"A poco sí se ven las dos rayitas, ¿verdad que no?", me preguntaba incrédula esperando que yo apoyara su alucine de ver sólo una rayita, pero no, eran dos. Entonces la Maga empezó a llorar, pero no eran lágrimas de felicidad sino de angustia, de negación, de no mames estoy muy chica y tengo muchos planes todavía. Era un llanto de miedo a enfrentar la maternidad sabiéndose aún incapaz para recibir ese paquetote.
Les confieso que me desanimó un poco su reacción porque aunque yo también estaba traumado con la noticia, esperaba que mi esposa estuviera saltando de alegría, pero no, ella tenía miedo, mucho miedo.
Estábamos hospedados en un hotel de Parras junto a muchos amigos porque habíamos ido allí a una boda. Cuando a los pocos minutos de hacer la prueba corrió el rumor embarazoso todos vinieron a felicitarnos y a abrazarnos por la noticia de que Mateo ya estaba fecundado. Era domingo a mediodía, hacía un día estupendo, soleado pero sin calor. Varias parejas abrimos botellas de vino tinto y celebramos tumbados en los jardines de Casa Madero. La Maga seguía ida, ausente.
Nuestro plan eran escribirle a la cigüeña hasta después del quinto año de casados, pero Dios tenía otros planes para nosotros, así que antes de cumplir nuestro tercer aniversario de bodas visitamos al ginecólogo para ver el primer ultrasonido. Con todo y que ya habíamos hecho una prueba de sangre que terminó por confirmar el embarazo, la Maga continuaba escéptica.
Edgardo, el doctor, salió muy animoso y nos saludó como si ya nos conociéramos, luego invitó a la Maga a acostarse para llenarle su vientre planísimo de gelatina y le apuntó con una pistola muy fea. En el monitor se veían imágenes espaciales, manchas, ondas negras y grises. A lo lejos una estrellita parpadeando, pero nada interesante. En eso el ginecólogo volteó con mi mujer y dijo: "Estás bieeeeen embarazada, felicidades, ¿quieres oír el corazón de tu bebé?". Entonces le subió al aparato y se escuchó el latido de Mateo, caballos galopando, un tambor mal afinado, una percusión desentonada pero con buen ritmo, ton, tun, ton, tun, ton...
La Maga lloró y se le torció la boca hacia abajo. Ésas sí eran lágrimas de felicidad. Nos tomamos de las manos como dos náufragos que van en balsa y que se abrazan mientras ven que ahí viene una ola gigante. Lentamente empezamos a masticar la idea de que íbamos a ser papás de "algo" que ya tenía corazón.
Hay tantas historias en torno a Maga y a Mateo que es imposible redactarlas en un solo post. En éste quiero hacerle un homenaje a mi vieja con el pretexto de que mañana es 10 de mayo.
En Monterrey la maternidad se ha convertido, para ciertos sectores, en una experiencia cómoda. Ya no hay partos, hay cesáreas; ya no hay leche materna, hay fórmula; ya no hay mamás detrás de sus hijos, hay enfermeras privadas o sirvientas detrás de los hijos de los patrones. No me dan ganas de criticar eso, pero sí de hacerle mención honorífica a la Maga y a todas esas chavas que por convicción o por falta de presupuesto (como es nuestro caso) le han entrado a la joda de ser mamás plenamente, sin otra ayuda que el instinto.
La Maga se aventó un embarazo impecable. Todavía en los últimos días trabajó en la obra regañando albañiles crudos (es arquitecta). Su trabajo de parto duró 24 horas con contracciones más elevadas y más continuas que el promedio de los partos, según nos dijo el doctor. La Maga aguantó un día entero si pedir cesárea.
Le dio leche materna a Mateo durante cinco meses, nada de fórmulas. Se desveló, se levantó y se volvió a desvelar. Nunca recibió gran ayuda de su mamá ni de su suegra más que la elemental. No atormentó al pediatra con llamadas a cada rato. Además la señora del aseo nos abandonó desde que llegamos del hospital alegando que se sentía mal y que traía "gómito". Así que además de todo el circo de pañales se encargó de tener la casa limpia y ordenada.
La Maga va a las piñatas sin otra ayuda que "Mary" como fue bautizada la carreola de Mateo. Mientras las otras señoras se la pasan sentadotas comiendo zanahoria y jícama partida o palomitas muy a gusto porque las "chachas" les cuidan a sus hijos, mi vieja se mete a jugar con Mateo, está al pendiente, lo cuida de cerca.
Estoy completamente seguro que mi hijo es un niño sano gracias al embarazo impecable que tuvo su mamá, a su alimentación y a su carácter. Maga nunca se apanica, y si ustedes la conocen sabrán que sus amigas y vecinas le llaman para preguntarle cómo hacerle ante tal o cual situación con sus bebés. ¿Estoy diciendo que mi vieja es una chingonada? Sí.
Y tampoco crean que es una mamá sobreprotectora y que Mateo depende de ella para todo, no, al contrario. La Maga ha logrado que nuestro hijo sea un hombrecito independiente que se divierte sin contratiempos en cualquier sitio y en cualquier ambiente. Desde los tres meses duerme solito en su cuarto, apenas con un monitor a su lado para escucharlo si llora, pero nada más. Cero reflujos o alergias, nada de antibióticos.
Ahora la Maga está cansada porque se ha entregado entera. Además su mamá (mi suegra) está muy enferma y por eso se juega la batalla contra dos frentes: ser buena hija y ser buena madre al mismo tiempo. No tenemos una vida cómoda, pero por lo menos tenemos un hijo sano y feliz. Salimos adelante en esta etapa de papás gracias en gran parte a mi esposa, a quien desde hoy quiero felicitar por el Día de las Madres. Allá afuera sé de muchas mujeres que se la parten igual o peor, y para ellas también son estos renglones.
La Maga comenzó negando su maternidad aquélla vez en Parras. Lloró y lloró. Pero ahora es el ejemplo más cercano que tengo para confirmar eso de que el amor que una madre siente por sus hijos es el más grande del mundo. Aunque suene cursi y publicitario es cierto. ¡Felicidades, chula!
5 comentarios:
Que chido!
Felicidades a ti también por saber apreciar y agradecer por la gran mujer que tienes a tu lado.
¡Muchisimas felicidades Maga, eres a toda madre! te mando un abrazote, te admiro mucho comadre y espero que algun dia me orientes a mi tambien.
Que bonito post Eugin, tienes un mujerón. los quiero!
Felicidades Maria Grazzia !
Que padre estuvo, tengo los ojos de Dulce Candy..
besos !
uoo!
si, felicidades!
el embarazo, para mi, es algo envidiable
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tu hijo se ve buena onda!,
me agradaría que saliera
con mi sobrinita, Angélica.
Tienen la misma edad, creo.
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.saludos
Luis
Que padre estuvo este post! felicidades aunque un poco tarde para tu esposa. que guapisimo que esta Mateo! tu esposa esta super bonita me dio gusto conocerla aunque sea por foto
Ser mama no es facil y que lindo que reconoces a Maga por ser una super buena mama :-)
Tienes mucha razon en lo que comentas a mi me dio mucha tristeza ver ahora en Mty la activa participacion de las nanas en las actividades de los niños y las mamas bien desaparecidas.:-(
Yo me quejo a veces como es normal no siempre es facil cuando se tiene a dos remolinos bien activos :-)pero no cambiaria por nada esos momentos a veces tan sencillos pero tan importantes que uno pasa con ellos.
saludos,
Lourdes
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