lunes, 7 de abril de 2008

La encontré

Nuestro primer encuentro había sido casual, pero el segundo fue completamente planeado por mí. La estuve cazando desde el jueves en la noche, pero no la vi hasta el sábado por la mañana. Creo que hay encuentros con desconocidos que nos alegran el alma por eso hice todo para volver a verla.

Y ahí estaba, paradilla, interrumpiendo como siempre el tránsito de las personas que caminan por la calle Promenade de Santa Monica.

Cuando la vi me emocioné mucho, como si me estuviera topando con algún maestro estimado de la secundaria. Antes de acercarme la estuve observando y noté que a la mayoría de la gente le da mucha flojera detenerse a platicar con ella.

Finalmente la abordé y le dije hola. Su actitud fue la misma de aquélla vez; sonriente y amable me pidió tiempo para hacerme unas preguntas. Yo le dije que sí, pero le aclaré que ya sabía cuáles eran sus preguntas porque ella y yo nos conocíamos.

-¡¿Reallyyy?!-, me preguntó sorprendida.
-Sí, ya nos conocemos y vine a buscarte para tomarte una foto-, le contesté.
-Una foto, ¿a mí?, no, no, ¿por qué?-, exclamó con pena.
-Porque la última vez que vine me dejaste pensando con tus preguntas existenciales y como tengo un blog quiero que aparezcas ahí-, insistí.
-¡Pero si me acabo de levantar!-, dijo sonriente y entonces me di cuenta que la vanidad femenina extrema es un padecimiento global.

Entonces se peinó con las manos y le tomé esta foto. Luego platicamos unos minutos. Supe que se llama Kuniko y que es japonesa (no china como yo había supuesto). Me contó que pertenece al Principle Study Center, fundado en el 93, en Santa Monica. Este centro ofrece al público en general lecturas, conferencias y videos con reflexiones de inspiración cristiana. Uno de sus objetivos, me dijo, es promover en nosotros el respeto a credos, culturas y razas diferentes a la nuestra, además de fomentar una vida más espiritual que comercial.

Kuniko me invitó, otra vez, a conocer el centro para escuchar una lectura, me repitió que era gratis y que no había ningún compromiso. Le dije, otra vez, que andaba yo con prisa, pues tenía que regresar al hotel para esperar el taxi que me dejaría en el aeropuerto. Le aseguré que regresaría, pero que la próxima vez ella debía reconocerme. Me dijo que sí.

Luego, en un bache de nuestra despedida no sé porqué chingados quise llenar el hueco de la conversación platicándole que me gustaba mucho el sushi y que practicaba karate, como si siendo japonesa esto a ella le fuera a interesar. Me contestó con su típico "¿Really?", pero noté que le valió madre. Finalmente le di la dirección del blog para que hoy se metiera a ver su foto.

Señoras y señores, ella es Kuniko. Esta historia aún no termina, apenas vamos en la segunda parte, la próxima vez llego directo al Principle Study Center a ver qué onda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

CONMADRE FLACO,LAS ORIENTALES TALES SIN EXCEPCION TIENEN LOS DIENTES COMO ESTACIONADOS EN DOBLE FILA , VERDAD?...NECESITAS IR A ESA ONDA Y TRAER UN REPORTAJE DE LO QUE SE TRATE, PORQUE NO VAYA A SER QUE EN ESA RELIGION SI PUEDAS TENER VARIAS ESPOSAS Y SIN COMPROMISO, PARA EMPEZAR EL TRAMITE DE LA CONVERTIDA, PORQUE SI ME TARDARIA UNOS 4 MESES EN CONVENCER A MMI VIEJA!!!!!!
COMO LOS DEL RANCHO EN TEXAS!!!!!
QUE BUEN TOSTI!!

Anónimo dijo...

HOY MARTES VOLVI A VER A LA JAPONESITA Y ME ACORDE DE MRS BEB, LA DE VANCOUVER!!!!!!