domingo, 15 de junio de 2008

Snowman

Hace casi 20 años vi la película de Woody Allen Crímenes y Pecados (1989) y todavía no se me olvida la frase que dice uno de sus personajes: "Comedy is tragedy plus time". O lo que es lo mismo: una tragedia puede convertirse en algo cómico con el paso del tiempo.

Primer ejemplo. Vas caminando por la calle según tú muy dueño de la situación cuando de pronto tropiezas y te das en la madre en medio de un gentío (tragedia), pero una semana después se lo cuentas a tus amigos que se cagan de la risa por el osote que te aventaste (comedia).

Segundo ejemplo. Estás en una junta con tu jefe y el jefe de tu jefe platicando de ese proyecto que te hará crecer profesionalmente y en medio de tu presentación te echas un pedo con premio (tragedia). Tiempo después, cuando ya se te quitó la vergüenza, platicas el penoso hecho a tus amigos que se carcajean por la anécdota del calzón flameado (comedia).

A veces los blogs se tratan de eso, de contar nuestras tragedias de manera cómica porque lo que ayer nos enfureció se vuelve la anécdota graciosa que queremos compartir hoy. Por supuesto que no todas las tragedias se vuelven cómicas. Asesinatos, crueldades, guerras, abusos, etc, seguirán siendo hechos trágicos aunque pase mucho tiempo, pero la frase de Woody Allen sí aplica a esas tragedias inofensivas que encuentran lugar en la vida cotidiana, por ejemplo, las travesuras de nuestros hijos.

¿A poco no?, cuando la carnita de nuestra carne comete un acto delictivo al principio nos enojamos y nos vemos obligados a echar mano (literalmente) de ese recurso primitivo de educación llamado nalgada, pero después platicamos la travesura que ya se nos hace graciosa y la gente nomás se ríe por la ocurrencia de nuestro "angelito". (Ay, ¡cositas!).

El sábado me pasó algo así. Resulta que la mamá de nuestro mexicoperuanito se largó toda la mañana a trabajar y me dejó solo en casa. La verdad no tuve problema con el paquete, todo lo hice muy bien, le preparé el desayuno a Mateo, lo cambié tres veces de pañal (dos de caca y uno de pipí), jugamos con todos los juguetes posibles, reímos y nos la pasamos muy bien....Pero bastaron dos minutos de distracción (¡dos minutos!) para que la santa paz se convirtiera en guerra santa.

Yo estaba echando babas viendo el partido España-Suecia cuando noté que Mateo estaba muy calladito en su cuarto, al tiempo que una peste a talco invadía la planta alta de la casa.

-¿Qué estás haciendo, hijito?-, pregunté dulcemente.

Y...¡madres!, que en eso sale corriendo un enano mono de nieve dejando un caminito de huellas blancas y una nube de polvo antártico a su paso. No crean ustedes que era una moderada porción de talco la que traía encima Mateo, ¡no!, el nene había derramado casi todo el bote de Mennen tamaño Costco por cada rincón de su habitación. Juguetes, muebles, libros, ropa, todo estaba debajo de una capa gruesa de talco. Parecía una exótica playa de sal después de un tornado.

Me enojé mucho y me dio mucha hueva. Del puro coraje pensé en dejar todo ese paisaje lunar intacto para cuando llegara la Maga, nomás para que viera la monada catastrófica que había hecho su consentido. Pero luego caí en la conciencia de que las esposas de por sí ya nos consideran unos buenos pa' nada como para darle un argumento más a la mía, así que arreglé la bronca.

Lo primero que hice fue darle un par de nalgadas al crío, quitarle la ropa entalcada y depositarlo en su cuna para que no siguiera esparciendo el alérgico polvo blanco. Luego expulsé a Ramona al patio porque a ella le gusta lamer el talco y luego anda toda intoxicada vomitando grumitos. Luego aspiré, barrí y trapeé a dos manos y sacudí y enjuagué cada uno de los juguetes y libros afectados. Wax on, wax off. Toda la faena de limpieza me la pasé estornudando, sentía el talco en el paladar y en la garganta, pero una hora después dejé el cuarto como nuevo.

No hace falta apuntar que Mateo vio todo este esfuerzo desde su palco muy a gusto. Al principio lloró del susto pero rápidamente comenzó a disfrutar de la función viendo a su padre/tribilín batallando para ensamblar las partes de una aspiradora, sudoroso, estornudando y empolvado. ¡El mocoso pensaba que yo estaba jugando a hacer el quiacer!.

Finalmente él se quedó dormido y a mí se me quitó el enojo. La cólera cedió el turno a la ternura cuando lo vi acostado boca abajo en puro pañal y con el pelito todavía con algunas "canas" de talco, se parecía a la greña del Tata. Luego me invadió la culpa pensando que un día antes de celebrar el Día del Padre, mi hijo había recibido las primeras nalgadas por parte del suyo.

El domingo conté la anécdota del reguero de talco a varias personas a las que les dio mucha risa y hasta celebraron la travesura de Mateo. Lo confirmo: comedy is tragedy plus time.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Cositas los dos! jajaja
hubieras tomado foto para que luego se la enseñes cuando este mas grandesin :-)

asi es cuando son traviesos :-)
uno se enoja y luego se rie de las travesuras pero al final es una bendicion que hagan travesuras y se diviertan, lo dificil es recordar eso cuando tenemos que limpiar las "travesuritas"

Feliz Dia del Padre!! Mateo tiene un papa muy cool y bueno :-)

saludos,
Lourdes

Pelo dijo...

Jajajaja, ¡excelente entrada!

¿Sabes? No he visto esa película de Woody Allen, a pesar de que me encanta este hombre. A ver si la veo estos días, creo que mi hermano la tiene.

Eso que dices sobre las tragedias que se convieten en tragedias es muy cierto. En general, yo procuro ver a la mierda y la tragedia con humor. Chaplin decía que lo más saludable de la vida es reírse de las cosas más trágicas, incluso de la propia muerte. Yo estoy de acuerdo con él.

Me reí con tu anécdota, es muy graciosa.

Jeje, ¡saludos! :)