jueves, 10 de abril de 2008

Luto brillante

A veces cuando volteo a ver lo que ha sido mi vida me doy cuenta que me he preocupado por muchas tonterías. La buena noticia es que siempre me encuentro en el camino a una persona sabia que me sacude lo pendejo. Como ejemplo aquí les va esta historieta:

Corría el año del 2002 y el autor de este blog se vio en la necesidad de comprar un anillo de compromiso para la Maga. Ya todos mis amigos habían dado ese paso, y también a muchas amigas de la Maga les habían ya entregado la mentada joyita.

En medio de la emoción me entró una preocupación muy tonta: el tamaño de la piedra.

Yo veía los anillos de mis conocidas (sin albur) y tenían unos brillantes enormes, con chingos de kilates. Madres, pensé, ¿cómo le voy a hacer para comprar un diamante tan grande? Un conocido me explicó que la costumbre regiomontana era invertir un mes de sueldo en la compra. Uta, ya valí, pensé, con mi sueldillo de intendente me iba a alcanzar un anillo de plástico.

Pero bueno, con más esperanza que dinero me dirigí a una "reconocida" joyería de Monterrey. Nada más llegué y una señorita de nariz respingada y de mirada racista me preguntó que cuánto quería gastar en el anillo, ahí enfrente de todos los otros clientes. ¡¿Qué manera de vender era ésa?!, nomás soltó su pregunta y yo me arrugué.

Ahí me hice güey un rato con esta señorita fingiendo que yo traía mucha lana, viendo piedras totalmente inalcanzables para mi cartera y luego con la promesa de regresar me salí de la tienda echándole madres a Zedillo y a Salinas y a todos los Presidentes que ha tenido este país (no sé porqué la agarré contra ellos).

Luego un amigo me recomendó que fuera con Javier García Yturria, dueño de las joyerías que llevan su nombre. Y así lo hice. Sin hablar para sacar cita le caí en donde tenía su oficina y fui recibido por su animada esposa.

-Claro que sí, Eugenio, ahorita te atiende Javier- me dijo y yo me sentí muy a gusto que dijera mi nombre.

Me pasó a la oficina y Javier me trató con un respeto y una amabilidad que no voy a olvidar jamás. Sin prisa, con paciencia y detalle me fue explicando las características de los diamantes, los cortes, la pureza, el brillo, etc. Luego dijo las palabras más importantes: "No te fijes en el tamaño, porque eso no es lo importante".

Este señor nunca me preguntó cuál era mi presupuesto, sólo me indicó que él me iba a ir diciendo los precios de los brillantes de menor a mayor y que en el momento en que llegara el precio que yo estaba buscando nos deteníamos. Cuando finalmente dimos con la piedra indicada me felicitó por mi buena elección y hasta me hizo un descuento. Salí contentísimo, muy satisfecho, sabía que la piedra no era la más grande, pero sí la más importante porque me habían explicado todo de ella.

Algunas personas de cabeza fría dirán que toda su amabilidad se debía a que Javier era un buen vendedor, y claro, sí lo era, pero, ¿no es de agradecerse que todavía en esta ciudad tan consumista y fijada hubiera alguien tan respetuoso de sus clientes?

Meses después de la compra nos encontramos a Javier en una plaza comercial en donde está otra de sus joyerías. Me le acerqué y le presenté a la Maga para que viera lo bien que se le veía el anillo (otra vez, sin albur). Javier tomó la mano de la Maga, vio la joya y dijo: "Muchas felicidades, señorita".

Ayer supe que Javier falleció, tenía sólo 56 años. A mí me dio mucha tristeza. Él fue un desconocido muy importante para mí, fue una persona sabia que un día llegó a mi vida para quitarme una preocupación muy tonta.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me dio mucha tristeza saber que Don Javier se había ido. Él era un hombre brillante, un hombre trabajador y un hombre que sabía de la vida, y, lo más importante, definitivamente supo vivir. qepd.

Anónimo dijo...

A mi tambien me toco conocerlo una vez que fui a comprarle un regalo a mi mama y fue muy amable siempre y como tu bien lo dices si bien era un excelente vendedor siempre trataba a los clientes con mucho respeto. Que pena que muriera tan joven , QEPD
saludos,
L

Anónimo dijo...

Que tal Eugenio, mi nombre es Javier Garcia. Hijo del Sr. Javier Garcia Yturria, escribi el nombre de mi papa para ver que salia en google y entre muchas cosa que salian de el me topo con el titutlo de tu resena en tu blog. Estoy sumamente agradeciso por tus palabas sinceras y emotivas para mi sobre todo. Me da un gusto tambien que fuiste una persona mas que alcanso a ver y conocer a mi papa no solo como empresario pero como persona. Sobre todo que pudiste ver una de sus tantas cualidades como hombre entre ellas el servir a le gnte y entregarse siempre al 100% a su trabajo que era un de sus mayores alegias. Ya pasan casi 3 meses que fallecio y se le extrana cada uno de esos dias. Pero palabras como las tuyas hacen que se haga mas facil dia a dia. te agradesco de todo corazon que te allas tomado el tiempo de escibir y pues sobre todo que Maga se alla quedado con una de sus producciones. estamos para servirte y serviles a nuestros clientes solamente con la misma generocidad y carino q nos enseno mi padre.
muchas muchas gracias
y estoy para servirte.

javier g.
javier@garciayturria.com