lunes, 14 de abril de 2008

Canas al aire

Se nos estaba terminando el domingo y la única conclusión que teníamos era que estábamos más cansados que a mitad se semana. Así son las cosas, uno se cansa más en los días de "descanso", te invades de compromisos, de meter y sacar la carriola de la cajuela unas 10 veces al día, de ir a pagar facturas pendientes, de orear a Ramona y a Mateo, de aplicar la desvelada tecatera, etc... Siempre se nos va el fin ocupándonos de todo menos de tirar la hueva a pierna suelta, como diría el Ángel (y no del rock).

Ahí estábamos, sentados en el jardín, con la espalda muy adolorida, esperando que el domingo se nos terminara de ir, (¿verdad que el domingo tiene 14 y no 24 horas?). En eso se me antojó que la Maga me hiciera piojito y me recosté en sus piernas como lo hacen los novios en la Macro (en Monterrey se nos hace muy caco que la gente se acueste en las pocas áreas verdes que ofrece la ciudad, pero nomás viajamos a Estados Unidos o a Europa y nos damos cuenta que los ciudadanos de allá se tiran en el jardín público todos los días, ¡ahhh!, entonces allá sí se nos hace cool, ¿será que los mexicanos nos vemos muy feos echados en los parques?). Total que ahí estábamos, yo queriendo piojito para espantar el miedo dominguero, y la Maga haciéndome cariños craneales con más flojera que iniciativa.

¿Y dónde estaba Mateo? Él andaba señalando algún pájaro en el alambre o a la luna que trae todavía el horario viejo y que por eso ya estaba asomada a esas horas o a un helicóptero que vino a quebrar nuestro silencio.

Para entretenerse, la Maga comenzó a contarme las canas, una, dos, tres, cuatro... Parecía chimpancé buscándome piojos y pulgas. Llegó a 53 canas y ahí detuvo el conteo echando una risilla madreativa, muy a su estilo. La bronca es que la mayoría de estos pelos blancos asociados a la edad y al estrés los tengo amontonados en mi copetillo. No me espanta llenarme la cabeza de canas, pero sí me preocupa convertirme en Tongolele, de perdido que se distribuyan en toda la cabezota que tengo y no nomás arriba de la frente.

Después de los 30 años hice varios juramentos personales, uno de ellos es que jamás (repito, jamás) usaré Just For Men ¡Ni madres!, que venga la edad y que venga el pelo de cebolla, pero por favor que venga parejo. Genética, no mamey.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HIJO FLACO YO TAMBIEN ME ANDO LLENANDO DE CANAS Y NO DESCARTO LA POSIBILIDAD DE ECHARLE EN CIMA ALGO......NUNCA DIGAS QUE NO COMO DICE ALEX LORA

Tania G. Balleza Tahuil dijo...

como andas de canas ahora? has usado el JFM?