miércoles, 3 de septiembre de 2008

Wannabe

Desde los 9 años acompañé mis Chocokrispis con dos o tres cucharadas soperas de desidia y una taza de leche Las Puentes. Este desayuno me forjó una personalidad de abandono, y me programó un temple guango.

Casi nunca concreto lo que inicio, es decir, empiezo muy emocionado un proyecto, pero a los dos o tres días me desdoblo, floto encima de mí y me observo tan entusiasta que me provoco pena ajena (o sea propia), me siento cursi, y entonces viene el proceso del autoboicoteo: "¿para qué?, no le muevas, ¿a poco te gusta tanto eso que estás emprendiendo?, mejor enciende la tele o vete al cine o cena mucho o tápate hasta la cabeza hasta mañana..."

Así he sido, pero no me doy tanto asco.

Ahora mismo estoy procesándome, reconociendo cómo he ido por ahí penduleando entre las dos o tres oportunidades que se me presentan en cualquier escenario para al final no elegir ni una opción, o dejarle la decisión a otras personas u circunstancias, no a mí. Muchas veces dejo que el tiempo haga su trabajo, que borre el ánimo, la iniciativa, que se aproxime la distracción a otra tarea. Reconozco que constantemente he adoptado la identidad del camarón que se duerme para que se lo lleve la corriente, por eso admiro la constancia de alguna gente.

Por fuera, mi empaque, mis instrucciones, mi información nutrimental, les dirán otra cosa. Tengo un trabajo que me gusta mucho, una familia de foto, amigos divertidos y abundantes, alto grado en karate, buen aguante caguamero, buena pinta, un ipod con 603 excelentes canciones, buena vida sin opulencia, buena vida, buena.

Pero me persigue la culpa de haber hecho sólo lo suficiente, de haberme conformado con tener el huevo de oro pero no la gallina. No hablo de acumular riqueza, hablo de tener aspiraciones, de crecer, de seguir estudiando, aprendiendo. No soy una mula o un costal de papas, pero soy lo que le sigue: un cómodo mediocre.

Escribo esto y me duele, y en seguida me rebelo. -No mames, Eugenio, te estás pintando muy mal, no te castigues tanto-, me digo. Pero es que sé que tengo capacidades a punto de la atrofia porque no las ejercito, no las fortalezco. No quiero ser un súper hombre, ojo, pero repruebo esa flojera que me da estirar al máximo mis talentos.

Este mundo nos expone a la tentación de ser buenos para todo o a perdernos en la angustia de ser rebasados por el progreso o por los chinos que son muchos y están más preparados que nosotros. Repito, no quiero ser un súper yo, pero quiero sacudirme de una vez por todas ese yugo de la desidia, ese abandono, ese dejar que los dados de mi suerte los tire el reloj.

He descubierto que la paternidad es la práctica por excelencia de la constancia. Ahí no cabe dejar las cosas para otro día porque por ejemplo los pañales aún no han sido fabricados con patitas para irse caminando al bote de basura solos. La paternidad es una obligación constante muy canija. Pero ahí si me pongo estrellita porque he sido, si no un excelente papá, un papá constante (porque no queda de otra). No sé si es una estupidez aplicar este modelo de acción para otras áreas, es decir, hacerse a la idea de que hay que empezar algo y terminarlo porque no queda de otra.

Un ejemplo.

Allí en el cuarto de la casa que es para guardar nada y para guardar todo tengo una batería. Se la compré a mi amigo "El Pedy" que primero me la ofreció como regalo de bodas, pero luego el muy avaro terminó por exigir billetes por ella. Ahí la tengo desde hace cuatro años, esquinada, y jamás me he sentado a tocarla. Mateo entra a ese cuarto y le da unas patadonas al bombo, pero nada más.

Yo quise tener una batería de casado porque de soltero no pude. Según yo iba a seguir con mis clases para luego formar una banda de rockstars wannabe. Pues nada. La batería está ahí y a veces sirve para tender las toallas húmedas o para colgar momentáneamente los vestidos que la Maga trae de la tintorería antes de pasarlos al clóset.

Ayer en la noche abrí ese cuarto y la batería me miró como cuarentona virgen exigiendo ser tocada por alguien. ¿En dónde se me perdió la iniciativa de aprender a tocar?, ¿por qué ni siquiera para un hobbie soy constante, congruente, animado, tenaz? Si algo supuestamente divertido no me motiva, ¿qué sí lo hará?

En esas preguntas ando y aunque no he podido responderlas por lo menos ya he formulado un plan: Tengo 35 años y una batería azul en mi casa. He decidido que a los 36 y medio formaré una banda, y de hecho ya tengo el nombre, The Firewells. En este año debo aprenderme al menos tres ritmos y también dos o tres vecinos dejarán de hablarme por el ruido. Por lo pronto busco maestro de batería, un bajista paciente, un guitarrista que no fume y un cantante que tenga buena postura aunque esté panzón.

Ésta es una de otras iniciativas que quiero tomar. No es suficiente creer que soy un buen padre, un buen empleado, un buen esposo; tengo que probar más cosas, expandirme, crecer, y con ello divertirse más. Como siempre, no sé si este plan sirva, pero al menos ya me comprometí con ustedes y si no cumplo grítenme hocicón en un año. Estoy decidido a reactivar esa ilusión para no quedarme sentado sin hacer nada. En serio, no queda de otra.

9 comentarios:

kerubin@ dijo...

Me identifico mucho con tu post, la diferencia es que soy mujer y te llevo algunos años (cinco). Por lo pronto hace dos semanas empecé con mis retos de nuevo.

Estaremos echándonos porras!

Saludos Eugene!

Anónimo dijo...

FLACO LEYENDO ESTO...ME QUEDE PENSANDO QUE LOS NEGOCIOS QUE ME HAN SALIDO BIEN HAN SIDO PORQUE HAY UN BUEN PARTNER A MI LADO...ESO ES LO QUE NECESITAS!!!!......CREO YO
A MI ME URGE SABER CANTAR PORQUE TENGO TANTO SENTIMIENTO REPRIMIDO QUE SOLO LO SACARIA CANTANDO, ME URGE SABER PINTAR , PORQUE TRAIGO TANTAS IDEAS EN LA CABEZA, EL PEDO ES QUE NO SE PINTAR....ENTONCES
ME URGEN TOMAR ESTAS DOS CLASES!!!!!

Anónimo dijo...

Pues yo por lo pronto ya estoy haciendo reservaciones para ir a verte tocar la batuca.....

y se me hace que entraste en webons mode
es normal, son etapas.

Unknown dijo...

uff... como que me leo en tu entrada...
no serás libra???
en fin Don, te apoyo en tu proyecto, y si necesitas quien haga coros, o gruppies para futuras presentaciones, me apunto y me alisto.
yeah!

Anónimo dijo...

Tal vez no tocabas la bateria, pero que tal cantabas la cancion de "no eres normal" con cultura indefinida. "no, no eres normal,no eres normal!!!" jajajaja....alivianate cabron, te esta dando la crisis de los 35...
Un abrazo
Paco Escobar

Lourdes dijo...

E!! que bueno que cada dia te estas conociendo mas y tienes estos planes super padres a futuro. Yo te echo porras y te apoyo!
Yo te confieso que tengo una guitarra y no se tocarla!! la compre cuando me empezo a gustar la musica de Damien Rice y Glen Hansard y me propuse que este 2008 no se me va sin que aprenda a tocar guitarra! :-) jajaja

La vida apenas comienza a los 35, animo!!
un abrazo,
L

Unknown dijo...

No voy a decirte que no te preocupes porque es lo peor que se le puede decir a alguien. Si yo fuera tú, empezaría por preguntarme qué tienen que ver tu mujer, tu hijo y tu trabajo con el hecho de que no toques la batería. Lo que tienes es un síntoma. Una señal de alarma. Pero,de momento no es una enfermedad.

¿Nos vemos en mi blog?.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola, voy a ser una analogía entre la batería y tú.
Esa batería eres tú, quien por muchos años sólo ha mirado el pasar de los años guardado, inmóvil, sin sonido.
Ya es momento que la batería suene y que tú vivas. Te mando un abrazo...

Tabita dijo...

Puedes explotar tu potencial probando ser un excelente amante (no necesariamente con tu mujer), eso es un verdadero logro y estás en la edad perfecta para conseguir conejillos de indias 10 o 15 años más jóvenes.

Felicitaciones por hacer conciente tu mediocridad, la mayoría de las personas muere sin enterarse de que vivió "mierdamente".