miércoles, 30 de abril de 2008

Día del niño

Después de dos años de terapia el psiquiatra deliberó que mi problema era muy sencillo: Yo pensaba y actuaba como niño en un mundo en el que sólo salen adelante los adultos muy adultos. De alguna manera, me dijo el doc, yo me había programado para no crecer, para no madurar y tenía algo muy parecido al síndrome de Peter Pan.

"Tienes una marcada tendencia a extrañar el paraíso perdido y por eso te deprimes; en el fondo eres un niño pidiendo auxilio", palabras más palabras menos eso dijo el discípulo de Freud respecto a mi caso.

Fui a terapia a mediados de los años 90, no porque tuviera miedo de volverme loco sino por la necesidad de encontrar respuestas que ni en libros ni con amigos y menos en mi casa hallé. Según yo, la terapia me iba a servir para conocerme mejor, pero resulta que lo único que descubrí es que yo no quería crecer. En la madre.

Han pasado muchos años de eso y les debo confesar que más o menos sigo sintiéndome igual. Aunque estoy muy lejos de ser un inocente, quiero que la poca inocencia que me queda no se me esfume porque una vez yéndose te conviertes en la copia de Bush, en un ser acartonado, frío, imbécil, solitario, paranoico y deschistado.

Me encantaría tener la mente despejada y fresca para explicar lo que a estas alturas me inspira el Día del Niño, pero la verdad es que ando cansado, muy cansado. Sólo deseo que ustedes y yo conservemos en nosotros todavía un pedazo de inocencia, aunque para el mundo mercantil eso no sea lo más conveniente ni lo mejor visto.

NOTA TRISTE
La semana pasada me enteré de la muerte del hijo chiquito de un conocido muy estimado. El niño tenía sólo cuatro años. Cuando estas tragedias suceden nos inclinamos a pensar que los pequeños fallecidos fueron ángeles que Dios envió a la Tierra un ratito. Yo no estoy de acuerdo con esa teoría. A mi parecer los bebés y los niños que se mueren son y fueron seres humanos, no ángeles. Recuerden que Dios nos hizo a su semejanza y que por ese privilegio hasta los ángeles quisieran ser como nosotros. Creo en los ángeles y sé que tengo el mío cuidándome siempre, pero nos conviene pensar que si un niño muere es y fue un ser humano y que por esa condición Dios lo tiene aún más cerca de sí que a cualquiera de los ángeles.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Niño del Día Feliz!






.saludos

Luis