miércoles, 10 de septiembre de 2008

Huevitos revueltos con lomo

Compañeros, una vez más nos hemos equivocado.

Durante muchos años creímos que el tamaño de los testículos era el máximo síntoma de masculinidad. Pero no es así. Caemos en un error cuando nos referimos a que un hombre tiene muchos huevos cuando pretendemos definir al bruto que con sobrado arrojo y alto porcentaje de pendejés resuelve entrarle a los problemas sin medir consecuencias.

Las bolas son nuestra más sensible parte. Un leve golpe ahí es suficiente para que nos pongamos a chillar como político sin hueso en posición fetal. No es posible otorgar el sinónimo de varonil a estas gónadas tan mariconas, ¿verdad?.

Así que no importa que las ciruelas sean las productoras de testosterona porque por experiencia les aclaro que nuestra potencia viril se genera y crece desde la zona lumbar, o sea, cinco dedos arriba de la raya de las nalgas, ahí en donde las chiquillas sin escrúpulos se imprimen un tatuaje.

Lo digo con todos los pelos de la burra en la mano, pues ayer reapareció la contractura en mi espalda, (El Imperio de C3PO Contraataca), y me di cuenta de la importancia que tiene esta parte del cuerpo para desarrollar con soltura nuestras tareas de macho.

Caballero lector, intente usted patear un balón con la columna vertebral cucha, o cargar a su hijo, o recoger las llaves, o conducir, o subir escaleras, o levantar la bolsa de basura, o pujar para cagar. Más triste aún: Intente pompear a su esposa, novia, amiga o almohada teniendo la espalda descuadrada para que vea que resulta imposible.

Frente a un tiro directo los futbolistas se cubren el escroto con las manos para evitar un golpe espantosamente doloroso, pero yo sugiero que mejor se cuiden el lomo porque podrían seguir jugando castrados, pero jamás contracturados.

Desde ayer voy de regreso a la usanza de inyecciones y pastillas por culpa de mi adolorido dorso, que es mi parte más sensible, aun por encima de los huilburs. Valiendo madre.

7 comentarios:

Unknown dijo...

Menos mal que la lumbalgia te deja escribir porque he pasado un buen rato.

Cuídate chaval.

Saludos.

A.

Anónimo dijo...

Solo que dile a la enfermera que no sea tan heavy con tus nalguitas a la hora de la inyección.

Supongo que no vas a ir a trabajar verdad?

animo, al ratito te vas a sentir mejor =)

Anónimo dijo...

Que rollo Queno, alivianate porque el miercoles voy a Mty, nos vemos por alla...saludos Paco

Lourdes dijo...

Que te mejores!!
saludos,
L

Guffo Caballero dijo...

Yo le tengo pavor a las agujas; de hecho prefiero morir a inyectarme, jojojo. La última vez que doné sangre -hace como 2 años y fue de a huevo- las hora antes a que me metieran la cosota (la aguja) para sacarme el mole fueron taaan lentas y taaan tensas... Por fin llegó el momento: la enfermera me acostó en un reclinable y me dijo: "No te va a doler", pero me dolió de a madre. Recuerdo que le pedí mil disculpas porque cuando me penetró (con la aguja) brinqué y se me salió espontáneamente un "aaangasatumadre!!!!". La enfermera sólo rió. Rió bastante.

Saludos Eugenio.

Tabita dijo...

Yo sí tengo escrúpulos!!!

Lau dijo...

hijole que mala onda!! mejorate pronto!!