YO ESCRIBO.-
Admiro en silencio a la gente que defiende y cultiva una ideología sin necedades, pues yo soy incapaz de defender una manera de pensar. Desde siempre me acomodé en la tendencia de conocerlas todas, criticarlas, emitir opiniones mediocres acerca de ellas, aceptarlas a medias o rechazarlas de tajo. Pierdo por de fault en las discusiones de izquierda o derecha. ¿Cómo defender una postura si el portero de mi equipo amaneció manco y agripado? (Y también le duelen un poco los huevos).
Y todo es porque soy un cobarde, porque siento que adoptar una doctrina es despedirse de las otras. Soy un comodín ideológico que se adecua a como venga la borregada o la plática en la mesa del Vips. Soy un espectador en el casino que no apuesta por nada. Tengo un carácter wango, wangote; me engaña el espejismo de querer quedar bien con todos, pero así a todos les quedo mal.
¿Qué te recomienda esta sociedad regia para vivir y sobrevivir en ella? R: Ser un mamón, convertirte en un tipo frío que mira hacia adelante y que sólo rebana simpatía a fuerza de meterse litros de alcohol adornados con el maquillaje de ser bebidas tropicales. Eso sí, ser un mamón caritativo que se apunta en el caso 89237498201 de Cáritas de Monterrey para ayudar a una familia con la que jamás podría sentarse a comer en la mesa porque le gana el asco. Un mamón que es sensible sólo si el objeto sensibilizador se encuentra lejos. -¡Oh!, los niños de África, pobrecitos, ¿les mandamos algo?, sí, ándale pero que no vengan, acabamos de lavar la alfombra-.
Regiomontano: tu salud es lo primero, no el dinero. Ajá. ¿Cómo estar saludable teniendo a la enfermedad misma adentro de la cartera, en el banco o en la tarjeta? Tan accesible. Bonita nueva forma de llamar a la esclavitud: créditos bancarios. Los látigos han pasado de moda para ceder el espacio a las sonrisas de los ejecutivos que esperan que el "poder de tu firma" les dé a ellos todo el poder sobre ti.
Pero quejarme porque vivo entre mamones, me convierte en un mamón también. Decir que mejor no juego el jueguito de la sociedad es también una actitud mamona, porque, ¿me satisface mi postura radical o en el fondo estoy que me la pelo por participar (ser alguien) en la sociedad?
Pues sí, Eduardo, empecé hablando de doctrinas y acabé echándole a la sociedad de Monterrey, pero es que sigue viva la fregadera central de mis reflexiones: el sistema y yo. ¿Le entro o ya estoy adentro? ¿Vivo de él aunque me complazca negarlo? ¿Es posible vivir de y en él pero no involucrarse demasiado?
EL PROFESOR CONTESTA.-
Problemón (y lo peor es que me apresto a escribir como si yo ya lo hubiera resuelto): ¿cómo ser, crecer y pertenecer a una estructura de otros que nos dé sentido, que favorezca nuestro crecimiento?
Más concreto todavía: ¿cómo ser, funcionar, sentirnos acogidos en esta sociedad demente? Lo peor es que lo que nos capacita para ser individualmente es lo que nos invalida para ser en grupo.
El saber que las etiquetas, las pertenencias casadas con ideologías, doctrinas, clubes de membresía a perpetuidad, nos limitan nuestro conocimiento de las grandes verdades de la vida y de nosotros mismos nos hace tener miedo de frecuentar un bar, un grupo, por miedo a caer en ese estancamiento-etiquetamiento que confunde. Resultado: nos quedamos al margen, no etiquetados pero sin la experiencia de sumergirnos.
¿Por qué nos da asco y desconfianza hablar-juntarnos con otros sólo porque no comparten nuestra ideología o nuestras obsesiones? ¿No estamos más inteligentemente (?) etiquetándolos nosotros también? ¿Podernos ver y ponernos en contacto con el humano debajo del rayado o tigre, del rotario o león, del fresa, del ejecutivo, católico, hippie de boutique, reaccionario, conservador, retrógrado, pro-vida y no sé cuántas etiquetas más?
¿Necesariamente convivir, vivir con, es ceder, negar nuestras convicciones?
No sé, dice un tipo que tratar de realizar socialmente la utopía es imposible, que la utopía es sólo posible individualmente o (afortunadamente) en pareja sin pretender cambiar el SISTEMA, sino sólo TU sistema; es decir, la parte en donde hace contacto ese sistema con nosotros.
En fin Eugenio, que cada vez se van acumulando más razones para un Herradura y así discutir o de plano olvidar tanto méndigo problema.
7 comentarios:
buena pregunta esa de por que aveces es un obstaculo el simple hecho de acercarnos a personas con ideologias diferentes... en ocasiones es más lo que perdemos que lo que ganamos haciendo ese tipo de cosas... pienso yo.
ja, me dio risa que te invito un shot, ya de plano filosofo.
Lo unico que nos queda es ser autenticos...olvidarnos de los cliches que abundan en la sociedad...ya sea la regia o en mi caso la cancunense (la cual me parece superficial y plastica)
gracias por ser tan autentico E! eso es lo que vale!
Yo soy de la opinión (aunque también cambia todo el tiempo) de que no importa lo snob, materialista y frívolo que seas, siempre y cuando estés cómodo con ello y lo seas por convicción.
No importa que seas radical y preocupado por la sociedad y tu participación en ella, siempre que sea porque así lo decidiste. Y te sientas auténtico con eso.
Es más, no importa, que como yo, compartas ciertos rasgos de uno u otro extremo, que combinados más o menos te definen, porque así me siento cómoda y feliz.
Pero eso es nomás lo que yo creo.
Un abrazote mi estimado.
Esas preguntas me las hice también, de hecho cuando empecé a querer "encajar" en esta ciudad donde si no eres naco eres fresa y pregúntome yo, ¿dónde entra uno que no va a los antros y lugares de moda ni a los wild west o rodeos a bailar? te sientes fuera de órbita. Pero prefiero deambular a estar en un círculo al que no pertenezco.
Fue genial echarse un clavado al pasado y disfrutar de una semana de preguntas y respuestas. No pude verlas a tiempo por exceso de chamba pero más vale tarde que nunca.
Saludos!
quince años.......
y sigue tan vigente tú escrito.
la indiferencia es una postura tambien
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