No está padre vivir tan rápido y tan poco. Una vida no basta. ¿Durar ochenta años?, ¿cien? Mi vida será apenas un aplauso entre la eternidad. La mayoría de los árboles que conozco seguirán de pie cuando mis bisnietos aprendan a leer y sea yo sólo un huésped vitalicio en el nicho de una iglesia. Puede que me sobreviva una foto o un recuerdo, pero cualquier puente peatonal durará más que yo. -Suertudo concreto-. Fuera del tiempo que he perdido sacando un trámite burocrático (la cartilla militar, por ejemplo) o el que he invertido buscando la aprobación de alguien, todo lo demás ha valido la pena vivir.
1 comentario:
A pesar de no ser religiosa y por ende no creer en el cielo, nunca tuve miedo de que me llegara la hora. Ahora que soy mamá tengo miedo de todo, no me quiero ir y como dices tú, 100 años se me hace poco para estar al lado de mi hija.
Abrazos!
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