viernes, 28 de noviembre de 2008

Nos casamos con Madonna

Aquella imagen impresa en el folclore de barrio en la que vemos a una ama de casa planchando adentro de una acalorada lavandería mientras la televisión le receta el mismo melodrama contado al revés, contrasta con la postal de la mujer actual que ha delegado las tareas del hogar para poder devorar una temporada completa de Lost en una sentada.

La llegada de una televisión más ágil apuró la evolución de las telenovelas porque el discurso de la niña pobre, pero bonita, que se casa con el tipo más rico de la cuadra, dejó de ser interesante para una generación de mujeres que prefieren jugar al doctor forense para descubrir el tamaño de puñal que usó el asesino confeso en cualquiera de los CSI.
¿Cambió el contenido de los programas porque cambiaron las mujeres?, o, ¿cambiaron las mujeres porque el contenido de la televisión fue modificado?. Ésa es la pregunta.

No es lo mismo haber crecido en los tiempos de Marilyn Monroe que en los de Madonna. La primera heredó la penitencia entre líneas leída como: "No importa que seas hueca si eres bella". Irónico es que la belleza estorbó a que Monroe demostrara tener talento, si es que adentro de esa humanidad tan atractiva lo hubo.

La hermosura ayuda, pero ser sólo un adorno dejó de ser lo más importante para nuestras contemporáneas, primero porque en estos momentos cualquier físico regular o maleta puede convertirse en espectacular con una mano experta detrás del bisturí; y segundo, porque Madonna ha demostrado que la materia gris bien aplicada recorre más camino que una curvada figura sin contenido neto.

Madonna supo ser una "Chica Material" sin parecer idiota o superficial; además se hizo cargo del timón desde el principio de su carrera, ubicando a los hombres siempre como segundones; acaso como donadores, pero ella siempre como la principal en el guión. Esa actitud retadora frente al entarimado machista se tradujo en problemas y vetos, pero también en confianza por parte de las mujeres que en ella vieron que sí se puede sola, (y a veces sola se puede mejor). Al mismo tiempo provocó la admiración, no confesa, de los hombres que vimos con impotencia el nacimiento de la súper hembra. La gatúbela de nuestras fantasías se hizo realidad y debimos pagar los gastos de envío.

Esta Revolución de la Vagina, obviamente, no cabe en el melodrama femenino que las telenovelas promovieron una y otra vez desde los años 70. Gracias a la cantante, ya de 50 años, las mujeres por fin tuvieron la respuesta a la pregunta del Siglo pasado: Sí, se puede ser bella e inteligente.Y también hay que ser un poco "perra", pudiéramos agregar, convocando el ejemplo de esa otra fiera hermosa, Angelina Jolie.

Hace no tanto, quizá 10 ó 15 años la adoptadora de niños más popular del planeta hubiera sido cliente frecuente en la hoguera socio moral, por el imperdonable, para muchos, bajón de marido que le propinó a Jennifer Aniston. Le hubiera ido muy mal, en parte, porque la referencia de infidelidad femenina era satanizada en las pantallas chica y grande, en donde sólo a los hombres se nos daba permiso de ser abiertamente infieles y/o promiscuos.

El cuerno que ponen ellas fue dilatando su culpabilidad a raíz de series como Melrose Place (1992-1999) y fue encontrando su perdón casi absoluto en la reciente Esposas Desesperadas (2004-) y en telenovelas como Mirada de Mujer (1997). Actualmente Edith González es una brava zorra con sombrero que suda las sábanas con varios, -pero sin culpa ni inquisición-, en Doña Bárbara (2008).

En todas estas emisiones, el adulterio rosa sigue siendo un tabú, pero se convierte en un acto justificado y en consecuencia, en un pecado a punto de ser virtud. Por ejemplo, vemos que Gabrielle Solis (Eva Longoria) es infiel porque su marido no le presta atención suficiente o porque está aburrida de su casa de cuento; y su vecina, Lynette Scavo (Felicity Huffman), está tentada a disfrutar un affair con otro hombre porque éste le habló bonito y la hizo sentir importante. Algo tienen de razón, decimos desde esta parte de la pantalla.

Entonces, cuando se justifican estos actos en la ficción, ¿comienzan a ser digeridos en la vida real?. No es imposible imaginar a millones de mujeres del otro lado de la televisión argumentando a favor de sus heroínas infieles, mientras sus maridos se preguntan en silencio si acaso sus -en teoría- abnegadas compañeras querrán imitar algún día lo que tanto aplauden hacia el monitor.

En Latinoamerica, público globero-telenovelero por excelencia, también nace un nuevo tratamiento del instinto femenino. Las mujeres en los programas dejaron de abrazar el modelo sumiso y adoptaron uno proactivo, independiente y en momentos subversivo.

La victimizada que soportaba todo, hasta la negación de ella misma, ahora toma venganza y se convierte en victimaria. Hablo en concreto de la serie Mujeres Asesinas (2005) nacida en Argentina y mal copiada en nuestro país.

La injusticia de género que los hombres habían subrayado a lo largo de los años en las telenovelas, en esta propuesta sudamericana se paga con sangre. La mujer no se deja y toma la justicia por su propia mano, obvio, arriesgando el manicure.
Y no son mujeres desquiciadas, no; son gente común y corriente cuya cólera encuentra reposo con la muerte de su agresor, del machista, del abusador, del patriarca sin méritos, del marido perezoso, del amante mujeriego. Lo escalofriante es que todos son casos reales: la ficción otra vez se queda corta ante la realidad.

Así como sucede con la infidelidad femenina, aquí el asesinato y el crimen hallan no su perdón o su indulto, pero sí una justificación que deja -casi- tranquilo al público que se atreve a concluir un capítulo. Se dicen cosas como: "La pobre Elvira estaba tan harta que la única salida era clavarle un cuchillo cebollero a su marido en cada ángulo de la espalda".

¿Y Blancanieves, Cenicienta, la Bella Durmiente? Ellas, ya aprendimos, viven nada más en Disneylandia, que no es todo el mundo.

Hablar del cambio de rol femenino en los medios de comunicación es entrar en los terrenos de Martha Stewart. Mentira y hasta difamación es afirmar hoy que una ama de casa no puede cambiar una llanta cuando la ex presidiaria y conductora de Martha Stewart Crafts da santo y seña, sin ensuciarse las axilas, de cómo hacer esas agitadas tareas domésticas que muchos hombres encargamos hacer a un tercero (léase albañil) para no transpirar la cerveza de la noche anterior.

Las mujeres aprenden con Stewart cómo levantar una barda, armar un comedor y sanar una tubería, con la misma gracia que demanda instalar betún sobre un pastel. La cultura del "hágalo usted mismo" mudó a "hágalo usted misma".

La televisión de hoy muestra un modelo de mujer que se queda en casa, pero no a tejer o a planchar, sino a remodelar, ante el horror del portador de testosterona que vive en ese techo, quien probablemente extraña el tipo de compañera que le tocó a su padre o a su abuelo, es decir, la doncella fina, pero inútil.

La nueva regla de supervivencia para el hombre es adaptarse a la mujer que se tutea con el encargado de The Home Depot. Hay que tomar muy en serio el arquetipo de mujer que proyectan los medios de comunicación, pues éste refleja el rediseño del rol femenino que hoy se desenvuelve en el mundo. Y que nadie puede detener.
De alguna manera todos estamos casados y/o amanecemos con Madonna.

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Secsi XVIII

Timbró mi celular y quise apagarlo de inmediato, pero gracias a una torpeza anular oprimí la tecla que contesta las llamadas. Nomás por eso tuve que hablar con mi amigo el necio, ése que se llama como yo y que también cumple años el último día de junio.

-Como leí que andas muy paternal, - me dijo-, quiero compartirte una foto de mi chiquita en posición fetal-.

Qué bien que vas a ser papá!, ¿entonces vas a tener una bebita?-, le pregunté contento.

-No seas güey, si no me quiero casar menos quiero ser papá... Pero chiquitas como ésta sí quisiera tener en la cama-, me dijo, luego rió y enseguida colgó. Un minuto después me mandó esta interesante foto de Maria Sharapova.

martes, 18 de noviembre de 2008

Un post grandote, grandote

[Este post sucedió, sucede y sucederá de martes a martes. Comienza el 18 y termina el 25 de noviembre, día en que nacieron todas las flores. Se irá actualizando, pero no se trata de nada. Lo más nuevo irá encima, lo más viejo se irá quedando, pero como en toda buena borrachera: al último se pone mejor].


25 de noviembre, 11:47 pm

HACE DOS AÑOS.-  Este día y a esta hora nace Mateo en el 2006. 

Ustedes saben que aquí procuramos no trabajar los martes, por ser un día con tendencia y ascendencia pinche. Pero yo quise hacer un post grandote, grandote de martes a martes para registrar la semana previa al segundo aniversario del pequeño gran estorbo

Según yo iba a cerrar este largo post con reflexiones paternales de entera inspiración para dejarlos a ustedes con el alma en coma y con el corazón como agua para chocolate.

Pero la mera verdad no tengo nada que decirles; siento como cuando estudiaba mucho para un examen y a la hora de la hora, justo después de escribir mi nombre y mi número de lista la mente se me instalaba en blanco

Yo quería escribir hoy el mejor de mis posts, en serio que quería.





(...Ruido de grillos...)





Mejor me voy a dormir, pero antes voy a besar la frente -con olor a centavo mojado- de la personita que siempre me inspira, pero que hoy me ha dejado sin habla y sin tinta. Buenas noches.

-Uhhhh, tanto-'nche-pedo-pa-na'a-. 

Perdón.

Ya no continuará...

24 de noviembre, 11:08 pm

ADUANA FELIZ.- Que tu familia vaya por ti al aeropuerto es como ver tierra firme luego de horas o semanas de naufragio

Continuará...

23 de noviembre, 7:44 pm

SUBE Y BAJA.- No sé quién fue la persona que bautizó a Nueva York como la ciudad que "nunca duerme", pero tengo la teoría de que fue alguien que estuvo hospedado en la habitación 1109 de este hotel.

Desde aquí todo se oye, y lo que no se oye, tu cerebro lo inventa. Cuando no es una ambulancia o la sirena de los bomberos, es el camión de la basura que hace un ruidazo en la madrugada recogiendo los botes hasta el tope de mugrero por medio de un brazo mecánico.

Y si de casualidad en la calle se manifiesta el invisible silencio, el elevador que tengo aquí enseguida del cuarto se encarga de despertarme. Parece que está encerrado en el clóset, oigo perfectamente su tracción hacia arriba o hacia abajo, viene viene viene o va va y va, y luego una campanita hace ¡plin! en algún piso en donde supongo se bajan los desvelados que no duermen porque tuvieron una cita con el placer, en cualquiera de sus presentaciones.

Cuando estoy mitad despierto y mitad jetón, escucho el ruido del ascensor como el de un submarino, y eso que nunca he estado en uno, pero así se oye. A las cuatro de la mañana andaba yo abordo de ese submarino en las profundidades del Atlántico persiguiendo a un grupo de cachalotes. Desperté y me acordé de mi amigo Paco, alias "Pachanga", a quien conocí en la primaria gracias a la afición mutua de dibujar tiburones con cuernos.

En fin, estoy muy bien salvo los precios de este hotel y su habitación tan rechinona. Mañana regreso a los ruidos familiares, al Discovery Kids, a los ladridos de Ramona y a los martillazos de la Maga cuando decide reparar algo.

2008: año en el que no he podido dormir bien en casa ni fuera de ella. Qué shulada.

Continuará...

22 de noviembre, 9:58 pm

PROYECTO MANHATTAN.- Apuesto el mejor de mis eructos a que ustedes también les ha pasado que viven un día que no parece ser ese día. Por decir, una tarde se la están pasando a toda madre y piensan: "Hoy no parece domingo". O, una noche están sumergidos en la peor de las aburriciones y sólo alcanzan a lamentar: "Hoy no parece viernes en la noche".

La rutina nos orilla a ponerle a cada día su afán, su cara, su estado de ánimo y hasta su clima, por eso cuando hay variaciones en el esquema nos sentimos fuera de la cancha, o como dice doña Irene, desencanchados.

Por ejemplo, para mí hoy no parece sábado. Pero tampoco lunes martes miércoles jueves viernes ni domingo. Hoy parece un octavo día. Creo que traigo esa sensación de habitante fronterizo porque para ser sábado me levanté muy temprano: a las cinco de la mañana ya estaba metido en la regadera para llegar a tiempo al aeropuerto.

Una zarandeada más al cuerpo y ya estaba yo aterrizando en Nueva York, con la bonita bienvenida del menos un grado centígrado bajo cero. El vuelo fue bueno, ¡y directo!, pero me llevé la amable regañada de una aeromoza porque quise usar el baño de primera clase: "Le recuerdo, caballero, que los baños de clase turista están en la parte posterior de la nave", me dijo la hermana no reconocida de los Polivoces. Qué delicados del ano son los primeraclasesinos que no quieren que uno se pedorrée en su medio metro cuadrado de baño. Ni modo, pa' tras.

Ya les había contado que yo soy un ciudadano de Hollyday Inn para abajo, pero la gente que me trajo me hospedó en un hotel de, por lo menos, 8 estrellas. Y no les suelto este estrellato por mamón o presumido, es más un grito de auxilio porque los viáticos se me están achicando como huevo en ducha fría. Hace rato me eché una sopita de verduras con pollo, tipo Maruchan, con arroz y un té verde... ¡a 52 dólares!

Calculo que Bush quiere rescatar la economía de este país gracias a tarados como yo que no ven cuánto cuesta una comida con vista al Central Park. Desde mañana aplicaré la dieta Big Mac, no importa que se me clausure el intestino una semana.

Tampoco parece sábado porque nunca posteo en sábado.

Bueno, pues ya me voy a caminar esta ciudad enteramente caminable, pero finalizo diciendo que extraño mucho a la gente que vive conmigo, con la que a veces me encabrono estando ciego por la prisa y la rutina. Es cuestión de tomar distancia de la casa para darse cuenta del amor que de ella nos alimenta. ¡Y gratis!.

Continuará...

21 de noviembre, 12:50 pm

CHÚPALE PICHÓN.- México lindo y querido, si muero lejos de ti, que digan que estoy dormido y que me lleven a Forks, Washington. Este pueblo brumoso al noroeste de Estados Unidos tiene tres mil ciento veinte habitantes bien vestidos, todos ellos patrocinados por Abercrombie & Fitch y por Angel Face de Pond's. Habitan por ahí vampiros veggies con piel de diamante; son ligadores milenarios que prefieran beber la sangre de Bambi que la tuya.

Allí quiero que me entierren para que después, por medio de un mordisco, resucite convertido en una criatura pálida que trepa hasta las copas de los árboles cargando en la espalda colegialas que todavía no saben, -ni les interesa saber-, cómo se escribe la palabra Huitzilopochtli.

¿Se nota que ya vi Crepúsculo (Twilight)? Pues sí, ya la vi, y a pesar de lo que digan los críticos aguafiestas a mí sí me gustó la película. Tiene muy buen soundtrack, una linda chica y un chupasangre que asusta más por su parecido a Julio Castrillón que por su condición inmortal.

Sin embargo, en este tema de vampiros-adolescentes-suburbanos-gringos me sigue gustando más The Lost Boys de 1987, cuya excelente banda sonora ya fue discutida en este blog en un post muy, muy lejano.

Continuará...

20 de noviembre, 3:26 pm

FELICIDADES.- ¿Hace cuánto que no te sorprende el ruido de un helicóptero, o las patas de un chapulín o el orden de una hilera de hormigas?.

En mi casa tengo un par de ojos extras que se maravillan con estos fenómenos pasados de moda. Mateo se emociona con aquello que yo doy por hecho, y no les miento, a veces es abrumante intentar estar alerta hacia todos lados para ver qué chingados te está señalando tu hijo con tanta insistencia.

En ocasiones lo "maravilloso" es un vaso de hielo seco que baila en medio de una calle, o es un anuncio panorámico de croquetas con la foto de un perro bien peinado, o es un gato meón que cruza en pánico frente a tu carro. No es mentira que los hijos oprimen el botón de Escape en tu teclado cerebral, a pesar de que nosotros, los adultos super ocupados, intentemos evadirnos con un 1-0 en contra de México a favor de Honduras.

Creo, pero no me crean, que a la paternidad hay que entrarle hasta el fondo. No puedes andar joteando en la orillita, como cuando le huyes al mar helado y sólo metes la punta del pie.

No es que yo esté muy adaptado con el papel de papá que un espermatozoide y un óvulo a buena hora me delegaron. Desconozco tantas cosas como las desconoces . En mi océano particular el agua espumosa y fría me está llegando apenas al ombligo, pero a estas alturas me conviene más terminar de echarme el clavado que pedir una toalla para salir.

Escribo todo esto porque hoy 20 de noviembre es el Día Universal del Niño (¡universal!). Si tienes en tu casa uno de estos pequeños seres incansables, te felicito. Si no, también te felicito.

Continuará...

19 de noviembre, 1:03 pm

EL CABLE ROJO.- En 1939 Judy Garland y varios personajes afeminados siguieron a brinquitos el camino amarillo para conocer al mágico-mágico Mago de Oz. Casi 50 años después, en 1985, mis amigos y yo nos pegábamos a la televisión para seguir con la mirada el cable rojo que estaba conectado a la guitarra de John Fogerty, en aquella canción "The Old Man Down The Road". Les dejo el video para que los que tengan que recordar, recuerden.




Continuará...

19 de noviembre, 11:31 am

SILLA ELÉCTRICA.- O inyección letal a la persona que sea sorprendida arribando a un lugar en el que un grupo de gente está reunida y diga: "Ya llegó por quien lloraban". Detesto esa frase con aires de chiste.

Continuará...

18 de noviembre, 3:47 pm

OLORES ENCERRADOS.- El Municipio de Santa Catarina, siempre echado pa' delante, está organizando entre la población un concurso de olores contenidos llamado "A Qué Te Huele el Tablero". Se trata de llevar tu carro con las autoridades correspondientes para que ellas evalúen las pestes guardadas en el coche, así como la antigüedad de éstas.

Deyanira Ruiz Reyes, de 21 años, propietaria de un Atlantic 1987 es una de las finalistas.
Su carro huele a hamburguesas del Carl's Junior desde hace 3 años cuando amablemente se ofreció como voluntaria a llevar la cena a sus compañeros de oficina, en una de esas jornadas en las que los empleados se quedan tarde a terminar un proyecto y que para las 10 de la noche ya todos se traen ganas. Los peritos encargados del concurso se mostraron asombrados con el aroma de Western con Queso que tiene el auto desde el volante hasta el asiento trasero. Cuando abrieron la guantera, ésta expelió un tufo de papa curly que hizo salivar a uno de los especialistas.

Juan Ángel Saucedo Tello, 47 años, dueño de un Altima 1992 regularizado color vino, dice muy valiente que no hay champú que le pueda sacar la peste de sushi a su carro. El hombre, viudo desde hace cinco meses, explicó que su hermano es cocinero en el Inguesushi y que le presta el carro cuatro noches a la semana por culpa de una deuda que tiene con él, la cual se negó a especificar. Cuando los olfatos especialistas se metieron al carro notaron que, efectivamente, éste huele a tempura, a wasabi y también conserva un acentillo a anguila empanizada. Saucedo, hombre robusto y de poco pelo, pero de bigote erizo, añade que ha derretido en el interior dos pastillas con aroma artificial a coco, pero que el olor lejos de desaparecer, crece.

Mirna Leticia Cavazos Santoro, de 26 años, presume que su Caribe blanca 1981 no tiene comparación. En marzo de este año su ex novio Ramiro se tiró un pedo a medianoche montado en el compacto cuando ambos regresaban de un motel en donde cenaron sincronizadas con salsa búfalo luego de hacer el amor dos veces y media. La joven pelirroja explicó, mientras la cara se le escurría de vergüenza, que en el kilómetro 31 de la carretera Monterrey-Lampazos su entonces enamorado levantó la nalga derecha para dejar escapar el fétido gas, suponiendo que ella dormía. El error, explica, se debió a que después de aliviar el cuerpo, Ramirito selló el carro y prendió el aire acondicionado. El pedo sigue habitando la nave desde entonces, pero Mirna y el pedorro ya ni se escriben mails. Ni uno de los organizadores del evento salió de la Caribe sin náuseas.

El concurso está emocionante. El jueves es la gran final y por el momento los tres carros están parados en un estacionamiento sin techo para que el sol de otoño termine de darle cuerpo al hedor. Las autoridades aún no han definido los premios para el ganador, aunque al principio se especuló que el primer lugar podría estar exento de pagar la Tenencia el siguiente año, aunque por la antigüedad de los carros finalistas, ninguno de ellos paga ya el jodido impuesto.

Continuará...

18 de noviembre, 11:32 am
UNO MENOS.- Por fin renunció el asesino de toros, Eloy Cavazos. Después de 42 años de manchar con sangre sus manos apestosas de orejas y rabos, el torero le dijo adiós a su "sorprendente" carrera. Deseo que le vaya bien, pero que no regrese.

NALGAS CALIENTES.- Ayer, mientras casi todos tiraban hueva en México, la Maga tuvo una cita de trabajo. Mateo y yo la llevamos y la esperamos afuera. Mientras la entrañita rubia despedazaba un metro cuadrado de jardín ajeno, yo me senté en el cofre del carro. En segundos mis nalgas no natas se calentaron y salté por el reflejo motivado por aquel viejo mito que dice que las altas temperaturas en el trasero provocan almorranas.

Una vez que mis jeans recuperaron la temperatura ambiental, recordé esa época en la que las muchachitas que yo pretendía no me pasaban adentro de su casa porque a sus papás no les gustaba ver jóvenes greñudos en la sala con su hija.

Aquellos años de exilio hogareño la costumbre era checar sentado en la banqueta dura, en la cajuela fría, o en el cofre caliente. Si tu carro estaba medio sucio -o medio lavado- una vez que llegabas a tu casa podías descubrir el par de culos (el tuyo y el de tu noviecilla) impresos en la lámina del automóvil. Como yo tenía vocho, a las damitas les era complicado sentarse encima de las polveras chipotudas, pero con todo y ello, me iba a mi casa con sus nalgas tatuadas en la carrocería del Vivaldi (nombre oficial de mi carro).

Irónico es que, por cuestiones de mojigatez, yo no podía o no me atrevía a tocar esas pompas febriles, pero mi Volkswagen sí se llevaba buena parte del premio.

EL TRI(STE).- Nuestra bandera tiene un verde más bien pinche. Si no me creen, traten de ponerse una camiseta de la Selección Mexicana de futbol y combinarla, ¡no se puede!. No hay jeans, pantalón, falda, vestido o short que le vaya bien a ese verde. Yo creo que por eso Televisa regala esas camisetas en cada partido.

Esta semana México define si va o no al Mundial de Sudáfrcia en un partido contra Honduras.
En cada enfrentamiento he notado que "nuestros muchachos" le batallan mucho para entenderse en la cancha y juegan al Chilerex Mex. Hace años los especialistas en la materia apuntaban a que el jugador nacional era maleta porque no tenía fogueo en el extranjero, pero ahora, con 10 jugadores rodando el balón en pastos internacionales, seguimos sin tener una selección matona que nos garantice un juego propositivo y ofensivo.

¿Pues cuál es nuestro freno, defecto, complejo o circunstancia?, ¿por qué no damos ni el kilo ni el ancho?, ¿le echamos otra vez la bronca a la "falta de actitud", ese concepto tan abstracto con el que pretendemos cerrar todas las tragedias mexicanas?.

Continuará...

viernes, 14 de noviembre de 2008

¿En dónde me veo?

Prefiero hospedar en mi casa a un familiar cleptómano que sufrir la visita de un consultor financiero.

Me refiero a esos hombres ilustres que saben de memoria a cómo amaneció el UDI y a cómo cerró el Euro. Son caballeros que se pasean por la calle en simbiosis con un maletín, y que te venden "Productos financieros para el retiro" bajo la promesa de tener una vejez tan desahogada como la de Hugh Hefner.

¿Te quieres jubilar en traje de baño metido hasta las tetillas en un jacuzzi frente a la costa de Oaxaca?, muy sencillo, te dicen, lo único que tienes que hacer es apoquinar desde ahorita y hasta dentro de 40 años, una lana en fondos de inversión cuyos nombres siempre son tan mamones como Fondo Diamante, Fondo Oro, o Fondo Platino.

Estos hombres saludan apretando la mano fuerte, como lo hacen todos los machos que le echan un huevo crudo a su licuado mañanero y tienen la habilidad de pronunciar bien bonito tu nombre con ambos apellidos, aún sin haber compartido nunca la tecate contigo.

Los recibes y de buenas a primeras quieren saber si fumas y si practicas deportes de alto riesgo, y como te ven encorbatado, alucinan que te sobran miles de pesos para invertirlos a granel.

Yo no sé ustedes, pero por el momento todo mi salario tiene padre y madre, ni un peso que gano es huérfano como para depositarlo en cuentas de ahorro. -Hago esta penosa declaración y me imagino a mis ex novias suspirando de aliviadas y contentas por no haberse matrimoniado con un apenitas-.

Volvamos al consultor financiero. Ya en su peladés más colorida, estos señores se atreven a preguntarte cuánto ganas y entonces llega ese momento en el que inspiras ternurita porque mencionas (un poco inflada) tu lánguida cifra salarial. -Muy bien-, te dicen, -como quiera debes considerar que tus ingresos irán incrementándose a medida que vayas creciendo-. En este punto de la cita estoy a punto de soltar la carcajada, yo, hombre de poca fe.

Eso no es todo. Cuando ya andas bizco por tanto proverbio económico y mareado por tanta gráfica de pastel, los angelitos verdes disparan la pregunta imperial, la más cagante, la más engañosa: ¿Cómo te ves en 5 años, en 10 y en 20?.

¡Bomba molotov!

A ver, a ver, son las 10 y media de la mañana, es martes, no he desayunado, el pedacito de caos está entrando en lo que sería su primera adolescencia precoz, todavía le cuelga para que se asome la próxima quincena ¿y tú me estás preguntando que en dónde me veo en cinco años?, ¿qué debo contestar?, ¿en un escusado buscando las llaves del carro?, ¿en misa?, ¿en el Super 7?, ¿pegado a una ubre de vaca?...

Y riájales, nomás por quedar bien con tu interlocutor y para que aquello parezca como un emotivo talk show de Televisión Española, diseñas en voz alta un bosquejo ideal de tu vida futura, algo así como Mr. Ñets en el País de las Maravillas, con harto betún. Todo esto se lo dices a un extraño que pone cara de que le interesas mucho, cuando en realidad está pensando a qué oleran los sobacos de una ballena azul o cómo va a querer los huevitos en la cena.

Terminas tu trance de idealismo esperando aplausos por parte del consultor financiero, pero éste pone su cara más solemne y te clava por la espalda una inyección de salación.

-Y eso si, Dios no lo quiera, no tienes un accidente catastrófico antes en el que, repito, Dios no lo quiera, falleces (nunca dicen 'te mueres'), o quedas inhabilitado de por vida. ¿Ya has pensado en lo que será de tu familia en caso de que, Dios no lo quiera (¡otra vez!), algún día no estés con ellos?-, te dice el cabrón.

De inmediato imagino a Mateo y a la Maga pepenando en un basurero, él masticando una mazorca seca con moscas, y ella mentándome la madre hasta la tumba por no haber comprado un seguro de vida a tiempo.

Ukelachingada. A ver, recapitulemos: Ya te dije que gano una mierda, ya me pusiste cara de que eso me pasa por no ahorrar y por ser un pelado sin iniciativa ni ambición, ya me hiciste futurearle a cómo me veo en cinco años, ¿y ahora me quieres matar o condenar a una silla de ruedas?. Shiale.

Ya con el ambiente convertido en carroza fúnebre nuestro invitado remata diciendo: -Por eso te digo que es importante echarle un ojo a estos productos que te ofrezco para que no te lamentes después- y te entrega 10 páginas redactadas por algún entusiasta ahorrador, finamente grapadas a un legajo en cuya portada aparece la foto de la familia mexicana más guapa, más sana y más sin pedos que puedas conocer (cuyos modelos de seguro son argentinos).

Tu sigues pensando en cómo fregados vas a hacerle para completar la mensualidad que él te pide como requisito para jubilarte hecho un millonario en 40 años. Misterio sin resolver; otro.

-Dale una pensada y si quieres programamos una segunda cita la siguiente semana, ya con la papelería correspondiente para que comiences a disfrutar de los beneficios de estos productos-, concluye Mr. Maletín de Cuero, sólo antes de preguntarte si tienes amigos a quienes les pueda interesar lo que él te ha ofrecido. Entonces llega tu venganza, es momento de pensar en los cinco amigos más ocupados que tienes y darle sus teléfonos a este nómada bursátil para que los jorobe media hora o más.

El consultor financiero se retira dejándote en el génesis de una depresión preparto. El resto del día andas todo preocupado porque eres un ahorrador endeble, porque además no tienes la respuesta de cómo te ves en cinco años y porque ni siquiera has pensado en si, Dios no lo quiera, quedas algún día cuadraplégico o turnio por andar brincando-bailando la chica de humo en las bodas.

Posdata: He comprado un seguro de vida/fondo de ahorro para proteger a mi familia
Moraleja: A veces esas personas que nos caen mal porque hablan de temas fastidiosos, -a veces-, tienen la verdad

jueves, 13 de noviembre de 2008

Lullaby

La primera muchacha que les ayudó a mis papás con el aseo de la casa se llamaba Blanca.
Fue ella mi primer amor y también fue ella la protagonista de mi primera pesadilla.

Hablo de una noche de mil-novecientos-setenta-y-pico. Yo dormido y en la cabeza me hierve una fábula de David Lynch.
En el sueño Blanca está de pie frente al fregadero de la cocina, en aquél departamento de la calle Mississippi que rentaba Yuyo.
La mujer me ofrece la espalda, con el pelo negro planchado hasta la cintura, trae una falda larga, recta y estampada a cuadros escoceses, lava platos con furia pero sin dolo; en cada tallón le brincan las nalgas.

Muy cerca de ella está postrada una muela gigante. Un diente blanco de un metro ochenta que amenaza a la muchacha Blanca. Obvio que la pieza dental no habla ni tiene cara, pero siento que me mira y que me dices cosas. Yo quiero avisarle a Blanca que detrás suyo está parado un diente enorme y malintencionado, quiero ser el héroe, ser supercan, pero descubro que mis pies están anclados al piso y que mi boca está atascada con sedimento acuoso verdeoscuro.

FADE OUT.

FADE IN.

Ahora estoy afuera del departamento, confundido, no sé en dónde quedó Blanca ni qué fue del molar asesino, pero sé que estoy en la misma pesadilla porque el soundtrack es idéntico. Parece la escena inicial de Vanilla Sky, no hay nadie en la calle excepto el grito de mi hermana Irene que me suplica voltear hacia arriba. Levanto la barbilla para ver de qué se trata y me la encuentro colgada de un cable de luz junto a mi primo Moisés. A su lado hay un nido con pájaros negros que comen pedazos de basura.
Irene y Moy me piden que suba por los escalones de acero que tiene clavados el poste, pero otra vez mis pies son un par de ladrillos inútiles y mi boca no dice ni pío.

Y ya.

martes, 11 de noviembre de 2008

Para morirse en domingo

Vamos a ver si puedes soportarlo.

El próximo domingo apaga tu celular y, si es posible, visita la casa de tus papás. Entra al cuarto que alguna vez fue tuyo y en el que hoy habitan tiliches de varios tamaños, o ropa que prometiste llevarte pero que nunca moviste de esos ganchos.

Entrecierra las cortinas de manera que sólo se asome un filillo de luz y espera a que sean las 5 de la tarde con cuarenta minutos,- hora oficial en la que los domingos se terminan-.

Siéntate en la que era tu cama, si es que todavía está ahí, o si no, tírate en una esquina como si fueras muñeca de trapo o nudo de pelusa.

Huele la alfombra, siente en la espalda y en los codos las paredes frías. Abraza ese silencio de las tardes pasadas; recuerda cuando no tenías nada que hacer más que pensar en ese día en el que por fin te largarías del nido.

Acuérdate de Raúl Velasco, de la tarea no hecha, de las calificaciones aún no firmadas. Del cabrón que te jodía el trikitake en el recreo. Del brasier todavía remoto.

Oye cómo llaman al teléfono tus tíos foráneos para saludar a tus padres y cómo tu mamá se comunica con tus abuelitos.

Observa desde lejos tu mochila Samsonite en el mismo rincón en donde la arrumbaste el viernes cuando eufórico te quitaste el uniforme pensando que lo único que vale la pena en la vida son los fines de semana en bici, o pegado al Space Invaders, o tragando Hit de uva con un chingo de calorías que te la pelan.

Recuerda que a esas horas del domingo nadie te iba a buscar porque todos tus amigos se andaban aburriendo con su familia. No había ding-dong, el timbre no sonaba.

Cuando estés a punto de perder tu mirada en los años vencidos y en pleno trance, dale click a cualquiera de las canciones que aquí te ofrezco. Aguanta toda la melodía abrazado a tus rodillas. El chiste de este experimento es evitar correr por un cuchillo a la cocina para aplicarte el harakiri en el ombligo. Si sobrevives, entonces puedes con cualquier cosa y no debes tenerle miedo a nada.

OFERTA MUSICAL PARA EL EXPERIMENTO SUICIDA:








Y LA PRUEBA DE FUEGO:

viernes, 7 de noviembre de 2008

Fea, gorda y feliz

Dicen que una buena película es aquella que tiene dos o tres escenas muy buenas pero ninguna mala.

Bueno, pues si la mujer que voy a explicarles a continuación fuera largometraje, sería la Citizen Kane de la cinematografía mundial, o El Padrino, o cualquier otra movie que los haya sacado del cine con el alma encendida y sin ganas de ver terminados los créditos finales.

Sí, mi amiga estaba buena-buenota, no se le veían las costuras por ningún lado, ni en codos ni en pelvis ni en ombligo o cuello. La celulitis era una persona non grata en sus piernas y hasta las florecillas del camellón le hacían wana wana a sus torneados chamorros.

Sin embargo, nadie la pelaba. Nadien. Ella era un desperdicio de epidermis de primera calidad.

-¿Por qué ni un hombre me invita a salir?- me preguntaba en tono de fa, o sea de queja y lamento.
-Pues porque asustas de buena- le explicaba yo.

-Y entonces, ¿cómo le hago?- insistía.
-Pues enpínchate un poquito, déjate el bigote, o engorda, o estréllate contra la pared para que quedes chimuela, o deja que la axila te brille de verde o haz buches con orines de murciélago para que hables y derritas al mismo tiempo- le proponía.

-No seas menso-.
-Ok, no soy pendejo-.

-Dije menso, no pend...- hasta ahí se detenía ella porque la bella no era maldicienta.
-Ok, tampoco soy menso- jugaba yo.

-¿Entonces...?- neceaba.
-Ya te dije, hazte un poquito fea y dejad que los hombres se acerquen a ti...- concluía yo, antes de entrar a nuestra clase de Estadística.

Pasó el tiempo.

En lo que ustedes parpadean ya estamos de vuelta en el 2008. Es domingo a mediodía y ahí me tienen en HEB comprando pañales y toallitas húmedas (artículos de primerísima necesidad). También voy a que Mateo desayune con las muestras de comida que ofrecen las señoritas con pinta de hermanas del desangrado corazón ubicadas cada tercer pasillo.

En plena salchichonería veo unos pants cuerpo de uva, -más bien en forma de pera-, que se desplazan embarrados a unas piernas gordas, (ancha de cadera es mi consentida). Es una yegua que cuando camina se le hacen hoyitos en las nalgas, mismos que traspasan la tela toallosa de los pants morados. Aijuesú.

La mujer lleva chongo de lado, espinillas y emana una aura de sebo. ¡Es mi amiga!, la ex reina de belleza intocable está ahora convertida en un templo de adoración cucarachil. En donde algún día tuvo imperio la buenés hoy gobierna la hiedra venenosa. Se ve tan pinche que hasta se ve guapa, quizá por asequible.

Mi ex compañera transfigurada en Doña Pinche lleva una niña hermosa en el carrito del super y otro niño igual de bonito va arrastrándose abrazado de uno de sus muslos de diámetro reservado. Obvio, son sus hijos. Frente a ella camina su Shrek particular. ¡Al diablo con el espejo!, mi amiga se ve feliz. Contentota. Como no se veía antes, cuando era la mitad de ella.

No la saludo por culpa de esa pereza de plomo que nos da a todos ponernos al día con un conocido desconocido, pero luego la veo pagar con los mismos vales de despensa que a mí me dan en la empresa y también la veo dejando en la caja ese bote de pesto caro y esas habaneras light que sólo compramos en tiempos de aguinaldo. Poquito más tarde se desaparece rumbo a su rutina.

La pelota se va, se va y se fue. La veo irse plena, llena, pero ya no está, ni de lejos, buena, menos fajable ni encamable.
Mejor para ella.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Los poodles del circo

Tengo una memoria traicionera, pero sé muy bien lo que estaba haciendo el 23 de marzo de 1994 a las 10 de la noche: Metido en un cine de la colonia Cumbres, solo y sin palomitas, me evadía de todo y de todos viendo por segunda vez la película En el Nombre del Padre con Daniel Day-Lewis.

Estaba espantado, no por la trama que ya conocía, sino porque unas horas antes le habían disparado a quemarropa a Luis Donaldo Colosio en una bella y boscosa zona de la espléndida ciudad de Tijuana. Los canales de televisión y las estaciones de radio habían cortado sus transmisiones en señal de luto, según ellos, y yo como robot o como momia, me levanté del sillón y me largué a un cine para ver una película que ya había visto.

Sentado en la oscuridad de aquella sala me sentía la versión mexicana de Lee Harvey Oswald que también corrió a un cine después del crimen de John F. Kennedy.

El atentado en contra del candidato priísta a la Presidencia me tenía los cables cruzados. Hasta ese día la ropa sucia (con excepción del 68) entre los políticos se lavaba con la cárcel, el exilio, la renuncia forzada o la desaparición, pero nunca a balazos transmitidos en cadena nacional.

"Ya valimos verga", pensé una y otra vez sentado en la butaca mientras me chutaba la película ya citada.

Días después todo el aparato oficial de gobierno junto a los medios de comunicación prepararon un coctel de datos, versiones, posturas, teorías, plegarias, santos y señas que nos fueron inyectados a los poodles del circo para que dejáramos de sentir la ansiedad del principio y la sensación de desamparo y para que "pudiéramos seguir con nuestras vidas".

¿Quién mató a Colosio?, ¿quién tiró la piedra y escondió la mano?, ¿quién se tiró el pedo en elevador?, ¿quién le puso sal a las aceitunas?... Si en este país se capitalizaran las buenas historias los mexicanos ya tendríamos una película llena de Arieles y Palmas de Oro acerca de la vida y muerte de Colosio protagonizada por el mismísimo Sergio Goyri (no hay que desperdiciar ese bigote, por favor).

Ayer mataron en un accidente aéreo al Secretario de Gobernación, J. C. Mouriño, amigo cercano de nuestro Presidente. Los administradores de este circo ahora trabajan a marchas forzadas para diluir el espanto que padecemos los perritos bailarines cada vez que los poderosos mueven piezas incómodas del engranaje.

Los poodles del circo (nosotros, millones de mexicanos de cinturón apretado y buena fe) estamos otra vez inquietos y sin ganas de hacer nuestro acto. Por eso, en las próximas horas y días nos volverán a recetar ese coctel de olvido y de buena suerte que te vaya bien que siempre nos recetan cuando las cosas "se salen de control".

La utopía nacional sigue siendo personal, no comunal.

También ayer, pero en Chicago, un negro de excelente mentón y contagiosa sonrisa levantaba los brazos en señal de victoria presidencial mientras miles de estadounidenses le aplaudían, algunos con lágrimas de esperanza en los ojos. Mientras tanto, acá abajo, en el patio trasero, en el "México profundo", cientos de miles poodles nos preguntábamos si el circo chafa en donde trabajamos y crecen nuestros hijos tiene o no dueño, tiene o no solución; o si a alguien, de perdido, se le iba a ocurrir aventarnos nuestro próximo plato de croquetas.

Todos los días muchos paisanos cruzan la frontera hacia el norte. No los culpo porque en 24 horas México y Estados Unidos mostraron las dos caras del teatro: El primero exhibió tristeza, drama y desesperanza; el segundo, sonrisa, comedia y esperanza.

Mexicano pobre, clasemediero o rico: ¿En cuál de los dos países se te antoja vivir?

lunes, 3 de noviembre de 2008

Destitulado

El Chef Herrera dice, y dice bien, que en Monterrey sólo tenemos dos estaciones al año: verano caluroso y verano frío.

Ayer quitamos el calentador de la casa y hoy tenemos que reinstalarlo. Entre ayer y hoy pasaron ocho meses; el 2008 se está yendo (se fue) muy rápido. En media hora se acaba este pedo.

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Tengo rato de no visitar a Javi "El que corta y acaricia" y por eso traigo la greña en ese estado intermedio y purgatorio que las mujeres y los gays llaman el no-corte. La población rosa dice: "Fulanita no trae corte" para referirse despectivamente a una pieza de pelo sin personalidad encima de alguien sin personalidad.

Para aliviar esta pérdida de estilo craneal los hombres tenemos dos salidas, la gorra o la gelatina. Pero no ambas al mismo tiempo.

Ayer fui a comprar una gelatina que engarrote mi gruesa melena sin forma. Tenía rato de no pararme frente a un Acua Net enseguida de un Alberto VO5 (¿quién chingados será ese Alberto?) y entonces le pregunté a la Maga que qué tipo de fijación prefería: intensa, media o leve, pero a ella le valió madre. Tuve que improvisar.

Tomé los botes y los analicé como si fueran los resultados de un examen de orina. Sentí que compraba viagra en forma de moco pues todos los empaques te prometen entre 12 y 24 horas de pelo tieso. A ver, ¿24 horas?, eso quiere decir que en algún lado del mundo hay güeyes que amanecen peinados.

Luego del obligatorio sí o no, opté por un gel de dureza media, para que le haga espacio y le de chance al despeine. Desde hoy y hasta que el semen de kingkong me aguante seré un hombre relamido. Me peino para atrás y me siento un pariente pobre de Los Soprano.

Pinche post ocioso.