No encontrando materia fecal disponible para darle un buen brochazo café a estas líneas y ante la huelga de inteligencia en la que está postrada mi materia gris, me dispongo a escribir una aclaración que a menos de cinco personas le importa: ¿Por qué este blog se llama como se llama?
Resulta que siempre he sido muy zacatón para los chingazos. Soy tan Donna como la Summer sólo al imaginarme agarrándome a madrazos con cualquiera. Lo irónico es que desde hace muchos años práctico karate y muy seguido me toca hacer combate, golpear y patear, así como recibir fregazos, pero lo que sucede en el dojo se queda en dojo, no así en la calle en donde nunca sabes el potencial de tu rival.
En algún verano de los años 80 me encontraba jugando al balón, que no al futbol, con mis amigos Los Tontos, de quienes ya he hablado alguna vez. Casi nunca importaba cuántos goles metíamos, lo importante era jugar hasta que se metiera el sol porque el pinchurriento parque en donde jugábamos no tenía alumbrado y cuando tenía no duraba porque alguno de nosotros lo quebrábamos a pedradas (qué linda es esa costumbre mexicana de darle en la madre al patrimonio).
Total que jugábamos a la pelota con el solazo en la nuca hasta que la ingle nos apestaba a amoniaco. En alguna jugada de esas le metí la pata con cierta bestialidad a Luis alias "El Caricatura", no porque yo fuera un defensa violento, sino porque desde siempre le he robado cámara a Tribilín: soy torpe cuando camino y soy peor cuando corro.
"El Caricatura" cayó al suelo y apretó la quijada de dolor ante mi espantosa falta y sus ojos se le llenaron de odio rabioso. -¡Qué pinche pedo traes hijo de tu pinche madre!-, fue más o menos la cita citable que me dedicó al tiempo que puso sus dos puños en posición de Bruce Lee. A mí se me secó la boca del miedo hasta que llegó Javier "El de Menudo" a tranquilizar al furibundo.
Antes de calmarse, "El Caricatura" juntó su dedo índice derecho con el pulgar formando un círculo que se llevó a uno de sus ojos y me gritó: -¡Por aquí te veo, pinche culo!-. Ése gesto siempre nos lo ganábamos quienes le mariconeábamos a esa tarea inútil de agarrarse a chingazos. Muchos años pasaron. Yo seguí de culiche toda la vida y jamás volví a ver a mi precoz retador.
Se cierra el telón y se vuelve a abrir.
Un día de octubre del 2007 decidí dar de alta este blog inspirado en el de Guffo Caballero. Ahí estaba yo frente a la computadora de la oficina siguiendo los procedimientos hasta que llegó la hora de bautizarlo. Sabrán entonces que lo primero que se me vino a la cabeza fue la frase: Por aquí te veo. Nada más.
Siento desilusionar a quienes esperaban un origen más interesante o místico, pero ésa es la única verdad y nada más que la verdad. Pensándolo bien, creo que este blog me ha enfrentado a muchos de mis miedos, no necesariamente a aquél de participar en una bronca, pero sí a esos de la vida diaria, el indescifrable devenir, la duda constante, la soledad acompañada, la avaricia de encontrar un significado, la necesidad de sentirme querido a veces hasta por extraños, el laberinto hacia el respeto propio, etc. Muchos miedos tengo y muchos no tienen nombre, hasta ahora.
A veces cuando escribo aquí algo que me resulta incómodo de mí mismo, imagino que pongo esa seña con mis dedos en el ojo y le digo al temor sin rostro: Por aquí te veo, pinche culo.
Hello world!
Hace 3 meses
7 comentarios:
Buen nombre para un buen blog.
Saludos
Antonio
Jajaja era muy comun el "Por aquí te veo" con el dedo...y aplicaba a muchas circunstancias desde por no pasar la tarea, no dejar copiar en el examen, no brincar un obstáculo en la bibicleta, hasta por no platicar con la chavita de tus sueños.....
si hago un recuento creo que era un cliente frecuente a tal expresión..., buen nombre!!!
me acorde de muchas situaciones chuscas y penosas...
...y por aqui te vemos
1.si se me seca el cerebro y escribo como tu, me pondre al sol un día a ver si la desidratación me inspira...
2.mi teoría es que la gente que se agarra a chingazos no tiene catarsis como el deporte, donde hasta el mas bueno y pacífico por un fuera de lugar mal marcado, se transforma en hulk...
o sea...
sigue con el karate ;) y deja ahi a tu hombre verde...
E!
Q bueno q contaste la historia, yo tenia curiosidad pero pense que ya la habias contado y se me olvidaba siempre preguntarte
:-)
y pues por aqui te leemos jajaja
saludos,
L
Me encantó !!!!!!!
Zuka
Cuando era pequeño, no hubo un día peor que cuando Gustavo, uno que se veía como de 15 pero tenía 10, me dijo "Nos vemos a la salida". En mi mente está bloqueado cómo huí, pero huí. Muchos años después lo volí a ver, con una cicatriz digna de Scarface en la ceja, que yo le hice, dos ciclos escolares después, pero esa es otra historia. Qué buen nombre para un blog ídem. Ojalá no haya llovido tanto en los Cancunes. Salud!
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