viernes, 29 de julio de 2011

Una más

Antier se me nubló la vista por un conflicto estupidísimo. Querías una segunda pastilla de dulce y yo quería que te esperaras a la hora de la cena. Argumentaste, contestaste, pataleaste y yo te regañé apretando los dientes.
Terminamos abrazados; tú llorando y yo también.

Representé la autoridad patética de quien siempre ha tenido problemas con las figuras de autoridad. Tuve la determinación agrietada y explosiva de alguien acostumbrado a ser "buena gente" y nalgapronta con la del súper, el jefe, el de la gas, el amigo, el choto, el taxista y la recepcionista, pero que no sabe qué hacer con las emociones de su hijo, ni con su llanto ni con su chiflazón. Fui la página en blanco expuesta a ser rayada por manipulaciones infantiles de segundo de kínder. Por cansancio, hartazón, fastidio, frustración.

Te regaño por tu bien, pero no me gusta hacerlo. Quiero que aprendas a esperar, porque yo nunca lo he aprendido; es más, apenas estoy capacitándome para iniciar. Te quiero mucho, eres la persona más importante de mi vida, pero necesitas obedecerme sin reclamos y sin gritarme. Es la última vez que me contestas así y ahora déjame te doy un beso aunque te pique la barba, y ¿qué te parece si hacemos un picnic en el jardín?

Salimos cargando una charola con tostadas de atún en jugo de limón y un vaso de leche de chocolate para convocarte un corto circuito en la panza. Cenamos abajo de la noche no sin calor, vimos una estrella y media, dimos la bienvenida a una chicharra verde que salía de su ex sí misma café, nos perseguimos, nos hicimos cosquillas y sudamos el bochorno hasta que hediste a centavo.

Bañado, cenado y empijamado te quedaste dormido.
Pedí a la Serenidad otra chance para intentar ser mejor papá.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Chingao. Y uno siempre termina con el remordimiento de conciencia y la impaciencia por saber si estamos haciendo lo correcto. Yo he fallado muchísimo con mi retoño, y lo peor es que sé que si no corrijo ahora, "luego" será demasiado tarde. Ay, Mr. Ñets, me llegó directito al corazón tu post! Chingao. Es tan poquito el tiempo que tenemos para compartir con ellos, tú por tu situación y yo por mis tres trabajos, que duele en el alma empañar esos momentos con regaños y reprimendas. Pero, dicen, "es por su bien". Ojalá una lucesita nos guiara en todo momento. Un abrazo a los dos.
Ele y Juan Pa!
http://sailing-nena.blogspot.com/

Unknown dijo...

Pues si ya se había comido una pastilla, y eso con la anuencia del padre, cómo explicarle que una segunda ya no era posible. Mejor no permitir la primera hasta la hora de la cena.

Por otro lado siempre he dicho, y esto fue una eterna discusión con mi esposa, comer un dulce antes de la comida o cena, qué tan grave es? Se rompe un límite importante? Vale la pena un drama como este? Mucho mejor que se laven las manos o se cepillen los dientes.

MLD dijo...

HAY UN VATO QUE LE DICEN "LA PUMBA" QUE NOSE SI EL PUBLICO EN GENERAL O SUS MAS CERCANOS SEGUIDORES LO TILDAN DE "BUEN PAPA"...CONOCIENDO EL BACKGROUND NO TE EXPLICAS COMO, PERO ESO ME LLEVO A COMPARARME Y SABER EN QUE GRUPO ESTOY, EN EL DE LOS "BUENOS" O EL DE LOS "MALOS"....Y LLEGUE A UNA CONCLUSION...."SOY PAPA", ME JACTO DE SERLO , CON PROS Y CONTRAS, CON PELLSICOS Y CON BESOS, CON TODO LO QUE IMPLICA SERLO.....NO HAY BUENOS NI MALOS....O ERES O NO ERES Y SE CHINGO!!!!!.....
Y YO CREO QUE ESTAMOS EN EL MISMO GRUPO DE 3D CON EL MARINERO!!!!!!!

Kózmica dijo...

Híjole, ahora sí te entiendo más que bien. Mi niña anda pegándole a todo lo que se mueve, me da cachetadas y se ríe. La psicóloga me dijo que no es muy pequeña para reprenderla (11 meses)que debo tomarle de su manita y decirle ¡no! pero un no que le haga saber que no esta haciendo nada bueno. Es bien difícil y hoy por regañarla y dejarla en el piso se me cayó de lado y se hizo un chipote. El corazón me duele.

Pero ¿qué más puede hacer uno? la psicóloga también me dijo: ella no necesita que seas su amiga, ya las buscará. Ella necesita que seas mamá, que le enseñe a tener límites.

No nos queda más que ser eso, papás.

Saludos!

Anónimo dijo...

El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; más el que lo ama, desde temprano lo corrige. Prov. 13:24

Lo aplico a diario, porque sino la amará dejaría que se hiciera sola... y tarde o temprano yo tendría que pagar por mi falta de carácter. Corregir no es fácil, pero sino lo hacemos lo pagamos llorando lagrimas de sangre.