viernes, 25 de octubre de 2013

Los caminos de la vida

Claro que no son como yo pensaba, y menos como yo creía.

Entrar en detalles daría pie a muchas malas interpretaciones. Eso comparte la escritura con todas las demás artes del hombre: el emisor quiere decir una cosa mientras el receptor capta otra. No es que sea imposible que el mensaje dé en el clavo, lo que pasa es que generalmente andamos distraídos y leemos lo que queremos leer o lo que se nos acomoda. En una pintura uno ve un ojo y el otro una luna. A algunos los calienta Miley Cyrus, y a otros los desviagra. Puras percepciones.

Tanta letra para decir que hoy me siento feliz. Ésa es la única interpretación posible.

Me abrazan dos felicidades, de hecho.

La primera está relacionada con el alivio de la supervivencia. ¿Has estado a punto de chocar y no chocas? Cuando sales vivo de una situación extrema sientes que descansas en un nido de algodones. Yo no estuve a punto de chocar, pero sí pude ser devorado por una bestia sin nombre, el yo auto destructivo, la auto mala leche que sin estar consciente me receté, yo creo que desde los 17 años.

Ahora, después de tres años de montaña rusa por fin transito en lo planito. Y no sé cuánto vaya a durar esta recta floreada, pero hoy la disfruto y la agradezco.

Hace mucho que me dejó de dar vergüenza reconocer a Dios en mi vida. A ese Dios hecho a mi medida. Mi Dios que puede ser el tuyo, pero quién sabe. Le doy gracias a Dios por haber salido bien del espagueti western en el que yo solito me metí. Fue todo un viaje, pero ya llegué.

La otra felicidad proviene de mi no tan grande pero sólido inventario de bendiciones. Empezando por ese niño de pijama de rayas que muy temprano me despierta para que vayamos a ver juntos las lagartijas que grapan sus panzas en la pared. Ese niño que me besa y a propósito me deja en el cachete un tratamiento facial de saliva. Ese amiguito de fin de semana.

Otra bendición es mi trabajo que me sigue gustando y me sigue retando. Mis papás idénticos desde siempre, sanos. Mis amigos y su sentido del humor. Mis amigas y su estimulante cercanía. El techo que acabo de lograr. El Fiesta suavecitos que me lleva a todos lados. El cielo despejado de octubre.

Agradezco de todo corazón a la Maga por ser la cofundadora de mi hermoso hijo.

Agradezco a Mamá Mátrix por ayudarme a despedirme de mi edipo.

Agradezco a la mujer de la banca que no respondió el salud que le ofrecí a sus estornudos. Ella sabe porqué.

Estuve todo el tiempo conmigo pero comencé a negarme a los 17 años (más o menos) y ahora me reencuentro y me digo: qué bueno que regresaste, -eres lo único que tienes-, quédate contigo.

ROLITA POR FAVOR.- Anoche escuché esta canción y me puso con madre. Creo que no le hemos llorado lo suficiente a Michael Hutchence y ya hace casi 16 años que se nos fue, doctor.


5 comentarios:

Unknown dijo...

Andele ... Very good 👌😉

Anónimo dijo...

me contagia tu felicidad!

Kózmica dijo...

Vas por buen camino

¡Abrazos!

Unknown dijo...

Me encanta tu manera de escribir, tienes una sensibilidad maravillosa que contagia y me hace sonreír. Aplaudo tu valor y coraje ante las adversidades y celebro contigo que te hayas reencontrado.
Te mando todo mi cariño y mi amistad incondcional siempre!!
TQM!!

Brenda dijo...

Tanto por agradecer, siempre. Pero muchas veces tiene que sacudirnos la vida para que lo veamos. Gracias a Dios, que siempre está contigo, porque te has encontrado, a tí, con el que siempre estarás.
Me alegra saberte feliz.
Abrazotes.