Este día se me figura como la ex novia aquélla que luego de desaparecer por algún tiempo toca al timbre de tu puerta con un mocoso de cuatro años y te dice sin saludo previo: "Mira pendejo, éste es tu hijo". ¡Bofos!
Como hoy es un día metiche y convenenciero me han estado pasando cosas extrañas. La primera tuvo que ver con mi aparato digestivo que me dio una desconocida como de dóberman. Les platico que no eran las siete de la mañana cuando ya me había sentado en el trono cuatro veces; no sé si fueron las cinco tecates que borré ayer vía oral o los tres tacotes sonorenses que acompañaron la ingesta alcohólica, pero mi panza estuvo en constante desalojo. Horrible.
Supongo que el torrente intestinal se originó también porque tuve la ocurrencia de acompañar mis tacos con ese pico de gallo al que le ponen piña en trocitos que sirven en El Rincón Sonorense, del Centrito. Esa salsita es una chulada en la entrada pero un viacrusis en la salida.
Sí, pasé toda la madrugada en el baño, y la Maga nomás chistando los dientes, porque además de padecer digestión lubricada, tengo la bonita desventaja de tener rodillas y tobillos chillones que truenan cuando camino, principalmente si alguien está dormido a mi lado. Entonces tengo que desplazarme por el cuarto como si me estuviera paseando en la superficie de la luna, como flotando, según yo para que no me truenen las articulaciones, pero éstas más ruido hacen.
Lo bueno de todo esto es que amanecí con el vientre plano, limpísimo y desintoxicado, aunque con el aposteriori muy dañado.
Otra cosa fuera de lo normal que me pasó en este 29 de febrero tiene que ver con mi trabajo. Parece que mi jefe se enteró de la existencia de este blog (yo te lo juro que yo no fui) y me propuso crear un nuevo producto de blogs para el periódico donde trabajo. Yo me encargaría de editar y administrar los textos y contenidos de mis compañeros y de darle un rumbo a la información que allí aparezca. ¿No es fantástico?
Nunca pensé que este medio me diera la oportunidad de crecer, pero resulta que sí. El proyecto aún está por definirse pero por lo pronto mi mente está ocupada en pensar cómo hacer algo muy chingón. A ver qué sale, como dijo el partero.
Bueno, volviendo a lo que al principio decía: hoy es un día que no existe, un día en que por lo menos deberíamos hacer cosas extraordinarias sin el temor de que queden grabadas en el calendario. Hoy es un día tan poco real que el gran Bob Dylan va a tocar esta noche en mi ciudad. Así de piratas están las cosas.