jueves, 3 de abril de 2008

El ojo desobediente

Nada tiene de extraordinario encontrar mexicanos trabajando en hoteles de California, pero entre todos nuestros paisanos que aquí se la parten, Luis tiene una exótica cualidad física que lo hace diferente: se le va un ojo.
Este barman chaparrito de cuna poblana me estaba contando muy nostálgico el resumen de sus casi ocho años chambeando en Estados Unidos cuando de repente su ojo derecho agarró pal monte, ¡aijuesú!.
No sé si les ha pasado que en medio de una conversación con alguien uno de los ojos del que está hablando con ustedes rompe filas, qué feo se siente, porque no hayas si voltear a ver el ojo prófugo o el ojo firme. Y lo peor es que sientes que el otro ya se dio cuenta que le andas viboreando su pupila bifurcada.
Total que ya no le puse atención a la tragicomedia chicana de Luis por andarle pastoreando su ojo de camaleón, tipo Big Brother. En una de esas y ni siquiera es defecto sino una maña que utiliza para poder tener bien checados a dos clientes al mismo tiempo; o a lo mejor es una habilidad que fue desarrollando con el tiempo para poder lavar las copas mientras te abre una cerveza bien helada. Yo no sé, pero esa mirada chueca como la del Comegalletas se ve bien gacha.

1 comentario:

Anónimo dijo...

(O) ( o)

el ojo veloz!




.saludos

Luis