martes, 15 de abril de 2008

Viejo Orden

Los antropólogos todavía no se ponen de acuerdo con las fechas, pero lo más probable es que el Viejo Orden haya sucedido entre 1991 y 1995. Aquella era una época sin Internet ni correo electrónico; una época en donde el apareamiento entre el macho y la hembra se daba en el salón de clases a base de mandarle papelitos románticos al objeto de nuestro afecto.

Escribíamos con toda la mano, tomando una pluma y arrastrándola en la superficie de un papel, ahora escribimos sólo con las yemas de los dedos atormentando un teclado. La "q" era una letra respetada, antes del sometimiento de la "k".

El uso del celular era un ejercicio pedante e incómodo, las canciones se reproducían en casets, nadie imaginaba que algún día nacería un monstruo como el Ipod.

El Club de los Caritas Pobres sesionaba día y noche en el Cuarto de Enmedio. Ahí nos purgábamos el descontento, la frustración y la melancolía injustificada oyendo a Mark Knopfler tocar guitarra, o viendo una película de Wim Wenders. Prendíamos un cigarro cada vez que sonaba "Decomposing Trees", de Galaxie 500 o "Fake Plastic Trees" de Radiohead. Todos los ahí presentes teníamos roto el corazón, pero también habíamos roto corazones ajenos, éramos lobos y éramos ovejas al mismo tiempo. Afuera, en la calle, nos esperaban estacionados dos Vochos y un Malibú.

Los domingos amarillos íbamos al desaparecido ValleCinemas en donde ahora construyeron una tienda muy pedorra que se cree Palacio. Lo más importante no era escoger una buena película sino llegar a tiempo para ver mujeres usando pegadilios. Estas prendas eran también llamadas pantiblusas y se abrochaban enfrentito de la vagina. Eran muy sexys, pero era una lata desatarlas, es decir, si ya habías tenido suerte de llegar hasta ahí, ¿todavía tenías que hacer otro incómodo trámite?

Luego del cine alargábamos el domingo en el Café Magritte, en donde siempre estaba la misma gente, pero daba igual porque nadie quería llegar a su casa.

Nos gustaba el pelo de Winona Ryder (foto), pero nuestra fantasía se llamaba Alicia Silverstone, quien tenía el mérito de ser la única mujer que se veía bien pintando un dedo en el video "Crying" de Aerosmith. Soñábamos también en tocar el vientre plano de Edith Serrano o en besar a Raquel.

Las películas cómicas y románticas estaban llenas de tipos sin dinero que se quedaban al final con la hermosa protagonista: Ethan Hawke, en Reality Bites; Matt Dillon, en Singles y Brad Pitt, en Leyendas de Pasión. Quisimos ser como ellos y nunca lo fuimos. Nadie estuvo a la altura de nuestro héroe vitalicio: Fred Savage en The Wonder Years.

En nuestras pláticas se hacía presente un asco hacia Monterrey y su sociedad; es el mismo asco que sentimos hoy, pero con familia y trabajo más vale que te guste el olor a caño si vas a vivir en el caño.

Tomábamos bebidas espantosas con nombres inexplicables: Blue Moon, Bomba, Perro Salado, etc. Íbamos al Café Iguana, al Rumbos de Luna, al Vongolé, al Escena, al High Concepts; nunca al Baccarat y menos al Pistachios. Claro, siempre nos esperaba el Koko después de las dos de la mañana en donde no importaba llegar solo, porque siempre había algún conocido o algún compañero de peda que se pararía a lado tuyo a ver videos poniendo cara de zombie mientras sacabas provecho del dos por uno en XX Lager.

No había antialcohólicas ni balazos. Caminábamos seguros a cualquier hora casi en cualquier lugar. Dábamos el grito en Real de Catorce y recibíamos el Año Nuevo en San Miguel de Allende. Teníamos cinco camisetas que rotábamos toda la semana, unas botas industriales y algún abrigo de pana o de franela.

Nuestros mártires fueron Kurt Cobain, River Phoenix y Shannon Hoon. Nuestra dieta consistía en comer 10 tacos en Perrustiano por las noches y una torta de la Puri por las mañanas. Dormíamos mucho durante el día porque en aquél tiempo todo se solucionaba tapándote con una sábana hasta la cabeza.

CONTINUARÁ...

4 comentarios:

Pia dijo...

Que tiempos aquellos cunis !!!! :)

Anónimo dijo...

Felicidades por este blog tan divertido, claro que me acuerdo de mi Malibu 1979 gris que me dio tantos recuerdos y yo lo vendi por solo 7 mil pesos, que triste!!....el viejo orden fue una epoca que quisiera volver a vivir...Un Abrazo PACO

Ñets dijo...

¡Jajaja!, Paquillo: Yo vendí el Vocho 1976 en 5 mil pesos al papá de Vanessa ¡y todavía me lo pagó en dos cómodas mensualidades!
Saludos.

Anónimo dijo...

Eugenio

ya no vi la continucacion del viejo orden, deverias escribir mas de esa epoca

Saludos

Paco