A los ñoñazos de hoy (tururú, tururú) no nos interesa el de Cannes ni el de Venecia ni el de Morelia. Nos importa el de nuestros hijos, el Festival de Fin de Cursos, o más allá, el de Navidad.
Un día, el gran día, nos levantamos emocionados porque vamos a volarnos parte de la mañana viendo la coreografía de brinquitos que nos tiene preparada la sangre de nuestra sangre. (He comprobado que el 72% de los niños de kínder baila dando saltos y el otro 28% son niños que caen gordos porque sí se saben los pasos).
Para un Festival de estos, las mamases de los niños se ponen guapas, (¿han notado que ahora a las mamás las conserva diosito más y mejor? Y es que las señoras de antes eran señoras desde siempre y las de ahora parecen tener palancas con Peter Pan. No es queja).
Las misses también le echan más ganas, ¡se maquillan!. De hecho, las maestras de kínder se arreglan sólo tres veces durante el ciclo escolar: en cada uno de los festivales (verano e invierno) y en los "open house" cuando te presentan el plan de estudios. Ahí es cuando te das cuenta que la chava que recibe a tu hijo en las mañanas con la cara lavada y el broche tipo cuca recogiéndole el pelo todavía húmedo, es en realidad una chava atractiva. Írala, írala.
Ya apretados en el teatro todo es perfumería y rechinido de tripas. Los teatros y los auditorios dan un hambre brutal y también, al igual que las iglesias, producen mal aliento en la gente que no trae chicles. Es muy importante ir desayunado y enchiclado a este tipo de lugares. Llegas, te sientas, te saludas de lejos con el papá o la mamá de éste o aquella, o te sordeas viendo el programa mientras se te va olvidando taparte la boca cuando bostezas hasta que te avientas una mordida de cocodrilo con todo y ojo lloroso a lado de la abuelita de Santiago o de Isabela.
Después de muchos minutos durante los cuales la mayoría de los presentes deberíamos estar jalando, pasan la primera la segunda y la tercera llamada. ¡Y comenzamos!, dicen.
Tengo que recalcar que el kínder en donde juega y aprende Mateo es una institución económicamente sustentable para los papás. Por una cantidad muy cómoda de desembolsar, las maestras arman escenografías y vestuarios de diez. Y no es porque ahí esté matriculado el más pequeño y único de mis hijos, pero la verdad es que las producciones siempre me/nos sorprenden.
El tema del Festival de hoy fue el circo. Mi hijo apareció en el onceavo acto, ya cuando la Tripa Fest burbujeaba en el ático de mi estómago. Salió de mimo, un mimo divertido, guapísimo y suelto. Recordemos que hay tres tipos de niños en los festivales: los que se quedan tiesos (que tienen su encanto), los que bailan "bien" porque se machetearon los pasos (y que caen gordos) y los que se divierten en el escenario. (Peor voy a caer yo si señalo en cuál categoría entra Chimuelín).
Ni siquiera fueron 15 minutos de fama. Su estrellato duró lo que dura una canción, pero dio un muy buen show. (Y conste que a mí los mimos me molestan). Al final, Maga entregó una caja de bakuganes a nuestra encarnación compartida como premio por su simpático desempeño. Yo le llevé un chocolate Kinder Sorpresa (Hombres necios y tacaños que acusáis a la mujer sin razón...).
Mateo estaba feliz, luminoso. Y creo, sé, que todos estuvimos contentos. Con él, por él.
Hello world!
Hace 1 mes
6 comentarios:
Dios Santo!!! Qué HERMOSO post Mr!!!
No sabes cuánto me hizo reir, cuánto me enterneció y cuánta razón tienes en todas las descripciones de maestras, mamás y niños.
Yo muero porque ya sea el festival de mi Juan Pablo, en el que será Pedro Picapiedra (quién sabe por qué).
Un enorme abrazo a tí, a tu guapísimo hijo y Maga. Qué buen trabajo en equipo hacen. Así se hace!
Ele y Juan Pablo!
A mi me encantan los festivales y eso que llevo unos cuantos apenas. Lo de las mamás peterpanescas, pues cómo no va a ser así, si una gran mayoría son mamis muy jovencitas? Yo no entro en esas edades pero sí me arreglo, eh? jejeje
Las misses son unas lindas! (a veces)
y el show... es el mejor del mundo cuando tus hijos son los protagonistas, haciendo su mejor esfuerzo.
Me alegra saber que pasaron un buen momento y por Mateo. Abrazos.
Tienes los dedos llenos de razòn... a mì tambien me caen gordos los niños que se aprenden bien los pasos. Nada que ver los festivales de hoy con los de hace 20 años en donde a todas las niñas nos enchongaban y nos vestìan con huipiles y diversos trajes regionales. Si no tuviera hijas con leer tu post me hubiera gustado tenerlas jee
Se te lee feliz =)
Monserrat
Hoy fue mi último festival. El hijo menor se presentó en el festejo de los papases y las mamases, que cada año se celebran al mismo tiempo. Me emocionó ver que la clase de música no es únicamente choro y desmadre sino que efectivamente, algo aprendieron, aunque sea el "Carnavalito" en flauta y a cantar medianamente entonados.
Pero se acabó. El hijo menor tiene su última clase de primaria mañana y ya en secundaria no habrá más disfraces.
:(
A ti todavía te queda un buen.
De más está decir que lo sigas disfrutando.
Gracias por compartirlo. Siempre dices cosas o situaciones que todos vivímos pero que no tenemos el valor de expresarlo.
Saludos
No te digo! si aquí yo aprendo a titipuchales. Me fascina como descifras estos convivios de padre-hijo.
Coincido contigo en eso de las mamás de ahora. Recuerdo que de niña me preguntaban si mis papás eran mis hermanos porque me llevaban por 14 años y se veían bien chicos y hippies. Casi todas mis compañeras llevaban señoras ya canosas que yo pensaba eran abuelas y nada. Ayer que fui a recoger papeles en la futura guardería de mi beba vi a pura chamaquita flaquita y arregladita. Me sentí vieja!!! obvio no faltaron los comentarios de: pero se ve de 30!, ya sé, pero tengo más.
Creo que ahora las mujeres no nos sentimos "tan" señoras como antes. Ahora que lo pienso cuando me toque llevar a mi hija al kinder todas serán veinteañeras y yo toda una casi cincuentona....mejor aquí le dejo.
Me encantó tu post.
Saludos!
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