Esta semana cumplo 38 años y me he regalado la decisión de no presentarme a trabajar en la oficina durante este tiempo. Por supuesto, con el visto bueno de Recursos Humanos.
No tengo nada que hacer, sólo sacar pendientes personales y ver las películas que no he visto. Además, debo visitar a los tres profesionistas esenciales para todo aquel ciudadano que desea evitar volverse loco: un abogado, un sacerdote y un masajista; en ese orden.
Mis días libres coinciden con la más reciente calentura de mi moribundo carro. Los doctores no le hallan, aunque ya le practicaron una purga de radiador cuyo diagnóstico sabré hasta hoy en la tarde. La mera verdad ni quiero marcar al taller; temo lo peor.
Entonces, así las cosas, ante este panorama y no pudiendo modificar las circunstancias que me rodean, diseñé un proyecto por demás ambicioso que consiste en caminar mi ciudad. Ir y venir a patín, sin más.
A donde tenga que ir, iré a pie. Y sí, a pesar de vivir en una de las ciudades, creo, menos caminables del mundo, me la voy a aventar. Hoy inicié los primeros kilómetros y el bofe no fue tanto. Puedo más, sopear más.
Como todo buen proyecto, en éste también fue necesario fijar reglas que a continuación les comparto a manera de entrelazar su ocio con el mío.
1.- Los raids son bienvenidos siempre y cuando sean ofrecidos pero no solicitados. Es decir, si alguien se ofrece a darme un aventón o acercarme a algún destino, gustoso aceptaré, pero yo no puedo pedir que me lleven ni que me traigan. Tampoco puedo poner carita de gato con botas para causar lástima y provocar el hitchhiking. No aceptaré raid de gente desconocida.
2.- Esta mensada me involucra a mí y nada más a mí. Es para caminar solo, no con Mateo. Cuando me toque visitarlo o llevarlo a pasear iré en carro prestado o en taxi. No se trata de andar como Will Smith en The Pursuit of Happyness.
3.- No hay fondo místico en caminar. No espero que digan qué loco o qué pendejo. No espero encontrar una respuesta en Juárez cruz con Matamoros. No es para reflexionar ni para meditar ni para pegarle al ecológico. Tampoco es para que me sigan como a Forrest Gump. Sólo quiero caminar a todos lados, quizá con la intención infantil de experimentar "qué se siente".
4.- El proyecto suspende actividades a partir de las ocho pé éme. No quiero que la noche me agarre caminando en un punto indefinido. Me voy a cuidar. Le digo no al secuestro y al asalto. Si voy caminando y oscurece pediré un taxi, o auxilio.
5.- Si llueve, valgo madre. Pero no jotiaré.
6.- Si así fuera para planear y concluir negocios, tendría suficiente dinero para comprar un carro nuevo, el cual no me dejaría a pie ni me permitiría generar ideas como ésta.
Bueno, por lo pronto éstas son las reglas para llevar a cabo el plan de caminar mi ciudad. El proyecto vence el próximo viernes o hasta que salga mi carro del taller (lo que suceda primero).
Les iré contando. Por lo pronto, mucha agua y mucho desodorante.
Hello world!
Hace 1 mes