lunes, 22 de septiembre de 2008

Being Van Helsing

¿A poco nacimos complicados?, ¿verdad que no?.

Estoy seguro que hubo un día, mentado día, que nos atacó un drácula, no el real, no el cool, era más bien un vampiro de kermés, de tómbola y de chilidogs, pero con todo y que era de provincia, sus colmillos eran auténticos, no de juguete. El chupasangre vino y se nos encajó en el cuello, nos robó la vida simple y nos instaló en un estado si no de eterno, sí de constante desasosiego. Nos chupó. Nos puso en la cansada tarea de completarnos todos los días con lo que sea, una droga, un bistec, unas tetas, un trabajo, una puñeta, un último modelo, un capítulo de Lost. Por culpa de esa sanguijuela pirata sentimos un hueco en no sé dónde, que no nos deja estar. Nomás estar. Una vez el drácula fue una mujer/hombre que nos rompió el corazón, otras veces fue el empleo que no logramos o el examen que reprobamos. O fue alguien que se murió. Una herida, un descalabro, un gancho al hígado. Fue lo que quieras, a alguien tenemos que culpar, ¿fue draculín o draculón el que te desangró?.

A veces la tecate me descomplica, me ubica más fuerte que el Santo y Van Helsing juntos y entonces en mi peda de 130 pesos (tacos no incluidos) le doy en la madre a mi nosferatu particular, le recorto los colmillos con un serrucho y le estiro la lengua. Le hago la "Chombling" que es una tortura muy horrible. El sábado pasado tuvo lugar mi más reciente round contra el vampiro de mi vida, porque hay que apuntar que nunca lo matamos porque ya está muerto, por eso vuelve a nosotros cuando se le hincha. Decía que el sábado regresó, celebrábamos los 30 y cachito de la Maga, bailábamos alrededor de una mesa con la tecate en la mano; ahí al centro estaba amarrado el culpable espectro de mis tinieblas. Le pusimos esta rola que él la odia. Yo la bailaba hace años, en el Viejo Orden (1991-95), cuando salía de bañarme y me sacudía aire con la toalla a la mitad del cuerpo para secar lo que se nos seca al último a los hombres. No fui más feliz aquellos años, pero creo que todavía no me alcanzaba la mordida del drácula chafo. O no lo sé. Sólo sé que esta canción me gusta por mensa, por simple, por bigotona. El sábado la bailé con otros leprosos como yo y el pinche drácula mío nomás se me quedaba viendo, envidioso porque la vida sigue a pesar de su mordida. Skiri-biri-birí, bom borom bom, bom borom bom...

7 comentarios:

Monike dijo...

Es la mejor descripción que he encontrado a esa intermitente opresión en el pecho que llega sin avisar y se instala a veces por pequeños ratos a veces por interminables temporadas.
Pero siempre estarán esas tecates (o victorias) y canciones mensas y ratos sin desperdicio.

Anónimo dijo...

E,
felicidades a tu esposa

que risa con la cancion...

y si parece que todos tenemos ese vampiro activado alguna vez..

que bueno que pusiste a lemonheads en los videos, no los conocia y vienen el domingo aca igual y los voy a ver...

saludos,
L

Anónimo dijo...

pinches lemonheads, me removieron viejos issues flaco....te la banbasten con los videos!!
Ando con el maisei a flor de piel y esta rola del bom bomribop me decia que el valevale podia llegar a la presidencia.por cierto yo traigo un vampiro que me sigue persiguiendo cabron

Anónimo dijo...

jajaja claro que conozco a esos lemonheads pero no sabia que se llamaban asi o mas bien dicho no me acordaba jajaja Mrs. Robinson ...of course!
saludos,
L

Unknown dijo...

Estupendo post. Felicidades a La Maga.

Saludos.
A.

Lau dijo...

Que bueno esta este post :) definitivo! todos tenemos ese vampiro o nuestro " alterego" y si nos dejamos nos puede destruir
saludos!!!

Ñets dijo...

Ale: qué rica es la Victoria.

L: Tú siempre en las mejores tocadas.

Marito: Vamos a darle en la madre a estos pinches draculillas con un Spoc Dei.

Antonio y Lau: Gracias totales por darse una vuelta por acá.