Si se le mira bien mirado, en esta foto podemos apreciar a Mateo, a Carlitos, y a Carlita, última adquisición ésta en la lista de mascotas de mi hijo. El niño colocó a las bestias en un caminito ya hecho anteriormente por alguna máquina cortadora de césped para que jugaran carreritas. La competencia estuvo tan interesante que todavía no habían recorrido ni un metro, cuando Mateo y yo habíamos ya descansado la vista en otro lado del parque, olvidándonos por completo de los dos pequeños caparazones caminantes. Carlita ha resultado ser un desmadre. Se sale de su caja y se le monta a Carlitos, no en plan de apareamiento, sino en plan de joder. El otro día amaneció en la regadera con su picuda nariz pegada en una esquina como si la hubiera castigado la Bruja de Blair. Los últimos dos fines de semana, Mateo me ha hecho ir y venir para todos lados con los dos animales, que no tienen más gracia que la de ser ellos mismos. Sólo hay que alimentarlos y verlos. La paternidad sigue siendo un fastidio que me tiene muy contento.
3 comentarios:
adoro leer como te expresas de Mateo
Feliz Día del Padre Eugenio!
Tu hijo está orgulloso de tí y lo sabes, verdad? En ese pequeño corazoncito cabe mucho amor para tí.
Un abrazote
jajaja...tuve una tortuguita llamada agatha. Tu post me hizo recordarla...algun dia escribire algun post sobre ella...y lo de querer salir con las mascotas a todos lados es de lo mas tierno! Yo tbn salia siempre siempre con la mia.jajaja.algun dia le comprare alguna tortuguita a mis nenes.
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