martes, 11 de noviembre de 2008

Para morirse en domingo

Vamos a ver si puedes soportarlo.

El próximo domingo apaga tu celular y, si es posible, visita la casa de tus papás. Entra al cuarto que alguna vez fue tuyo y en el que hoy habitan tiliches de varios tamaños, o ropa que prometiste llevarte pero que nunca moviste de esos ganchos.

Entrecierra las cortinas de manera que sólo se asome un filillo de luz y espera a que sean las 5 de la tarde con cuarenta minutos,- hora oficial en la que los domingos se terminan-.

Siéntate en la que era tu cama, si es que todavía está ahí, o si no, tírate en una esquina como si fueras muñeca de trapo o nudo de pelusa.

Huele la alfombra, siente en la espalda y en los codos las paredes frías. Abraza ese silencio de las tardes pasadas; recuerda cuando no tenías nada que hacer más que pensar en ese día en el que por fin te largarías del nido.

Acuérdate de Raúl Velasco, de la tarea no hecha, de las calificaciones aún no firmadas. Del cabrón que te jodía el trikitake en el recreo. Del brasier todavía remoto.

Oye cómo llaman al teléfono tus tíos foráneos para saludar a tus padres y cómo tu mamá se comunica con tus abuelitos.

Observa desde lejos tu mochila Samsonite en el mismo rincón en donde la arrumbaste el viernes cuando eufórico te quitaste el uniforme pensando que lo único que vale la pena en la vida son los fines de semana en bici, o pegado al Space Invaders, o tragando Hit de uva con un chingo de calorías que te la pelan.

Recuerda que a esas horas del domingo nadie te iba a buscar porque todos tus amigos se andaban aburriendo con su familia. No había ding-dong, el timbre no sonaba.

Cuando estés a punto de perder tu mirada en los años vencidos y en pleno trance, dale click a cualquiera de las canciones que aquí te ofrezco. Aguanta toda la melodía abrazado a tus rodillas. El chiste de este experimento es evitar correr por un cuchillo a la cocina para aplicarte el harakiri en el ombligo. Si sobrevives, entonces puedes con cualquier cosa y no debes tenerle miedo a nada.

OFERTA MUSICAL PARA EL EXPERIMENTO SUICIDA:








Y LA PRUEBA DE FUEGO:

8 comentarios:

Lau dijo...

eso fue como treparse a una maquina del tiempo :)
saludos!!

Anónimo dijo...

los domingos siempre son asi, aun en este tiempo.
Y la verdad, fue martirio ver los videos, confieso que solo empezo la musiquita y le di off.
son canciones Emo........

Unknown dijo...

Qué gran post. Yo lo hago todos los fines de semana. Huelo la casa de mis padres y me da la sensación que ha encogido.

¡ay el hogar paterno!

Saludos.

Anónimo dijo...

Te felicito, una gloria de blog, de los mejores que he leido.

la burbuja de yol dijo...

Me retorne aquellos tiempos que ya ni me acuerdo porque hace mucho que mi cama de hija desapareció.
Que padre describiste todo, y tienes razon, los domingos se acaban a las 5:40.

saludillos desde la otra esquina

Teli dijo...

y luego unos nos subimos a un camión y nos alejamos otros dos meses de ese cuarto.

:(

Anónimo dijo...

HASTE ME DIO UN WUAC!!!

Chef Herrera dijo...

¿qué pedo con Piero vestido de sacerdote? Todo lo demás resulta formidablemente bizarro. Checa el ejército de coros, a media luz, vestidos como monaguillos estupefactos, mitad zombies mitad íconos religiosos postmodernos. Lejos de ser lacrimoso, resulta aterrador. Empero, la canción evoca dura y certeramente a la figura paterna y mi padre se materializa como algo tan inmediato, tan real, y me rompe. Aún y a pesar de todo lo anterior.