miércoles, 24 de junio de 2009

Ropa

No me gusta comprar ropa. Me abruma pasar frente a una tienda y ver maniquíes forrados de trapos muy bien combinados. Estar a la moda es una carrera de resistencia en círculos en la que no quiero desmayarme de cansancio.

Soy feliz con mis garras y con las tres o seis piltrafas que se acomodan bien a mi delgadez lonjuda. En cuestión de ropa soy de bajísimo mantenimiento, si no fuera por la Maga no habría mucho relevo en mi guardarropa; ella se encarga de renovar las piezas que ya están, o muy salitrosas, o muy fotografiadas.

Tengo dos pantalones favoritos, cinco camisas, tres gorras y tres pares de converse que son intocables. Lo demás se puede ir por donde vino.

Suelo romper las camisas de trabajo a la altura del codo, quizá porque apoyo mucho el antebrazo al escritorio, pero aún así, -con hoyos en los brazos-, me pongo esas camisas para ir a la oficina porque me siguen gustando y porque no tengo ganas de comprar otras. (A lo mejor se me rompen del codo porque soy codo, tacaño, mezquino...¿?)

Bueno, pues para poder llegar "roto" al trabajo y no ser sorprendido, aprovecho el calor de mi ciudad para enrollar las mangas de mis camisas quebradas hasta la altura del codo con la intención de que mis compañeros no adviertan los agujeros. Creo que sí funciona.

No me gusta comprar ropa, pero disfruto mucho deshaciéndome de ella. Una o dos veces al año hago limpia en mi clóset y le doy guillotina a aquellas prendas que han estado esperando meses para cubrir otra vez mi ligero cuerpecillo. Esas limpias son actos en los que desconecto el apego y meto camisas, zapatos y pantalones en una bolsa de basura que generalmente tiene como destinatario una casa de beneficencia.

A veces la ropa que ya no uso cae en manos de familiares y entonces sucede un fenómeno rarísimo. Por ejemplo, cuando a mi cuñado le vi puesta una Lacoste negra que según yo ya no quería, a él se le veía tan bien que de pronto comencé a extrañar al cocodrilo bostezador en mi tetilla izquierda. En otra ocasión vi a mi suegro con una pijama vieja que era mía, pero que en él parecía nueva. También la extrañé. Pero no tanto.

Concluyo que la ropa usada es como una exnovia: No nos importa deshacernos de ella hasta que la vemos puesta en otros.

POSDATA.- Hablando de cosas viejas, se me antojó oír esta canción de Cinderella porque acabo de llegar a casa luego de un viaje de tres días y una sola noche. Pónchenle aquí si la quieren escuchar. Bye.

18 comentarios:

Kózmica dijo...

Al igual que a ti, me choca ir a comprarme ropa pero me pasa algo parecido con lo que cuentas. Es cierto eso que cuando tiras algo luego se lo ves a alguien más y como que te empieza a gustar, entonces lo que yo hago es decirle cuñada que se compre 2 o 3 blusas negras y pantalones de mezclilla para que me dé envidia, luego me si me queda se los compro a ella.

Vaya con la Maga! a mí siempre se me hizo retedifícil comprarle ropa a un hombre o escoger cual tirar y cual dejar para otras puestas.

saludos!

NTQVCA dijo...

Uy no, a mi si me gusta muchisimo comprar ropa, pero me da una hueva infinita probarmela, los vestidores siempre tienen unos focotes como de carniceria que te dan sobre la cabezota y además de calentarte la cabezota te provocan unas sombras que hace que se te vean todas las imperfecciones, entonces termino sintiendome gorda y no compro...
Por eso mejor no me pruebo nada.

Ministry of Silly Walks dijo...

Jajaja! Odio comprar ropa, me choca porque nada me queda. Soy más bien, como tus familiares a los que se les ve tan bien la ropa de la que te deshaces. Tengo suerte de que mi hermana y mis cuñadas engorden porque entonces no tengo que salir a comprar ropa, su ropa me queda como si la hubiera mandado hacer para mí. Luego soy odiada por muchas mujeres, que es la peor clase de odio.
Pero sigo comprando ropa, para que el universo siga girando, porque también hago limpias y mi ropa nueva va a dar a otros cuerpos, y así. El ciclo natural de la ropa para los que tenemos el infortunio de odiar comprar.

Anónimo dijo...

comprar ropa es un fastidio verdadero, ademas todo es carisimo y solo son trapos caray, pienso lo mismo con respecto a los zapatos, cuando voy a comprar nada me convence pero si alguien me regala algo me fascina enseguida y como dice mi madre, tengo cuerpo de limosnero, asi que ya la hice. lo malo es que mi hija crece y crece y no puedo evitar hacer esas compras al menos una vez al mes, me choca.

Lalo dijo...

Brother! Yo también odio la ropa.




Y por eso es mejor se pseudo budista pseudoheterodoxo.

Pelo dijo...

"cuando a mi cuñado le vi puesta una Lacoste negra que según yo ya no quería, a él se le veía tan bien que de pronto comencé a extrañar al cocodrilo bostezador en mi tetilla izquierda"

¡Jajajaja!

Nunca me ha pasado, pero debe ser horrible.

Yo amo con locura comprar ropa y por desgracia casi nunca lo hago a falta de dinero.

¡Pero algún día...!

Anónimo dijo...

Pocas cosas me causan tanta angustia cosmica como comprar ropa. Lo peor: cuando un amable y despreocupado vendedor se acerca para "ayudarme" sin saber que lo mejor que puede hacer es alejarse y asegurar la venta unicamente recibiendo lo que le entregue para llevarlo a la caja.

Al igual que tu tengo una canasta basica de ropa que no se ha movido desde hace años. Llevo aproximadamente 5 años yendo al trabajo con las mismas 4 combinaciones de ropa y mas que eso con otras escasas combinaciones fuera de el.

Como he escrito en otros lados la moda es un misterio trivial que no me interesa mucho descubrir aunque se me acuse de parecer retrato.

Claramente pertenecemos a la corriente filosofica de "Hasta que la Muerte nos separe" en lo que a vestimenta concierne.

Saludos

Yamely Escobar dijo...

como te fue con el ahora Sr. Manosdetijera?.. jaja
le diste mi recado!??
espero que tu viaje haya salido genial..
y que tu llegada a casa todavia mejor..!
Mateo y la Maga te dieron sorpresa!??
jeje
cuidate..
y.. yo tmb tengo algunos pares de tenis intocables..
un beso Don Ñets! a ti y a tu familia!

Cabrón Insensible dijo...

Yo soy más o menos como tú, de hecho hacía algo parecido, hasta hace poco tenía unas camisas de mis años pubertos que me gustaban pero ya no me quedaban, entonces las arremangaba y utilizaba por fuera del pantalón así bien a la moda

la burbuja de yol dijo...

A mi me paso igual. Llevé una bolsa grande de ropa a Saltillo para que mi mama la regalara a otra gente y de repente veo a Paty con una chaqueta mía y se le veía fregón, y ya se la estaba quitando otra vez. Quien sabe porque pasa ese efecto de afecto.

Adrián dijo...

detrás de todo hombre sencillo hay una gran mujer dándose con la plama en la frente mirando apenada a otro sitio

Anónimo dijo...

Yo no se si me gusta, o la realidad es que me faltan pesos para comprar ropita, pero amm creo que gasto mas en discos jiji...

Saluttos muchos

Enke

ge zeta dijo...

Jajajaajaja, muy bueno

A mí si me gusta comprar ropa nueva.

Alice dijo...

tres dias y una noche?!
mucho estres o mucha fiesta?

M dijo...

bah y porque en los otros no se puede comentar?

te iba a decir que pones unas fotos muy bonitas... o no era eso? ya me olvide.

bah...

Nancy dijo...

Mmm a mi si me gusta comprar ropa nueva, el problema es que cuando acomodo la ropa que lavo, siempre me pongo la que queda mero arriba y duro mucho tiempo dándole vuelta a las mismas garras, luego de repente cuando me echo mis clavados en mis cajones me encuentro cada sorpresa!! jajaja eso es muy divertido, casi tanto como encontrarse un billete en un pantalón viejo :)

Saludos!

Lau dijo...

degadez lonjuda!!! jajaja!! esa está buena!

Anónimo dijo...

"Suelo romper las camisas de trabajo a la altura del codo, quizá porque apoyo mucho el antebrazo al escritorio, pero aún así, -con hoyos en los brazos-, me pongo esas camisas para ir a la oficina porque me siguen gustando y porque no tengo ganas de comprar otras. (A lo mejor se me rompen del codo porque soy codo, tacaño, mezquino...¿?)"
Comentario 1. Codo, tacaño, mezquino ;)
Comentario 2. Ya entendí por qué las arremangas!