libros que escribamos se llenarán de polilla antes de que alguien los lea y los árboles que plantemos un día serán talados para construir un estacionamiento.

¿Pero la fama bien o mal ganada?, ¡ésa es para siempre!, ¡yuuupiii! (Tú eres algo para siempre, ¡para siempreeee!, cantaría Magneto, otro famosísimo y talentosísimo grupo mágico-vocal).

jueves, 17 de julio de 2008

Es un placer

Sacarte un moco duro y de golpe descubrir que respiras mejor y que el aire de la oficina es tan fresco como la menta.

miércoles, 16 de julio de 2008

Flojitas ni las mentadas

Me gusta el béisbol gracias a Fernando Valenzuela, que era un estupendo lanzador de pelota pero un pésimo conversador.
El "Toro" era tan hábil con la palabra como Cuauhtémoc Blanco, porque nomás le acercaban un micrófono y se convertía en una cochinilla encerrada en barrotes monosílabos.

Sin embargo, recuerdo muy bien una entrevista que le hicieron a finales de los años 80 en la que un reportero de Televisa le preguntó si se sentía frustrado cada vez que un bateador le conectaba home run. El pitcher mexicano más famoso de la historia respondió más o menos así: "No me molesta que me conecten un home run porque ése es el trabajo del bateador, lo que sí me molesta es que me conecten un batazo flojo que se convierte en hit".

Cuanta razón tenía el poco letrado sonorense. Su respuesta tiene eco en todos los aspectos de mi vida. Por ejemplo, no sé ustedes, pero yo prefiero mil veces una buena discusión con mi vieja (home run) que un "no me pasa nada" (batazo flojo que se convierte en hit). Prefiero también una cara llena de espinillas (home run) que un grano enterrado en la punta de la nariz (batazo flojo que se convierte en hit). Prefiero que me choquen y se desmadre gran parte de la carrocería del carro (home run) a que me hagan un pinche rasponcito en la puerta (batazo flojo que se convierte en hit).

Prefiero sentir molestias estomacales e ir al baño y aventarme un cague tan alto como hormiguero sudafricano (home run) que sentarme en el escusado y aventar dos o tres tiritas de cruji pollo (batazo flojo que se convierte en hit). Prefiero una peda hasta las tres de la mañana (home run) que una juntadita hasta las 12 con sólo 2 cervezas que me provocan más cruda al día siguiente (batazo flojo que se convierte en hit). Prefiero un "me choca como escribes" (home run) a un "antes lo hacías mejor" (batazo flojo que se convierte en hit).

De niño prefería una regañadota por parte de mi jefe (home run) a que mi mamá me dijera "tu papá está sentido contigo" (batazo flojo que se convierte en hit). Prefería que mis amiguitos la cortaran conmigo (home run) a que me aplicaran la ley del hielo (batazo flojo que se convierte en hit). Prefería que Mayela dijera un "no me gustas" (home run) a un "no sé si me gustas" (batazo flojo que se convierte en hit).

En resumen, cuando nos batean bien, así en seco y la bola se va de home run descansamos porque concluimos una etapa y tenemos la certeza del fracaso o del rechazo, en cambio, cuando nos batean flojo y la bola se va de hit sin méritos, nos inquietamos porque la duda se pone de nuestro lado y desconocemos si fuimos los culpables de la historia, los villanos, los títeres o las víctimas.

Cambio de tema.

THERE'S SOMETHING ABOUT ELMO
El héroe de mi casa no es el papá (yo) sino una marioneta roja de voz pilluda y ojos saltones. Nomás se despierta el primogénito y pide que le pongamos el dvd de Elmo. La Maga y yo nos sabemos los diálogos de memoria y nos trae mareados el muñequito, mientras que Mateo se sienta a una distancia corta de la tele y con las piernitas cruzadas, (como si estuviera haciendo yoga estilo Plaza Sésamo), se pierde en un mundo pintado con crayola.

Nadie lo saca de ahí hasta que se termina la historia y nos pide que se la volvamos a poner. El tiranito no sabe ir al baño pero ya conoce cuál es la tecla de "play". Yo sólo quiero preguntar a los papás más experimentados: Qué sucede primero, ¿los hijos se cansan de ver el mismo dvd o los papás enloquecen?. A veces prefiero agarrar a batazos la televisión (home run) que ir manejando y tararear la cancioncita con la que Elmo inicia sus aventuras (batazo flojo que se convierte en hit).

martes, 15 de julio de 2008

11:11

No somos otra cosa que números.

Cuánto pesas, cuánto mides, cuántos hijos tienes, qué año es tu carro, en qué piso te estacionas, cuántas novias tuviste, cuánto falta para que llegue la pizza, cuál ruta te lleva, a qué horas te quedaste de ver con tu jefe, qué año murió tu abuelo, cuánto ganas, cuál ha sido el mejor año de tu vida, qué talla eres, cuántas cheves llevas, cuánto apuestas...

Entre todas las cifras y estadísticas que completan mi vida hay un número que me persigue, el once. Mejor dicho, son dos onces divididos por dos puntos, así: 11:11. Casi todos los días, durante años, cuando miro un reloj me aparece esta ecuación, el once once.

Gracias a esta coincidencia he cometido estupideces de principiante como comprar boletos del Melate o de la Casa del Tec en los que domina el once (Puñet's Dream). También llegué a pensar que eso era una señal y que Mateo nacería el 11 de noviembre o que la cifra representa una conspiración personal porque moriré el año 2011 a las 11 de la mañana. Puras jaladas.

Mientras viví en el DF había un anuncio panorámico montado en una esquina de Perisur en el que sólo se leía esta cifra.
Al principio imaginé que podría ser un mensaje oculto, algo así como un código masón, pero luego un ilustrado chilango me quitó de golpe mis aires de Fox Mulder y me explicó que el anuncio era publicidad de uno de los discos de Sasha Sokol (ex Timbiriche) cuyo título era precisamente 11:11. Cero misterio.

Pero, como siempre, nunca estamos solos. Gracias a internet te das cuenta de que lo que a ti te pasa le sucede a un número incalculable de personas. Entro a Google y algunos portales dicen que el once once es una secuencia numérica que simboliza el despertar espiritual del ser humano y la confrontación con nuestro ego.

Otra página lo detalla como una cifra que se presenta en aquellos que están buscando hacer un cambio en su vida y otras fuentes le dan varias interpretaciones que por flojera y falta de tiempo no pienso leer en este momento.

Me gustará saber si tú también eres una persona 11:11 y de ser así, ¿qué explicación le das?

viernes, 11 de julio de 2008

En tacones

Temo sonar como un maricón reprimido si les confieso que últimamente me he estado fijando mucho en los zapatos de las mujeres y en los efectos positivos que éstos tienen en la postura femenina.

Mi nuevo fetiche comenzó hace dos meses cuando la noche de nuestro quinto aniversario la Maga se me presentó con unos zapatos dorados que hacían sensualmente juego con un vestido color turquesa.

El vestido ya se lo había visto puesto esa misma tarde cuando salió del probador de una tienda y me preguntó que qué tal se le veía y yo le dije que muy bien, pero sin pensarlo mucho.

La diferencia de aquella primera ocasión es que la Maga estaba descalza y el vestido no me llamó tanto la atención, pero cuando se lo vi acompañado de tacones me gustó mucho más. Y hasta mi vieja se sentía más sexy, lo noté.

Durante años, desde los 11 creo, he sido admirador de las nalgas, pero nunca me había dado cuenta de la importancia de los zapatos altos que hacen que una buena pompi sea aún más bella por la altura artificial que los tacones ofrecen.

Ahora recuerdo la primera vez que tuve en mis manos una Playboy. Fue una experiencia dulce-ácida porque no podía creer tres cosas: una, ver mujeres encueradas me producía culpa y excitación al mismo tiempo; dos, descubrí que hay mujeres que tienen vello púbico pelirrojo y tres, la desnudez entaconada es más estética. Y es que todas las mujeres ahí exhibidas no tenían más accesorio en el cuerpo que un par de zapatos de aguja.

Seguramente Hugh Hefner tuvo claro desde el principio que una conejita a nivel del piso pierde cachondez, o mejor dicho, la pornografía no puede andar en huaraches. Otro hombre visionario es Lupe Esparza quien en una de sus canciones confirma:

"Con zapatos de tacón / las nenas se ven mejor /que con zapatos de piso.
Con zapatos de tacón/ lucen más la pantorrilla /cuando se ponen vestido.
Con zapatos de tacón/ las nenas se ven mejor / y caminan con estilo".

Todos los días paso por la Macroplaza que es un espacio en el que pueden ser observados todos los tipos de cuerpo imaginados.
Aunque destacan las gorditas de lonja desparramada, me llama la atención que aquellas mujeres con evidente sobrepeso que traen zapatos de tacón no se ven tan mal como aquellas que caminan en chanclas o tenis. Como si la naturaleza un día permitiera caminar a los pingüinos con la gracia de los venados.

La relación entre una buena tanga y un buen tacón no es asunto sin importancia porque es imposible imaginar un desfile de Victoria's Secret en donde las modelos salgan en pantuflas o uno de Hawaiian Tropic con mujeres caminando en pata de gallo.

Para un heterosexual es casi imposible opinar acerca de zapatos de mujer, pero me atrevo a sugerir que la tendencia actual es que mientras más teiboleros se vean, mejor. Después de todo no sería el único accesorio que la mujer "decente" haya adoptado últimamente de las profesionales del tubo.

Termino con el siguiente consejo: Gorditas del mundo, ¡menos dieta y más tacón!.

Dos mexicanos dijeron

-¿Tú crees que un camarón se considere súper sabroso?, así nadando y diga: 'estoy bien rico', ¿o ni cuenta se da?.
¿Te gustaba decir en la primaria: '¡paso redoblado, yaaa!'.
¿Cuál crees que sea el error de los papás de Calvin?

-El día que yo sea devorado por un oso éste le dirá a mamá osa: 'mira qué bueno estaba ese humano y ni se daba cuenta'... Lo mismo le pasa al camarón.
Me gustaba decir paso redoblado y sobre todo acompañarlo con un ¡ya! bien profundo.
El error de los papás de Calvin es que ya no tienen vida sexual.
Ando con hueva de trabajar, ¿y tú?

-Ando bien, pero hiperdistraída y con mil de chamba. ¿Ninguna novedad?

-Oye, ¿y entonces cuando me vas a invitar a comer?... ¡hambre!

-El miércoles quedamos, ¿no?, ¿se te antoja el chino?, ¿o está gacho?, ¿otra opción?

-Vamos al chino. ¿Te gustaría hacer fila para comprar un iPhone?

-Ni para el concierto de RBD... Oye, ¿qué pasó con el Melate, ¿nada de nada?

-Te iba a decir eso ayer o antier... No nos ganamos ni maiz, pero el miércoles compramos otro...
A mí me gusta la más equis de RBD, la de pelo negro (comentario que no importa).

-La mas equis es la caballona de Anahí. Oye, mi boleto decía 0965478 por decir, y el 0965479 se llevó 7 mil pesotes, claro ya con los impuestos te tocan como 700, pero bueno lo volvemos a intentar.

-Oye, no tengo nada que postear en el blog, ¿me dejas subir esta conversación?

-Postear, jajaja, hace un año no te hubiera entendido... ¿Quieres subir esta conversación?

-Sí

-Ok, lo esperaré...

miércoles, 9 de julio de 2008

Hombres putísimos

A tres hombres les he escuchado decir:

"Si yo fuera vieja sería putísima".

Esta frase es como aquella que dice: "Si yo fuera millonario sería muy mamón".

En nuestra sociedad la putés sigue siendo una etiqueta denigrante exclusiva para las mujeres y la mamonería es un razgo de personalidad aceptado sólo para aquellos que tienen dinero.

Un mujeriego no puede ser catalogado como puto porque el significado de puto es maricón o joto y un pobre que quiera ser sangrón, creído o soberbio es un pobre pendejo al que nadie le hace caso porque no tiene el poder que da el dinero, y por lo mismo su mamonería no está justificada. (Por cierto, qué pendejada ésa de la gente que dice que tal persona es muy respetada y/o respetable porque tiene mucho dinero).

Qué raro que los hombres que aceptan que si fueran mujeres serían putísimas son al mismo tiempo los que reprueban a las mujeres que tienen fama de putas. Es decir, hacer el amor (aunque sea sin el amor), o coger como le dicen en mi cuadra, es un acto placentero que puede ser presumido sólo si tienes pene, porque si tienes vagina serás objeto de críticas por "facilota".

Qué raro es ese silencioso permiso social que tenemos los hombres para ser promiscuos.

Me gustaría que mis amigas opinaran al respecto: ¿Si ustedes fueran hombres serían mujerieguísimos?

martes, 8 de julio de 2008

Cadena de desmadres

Sábado. Los novios llegaron 45 minutos tarde a la sesión de fotos que yo les iba a tomar y por eso la Maga llegó media hora tarde a su cita de peinado y maquillaje. Con prisa pasé por el vestido que Alejandra le iba a prestar a la Maga, que sí era verde, pero que no era el que Maga le había pedido prestado. De buenas que le quedó.

Por andar cargando el vestido y la cámara al mismo tiempo olvidé poner la llave de la casa que tenemos de repuesto en la lámpara que está a lado de la puerta principal. Comenzó a llover y la camioneta de mi suegro ya no prendió.

La Maga, Mateo, mi cuñada Pía y su esposo llamado Orkan se perdieron y llegaron tarde a la misa por lo que los novios tuvieron que hacer uso de una madrina de arras suplente.

Ya en la fiesta, Pía y Orkan decidieron retirarse más temprano que el resto de los invitados y pidieron un taxi para que los llevara a mi casa en donde se estaban quedando, pero cuando llegaron no encontraron la llave de repuesto (porque a mí se me olvidó dejarla en donde siempre está) y entonces pasaron casi una hora acostados sobre una mesa de plástico en la cochera, incomunicados, sin celular, con frío, con sueño y echando madres.

Al mismo tiempo, y en otro lado de la ciudad, un grupo bodero comenzó a tocar "La Chica de Humo" y no sé porqué yo reencarné en Emmanuel y abrí pista tan jubiloso y con tan poco equilibrio que me caí de sentón (espectacular chingazo de espaldas y el wisky voló y voló) y llamé la atención de todos los presentes porque nadie más estaba en la pista en ese momento mas que yo y los novios. (Recuerden: Don't drink and dance). Mi compadre Raúl y la Maga (muerta de pena ajena) me ayudaron a pararme mientras el cantante de bodas decía por el micrófono: "Por favor, ayuden a ese señor"... (¿Ese ¡SEÑOR!?).

Al día siguiente, domingo, Orkan desperdició cuatro horas en el puente hacia Laredo porque había amenaza de bomba lo que provocó que no pudiera llegar al aeropuerto y perdiera su vuelo rumbo a Atlanta. Esa misma noche el vulcanizador tardó unos 20 minutos en cambiar la llanta ponchada de mi carro, que había sido pinchada por un clavo miniatura.

Ayer, lunes, salimos corriendo a Laredo para que Orkan tomara un nuevo vuelo. En el puente esperamos casi dos horas y luego nos perdimos rumbo al aeropuerto aunque sí llegamos a tiempo. Nos regresamos con el pie en el acelerador hasta el fondo pues yo tenía que llegar a una junta a las ocho de la noche en Monterrey. Lo logré, llegué a las 7:45 pm.

Hoy, martes, amanecí pensando que el drama había terminado pero cuando me subí al carro noté que estaba inclinado hacia la derecha y cuando revisé las llantas vi con rabia y con tristeza que la del copiloto estaba ponchada. (Dos llantas en menos de 24 horas). Fui con el mismo vulcanizador (les recomiendo la Vulka 'El Payo' de Ave. Vasconcelos porque vas una vez y regresas) que se tardó en cambiar la llanta afectada más de media hora.

Ya estoy en la oficina sentado, pero traigo el pantalón doblado hasta las rodillas porque nomás estoy esperando a que se aparezca el perro que se va a orinar en mis tobillos. Es lo único que me falta.

viernes, 4 de julio de 2008

Secsi XV

Hoy me topé en el msn a mi amigo el necio, ése que se llama como yo y que el lunes también cumplió años. Tenía mucho rato de no saber de él.

Ésta fue nuestra conversación:

-Qué onda puto, ¿por qué no me llamaste en mi cumpleaños?- me preguntó sin saludar.

-Porque siempre se me hace raro felicitarte a ti el día de mi cumpleaños- contesté.

-No sea mamóoon... Mira para que te alivianes te mando una foto de Marisa Miller en la que trae calzón con escote, ¡sabrosas las nalgas!.

-¿Cómo es un calzón con escote?- quise saber.

-Así güey, mira como se le ve tantito la rayita, uy, uy, uy, bueno, adios güey, ya me voy...

Y se fue.

La insoportable preguntonería del ser

¿Para cuándo el otro?
¿Para cuándo la parejita?
¿Para cuándo la camioneta?
¿Cuándo te vas a rasurar?
¿Por qué traes esa cara?
¿Sigues en El Norte?
¿Hace cuánto te cambiaste de afore?
¿Por qué no me has hablado?
¿Por qué apagas la luz?
¿Tienes facebook?
¿Por qué siempre te rascas ahí?

jueves, 3 de julio de 2008

Sucedió anoche

A las 11 llegaron dos gringas a mi casa vestidas de verde, blanco y rojo.
Tengo testigos que pueden confirmar que no eran ni muy grandes ni muy gordas, y que estuvieron en la mesa del comedor un tiempo breve; calladas e inofensivas.
Horas más tarde, a las 3 y media de la madrugada, me levanté como cohete navideño hacia el escusado para vomitar a propulsión a chorro, detalle que despertó a mi cónyuge.
Moraleja: Ya no puedo cenar quesadillas de trompo tan tarde y menos después de haberme echado dos platos hondos de Corn Pops.
Mi estómago ya no aguanta los cortos circuitos a los que acostumbraba someterlo. Es la edad, me dicen.

miércoles, 2 de julio de 2008

Hacinamiento de dulces

Una ama-de-casa-regiomontana-desesperada tiene en promedio dos piñatas por semana: que la del primito, que la del vecinito, que la del hijito de una compañera del trabajo, que la del bebé de la muchacha de la comadre, que la de quien sea...

Este tipo de compromisos sociales en los que nadie se divierte (nomás los niños y sólo a veces) se va multiplicando a medida que tu hijo crece y llegan a convertirse en una lata, pero también en un alivio pues sirven para cansar al incansable primogénito.

Tanta piñata ha provocado que una buena cantidad de bolsitas de dulces se hayan acumulado en nuestra despensa. Las primeras tuvieron un lugar privilegiado y estaban a la vista como si fueran trofeos, pero luego fueron tantas que ahora algunas se empolvan en cajones encima de esos electrodomésticos (¡gran palabra!) que nunca usamos.

Hay buenas, mediocres y malas bolsitas. Las buenas son aquellas que incluyen el clásico Mazapán Azteca (no aceptes imitaciones), los infalibles m&m's miniatura, el Totito rompemuelas, la Tutsi Pop chingalenguas, el provocador de saliva más eficiente alias Pulparindo, el sexoraloso Carlos V y el rey de reyes: el nunca suficiente Duvalín. De relleno son válidos los bombones a granel, alguna calcomanía (de preferencia no tóxica) y hasta esos frititos rojos que vienen en minibolsas de 5x5 centímetros.

Las bolsitas mediocres y las malas son las que incluyen solo uno o ninguno de los anteriores productos y que son rellenadas con una naranja o con uno de esos bastones de caramelo empalagosos que venden cerca de la Basílica.

Cada vez que la Maga y Mateo llegan de una piñata mi tarea es la de separar los buenos dulces de los malos, como si estuviera separando basura orgánica de la inorgánica, o como si estuviera quitándole los piojos del lomo a un chimpancé.

Una vez que he agandallado el Duvalín, coloco la bolsita en nuestra cava de bolsitas y el tiempo se encarga de cambiar los colores a los dulces hasta que Paty, nuestra muchacha, los descubre y se los echa, o hasta que Ramona recibe un bufet azucardo una vez que ha terminado sus croquetas.

Pero tengo un reclamo a los dulceros de México: la envoltura de algunos está diseñada para que éstos no puedan ser abiertos con decoro. No es que yo sea (tan) debilucho, lo que pasa es que soy de mano chica y me resulta imposible abrir una Tutsi Pop sin hacer uso de mi dentadura.

Menos puedo con los mazapanes cuyo empaque tiene varios pliegues pegados con colaloca. Ahí me tienen juntando mis dos dedos índices con mis dos dedos pulgares en el centro del mazapán para luego ejercer una fuerza centrífuga que nomás del esfuerzo se me saltan las venas de las muñecas pero el chingado papel transparente no cede.

La bronca es que mientras más se tarda el papá en abrir una golosina, el hijo más se desespera para saborearla mientras que la mamá dice: "espérate hijito porque tu papá no puede abrirte la paleta", (y el hijo pone cara de no mames es una pinche paletita, papá).

La ventaja es que con tanta piñata a la que últimamente va Mateo tengo suficientes dulces guardados para repartir en los próximos hallowines o para sobrevivir a base de chocolates, tamarindos y chiclosos durante la ya inminente crisis de alimentos.

Ironías

-A mi amigo Lalo nunca le caía trabajo y gracias a eso siempre le sobraba tiempo para quejarse de que nunca le caía trabajo. Un día le mandaron un mensaje a su Beeper (tatarabuelo del iPhone) anunciándole una oferta de trabajo, pero mi amigo Lalo en vez de emocionarse se molestó mucho porque para ir a la cita tenía que romper su rutina de todos los días, la cual consistía en no hacer nada.

-Maga y Eugenio casi nunca tienen con quien dejar a Mateo y gracias a ello se han perdido de muchas fiestas, cenas e idas al cine. Cuando por fin consiguieron una niñera y pudieron salir un viernes en la noche se la pasaron aburriendo a sus amigos platicando horas y horas acerca de las gracias de su hijo. Es decir, por primera vez en mucho tiempo estaban afuera de su casa "divirtiéndose" pero ellos sólo pensaban en su hijo, el mismo por el que casi nunca pueden salir a divertirse.

-Mi amigo Iván tiene puras hijas y ayer me dijo que según sus cálculos una vez que termine de gastar en pañales apenas tendrá algunos años de gracia antes de tener que gastar en kotex.

martes, 1 de julio de 2008

Sin título

Traigo las ideas como gallinas recién liberadas del gallinero, cada una anda por su lado, cacaraqueando, caminando a lo pendejo.
No he podido ordenar lo que pienso porque durante los últimos tres días me han llegado por los cuatro lados tantas manifestaciones de cariño que los retorcidos pensamientos se han tenido que ir a chingar a su madre. (También ando muy maldiciento o como dicen en Durango: ando escupiendo puras "malas razones").

Quisiera decirles que yo quise ser trotamundos. En aquél tiempo tenía yo veintitantos años y mi único mérito había sido obtener en cuatro años un diploma que me acreditaba como Licenciado en Ciencias de la Comunicación, pero yo no quería trabajar en una oficina sino irme a la India a conocer a la Madre Teresa de Calcuta, quería irme a dar un año de mi vida, pensar en jazz todo el tiempo, jugar con la Divina Providencia, depender del azar.

Primero volé al DF (¿un trotamundos en avión?) en donde me ofrecieron trabajo como modelo, hice un catálogo espantoso para Woolworth y otro para AVON. Salí en la revista SOMOS y en la ERES, hice un comercial para los jugos Sonrisa (disfrazado de Adán) en el que me doblaron la voz y sonaba bien chistoso. Fui dirigido por Alejandro González Iñárritu en un comercial de McDonald's. El güey era un trompo, nunca se estuvo quieto, todo su staff lo idolatraba porque él era en ese tiempo el director de comerciales más chingón, aunque el que hizo conmigo sólo estuvo dos semanas al aire porque la verdad le salió maletón.

Del DF me pasé a París, brinqué a Barcelona, me sumergí en Andalucía y me quedé sin un quinto. Viví de prestado un tiempo hasta que mis papás me mandaron una lana. Nunca busqué trabajo. Llegó diciembre y mi representante me decía que debía irme a Milán ("capital" de la moda) para estar en la nueva temporada de desfiles, pero yo insistía en irme a la India. Mi lógica fue ésta: voy a Milán, hago dinero y de ahí me voy a la India. Volé a la ciudad italiana, renté un departamento compartido con un gringo y un inglés. Sólo me quedó dinero para comprar un cartón con 24 huevos. Comí huevo dos semanas, me alcanzaban 1.6 huevos por día. Mis pedos eran letales. Nadie me contrató para un solo desfile y me quedé sin dinero y sin huevos.

Regresé a París en donde Margarita volvió a recibirme en su casa y me prestó dinero para comprar el boleto de regreso a México. Estaba harto de no hacer nada, la fantasía se me había terminado. En mi cielo particular sólo había cinco nubes que formaban la palabra LOSER. Llegando a Monterrey fui recibido mejor que el hijo pródigo. La Madre Teresa se me murió tiempo después.

¿Qué hace uno con los sueños inconclusos?, ¿los cambia por otros?, ¿los sueños son renovables?

Luego me convertí en oficinista, en esposo y en papá. No me quejo. A veces lloro de felicidad pensando en lo feliz que he sido. Nunca me ha sobrado dinero, pero siempre he tenido todo lo que necesito. Odio ir de shopping porque los centros comerciales me quieren vender cosas que no necesito. Soy un clasemediero al que siempre le falta para pagar sus facturas, pero al que le sobran mails de felicitación por su cumpleaños. Vivo en el "apenitas" y en el "ya mero", siempre traigo cara de "no me alcanza", pero tengo más amigos de los que puedo recibir en mi casa. Mis papás son sanos, ilustres y simples. Mi hijo no es un ángel, es más que eso. La Maga es un insuperable acertijo que sigo descifrando todos los días; un acertijo que me ama.

Hoy mi aventura se limita en conseguir una mesa en área de no fumar y más tarde recibir un flan de cortesía mientras cinco meseros me cantan las mañanitas y Mateo le sopla a la vela. Mundito el mío. Edén interno. Vivo en una ciudad que todos los días atenta contra la belleza de alguna u otra forma. En Monterrey te quedan tres salidas: construirte una realidad paralela adentro de tu casa, estrellarte en un muro a toda velocidad o escapar.

Ya tengo 35 años y apenas he concluido dos cosas: Nunca le voy a ganar a la tecnología ni al sistema de consumo. Me rindo. Ya no quiero jugar a las comiditas, ya estuvo bueno. Opto por la primera salida, me invento una realidad paralela que empieza y termina en la sonrisa de mi hijo, en las ocurrencias de mi papá, en la paz de mi suegra, en la lógica de la Maga y en la inocencia animal de Ramona.

Renuncio a Monterrey. No me mudo porque desde hace mucho tiempo se me terminaron los huevos, pero no pienso desgastarme más en su falsa maroma, en su primer mundo de rancho.

Ayer fui al cine a ver la película Camino Salvaje (Into The Wild) que cuenta la historia de un trotamundos real, con su gloria y con su infierno, un trotamundos negado a ver el amor que en los demás inspiraba pues estaba distraído en encontrarse a sí mismo. Hace años quise ser así, creo que hasta hoy sigo queriendo ser así, pero el problema es que no soy así. El bosque me asusta como me asustan las fronteras y los idiomas. Nunca fui tan valiente ni tan desarraigado.

A lo mucho soy un trotamunicipios, de Santa Catarina voy a San Pedro y luego a Monterrey, y de regreso igual. No es queja, soy feliz como también soy desdichado. Mi aventura es predecible, tengo un mapa escrito con crayola. Hoy opto por el amor de los que me aman y no por la admiración de los que en secreto me envidian. El viaje es para adentro.