jueves, 27 de agosto de 2009

La prueba

Mateo nació con los ojos azules; un azul similar al del agua que burbujea en las pozas de Cuatrociénegas, Coahuila, pero con el tiempo le cambiaron a un verde tipo gargajito de ángel. La verdad, nunca pensé tener un bebé con los ojos "de color" (así le dicen algunos mexa's a los ojos azules o verdes como si el café no fuera un color).

Los primeros meses de mi paternidad circulaba en el aire una madreada recurrente entre mis amigos acerca de la posibilidad de que ese niño tan hermoso no fuera de mi morena autoría, pero esa burla-en-buen-plan nunca sacó comezón ni en mí ni en mi fábrica de semen.

Los estudiantes del colegio en donde me tupieron de dogmas éramos en su mayoría cafeseses. Allí no había prietitos en el arroz, pero sí frijoles albinos. Al único rubio de mi generación le decíamos, de hecho, "El Güero", y tenía una personalidad entre mamila y caprichosa; era un pesadito garbanzo de a libra. Será por eso que en mi infancia relacioné al pelo amarillo y a los ojos azules con gente exclusiva y mamonsona.

Cuando Mateo abrió por primera vez los ojos aquélla madrugada de noviembre noté que tenía la mirada azul y entendí que en su revoltura genética había información de la Maga, de Yuyo (mi papá) o de Pane (mi abuelo materno), pues todos ellos tienen los ojos "de color". Y así, mientras me iba acostumbrando a que los otros me dijeran que Mateo no se parecía a mí, el tiempo silenciosamente iba preparando una evidencia enorme, tan infalible como cualquier prueba de ADN.

El martes pasado la Maga me mostró una foto que le tomó a Mateo durante su siesta. En ella, el pedazo de caos aparece boca arriba, cruzado en la cama, con las piernas rectas como si se estuviera echando un clavado de soldadito y con los labios apretados como si el control remoto de Dios los hubiera puesto en pausa aventando un beso.

Un detalle de la foto es concluyente: la mano derecha del jovencito de dos años y nueve meses está metida en su trusita. ¡Sí, sí, sí!, los lectores frecuentes de este blog sabrán que desde siempre acostumbro dormir con una mano metida en el canelo, a veces ahorcando al ganso y otras nomás reposando en él, pero siempre con media mano gozando de la combustión testicular.

Sus ojos y mis ojos son totalmente diferentes, ¡vale madre!, ¿pero qué tal el ritual idéntico que tenemos para arrullarnos?

No hay duda. Yo soy el papá de Mateo, y ahí no termina la cosa.

22 comentarios:

Alice dijo...

oye, no seras tambien el papa de mi novio?
jajaja

Lau dijo...

definitivamente es trastada de la genetica jeje... creo que todos los hombres tienen esa maña de agarrarse " aquello" mientras duermen... mi marido tambièn lo hace

Anónimo dijo...

jajajaja no pos pa'que queremos mas pruebas! esa es mas que concluyente!!!

mi alguien debe ser raro, el duerme con su manita en la panza, o será mas bien por panzón y no le alcanza hasta allá???

NTQVCA dijo...

Hoy que desperté asi (claro, yo sin sentir paquete debajo de mi mano)pensé si alguien dormiría igual.

La Rosy dijo...

jajajaja!
Me encantan tus posts de Mateo.

Uvé dijo...

Deberías poner la foto

El Tipo dijo...

Eres mi papá tambièn? o es más común de lo que creemos esa cualidad de dormir cuidando el tesorito?

David dijo...

Já! Justo ponía algo en un post sobre ser "el guerito" de la escolapia. Los post de Mateo son de los más chingones! Como que ya kiero ser papá!

Brenda dijo...

Un saludo a la Maga que capturó el momento "kodak" jajaja
Y un beso a Mateo
Saludos

El hombre de hielo dijo...

MMMjjjhhhmmmm, yo no lo veo como una prueba concluyente.

¡Puede que ambos sean hijos de un tercero!

Tabita dijo...

Que ternura, pero concluyente no creo que sea... en mi breve experiencia he visto que muchos hombres se agarran ahí para dormir :S bueh, besos.

Ministry of Silly Walks dijo...

Claro, es esa pesadilla recurrente de los hombres de que cuando despiertan ya no está ahí.

Mis hijos son énticos a su padre excepto por el cabello. La genética caprichosa decidió joderles la vida con los pelos de chaquireros como los míos en lugar de los bucles del papá.

Pia dijo...

hihihi, pero si esta igualito a ti!!!
de tal "palo" tal "astilla"............

MLD dijo...

WEY YO TAMBIEN LE METO , SINO MUY POSIBLE QUE NO CONCILIE EL SUENO.....NO HAY DUDA QUE EL MATEO ES HIJO TUYO...ES SIMPLOTE, SU SENTIDO DEL HUMOR ES BIEN BASICO Y A FLOR DE PIEL, ES UN PLANI, DEL CUELLO PARA ABAJO ES EL KENO VUELTO A NACER,Y ASI LE SEGUIMOS......UN ABRAZO FLACO

Ñets dijo...

CERO PRUEBA

...Pensé que eso de dormir con la mano en la cobacha era mío, mío, mío, pero ya me di color que es una costumbre general...chingau.

Saludos Y gracias a todos por pasarse por aquí.

c324r dijo...

No, la neta no todos dormimos así. Se oye interesante y "muy macho" decirlo, pero no.

Algunos dormimos con una mano ajena entre los calzones.

... y esos si somos menos.

c324r dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Andreinski dijo...

Creo que si no todos, muchos lo hacen... parece que tienen miedo de que llegue alguien en la noche y les robe las joyitas.

y qué chamaco tan precioso el tuyo.

marszoid dijo...

Si te dice papá a ti, te llora cuando te vas, y sonríe cuando vuelves...

no importa si no hay pruebas.
bueno... yoo digo :)

El Contador Ilustrado dijo...

pruebas cientificas irrefutables!

Kózmica dijo...

Debo confesar que me pasa, que no lo hago muy seguido pero he despertado con la mano así, sin sentir ningún bultito, claro está.

Yo tengo un sobrino que cuando nació era tan bello que dudábamos de que fuera hijo de mi cuñado, el tiempo nos dió la respuesta. Las actitudes del niño son igualitas a la del papá, los ves de lejos y hasta se paran con pose mamona.

Me hubiera gustado saber si una hija mía tendría mis mañas, si le hiría a los pumas :P

Recuerdo "güeros" en la primaria, aveces eran "güero" de rancho. Mi mejor amigo de ahora le dicen "borrado" por sus ojos de "color"...en méxico siempre les ponen los mismos apodos.

Saludos!!!!

Anónimo dijo...

Pero si lo acabo de ver y esta igualito a ti, nada mas que diferente color, pero las facciones son IGUALITAS! Puedo dar fe de el hecho, jajajaja! Saludos