miércoles, 26 de mayo de 2010

Kleenex riguroso

Si digo que soy un hombre que llora corro el riesgo de confundirlos y que piensen que soy un hombre bueno, sensible y de gran corazón. A lo mejor soy esas cosas en una parte, grande o chica, pero también tengo áreas lacerantes en mi personalidad que ahora mismo están lastimando a alguien/algunos.

Tampoco me ajuano con cualquier cosa, ni chillo con telenovelas o en los finales de American Idol, pero sí dejo que las situaciones tristes me invadan, que las alegrías me conmuevan y que la culpa me lubrique los ojos. No le huyo a eso.

Me pasa que lloro cuando no debo de llorar, por ejemplo, conduciendo a las seis de la tarde en una avenida llena de taxis y otras bestias, y luego no lloro cuando estaría bien visto, digamos en un funeral. Lo mejor-peor de todo es que hay ocasiones que hago un paréntesis en el día para darle entrada a los quince minutos de gimoteo y entonces desdoblo de mi memoria las imágenes que estoy seguro van a quebrarme para llorar suelto.

No pocas veces he coincido con algún contemporáneo, hombre o mujer, que me pregunta cuál película me ha hecho llorar. Hay varias, pero ni una le gana a The Last Snows of Spring que es un dramón italiano que cuenta la relación entre un niño enfermo de leucemia y su desapegado padre viudo.

¡Ayjuesupinchemadre!, el otro día reproduje el trailer en YouTube y tuve que salirme disparado al estacionamiento de la oficina para desblindar a gusto la glándula lagrimal.

La película es de 1973, -año en que nacieron todas las flores-, pero yo la habré visto a finales de los setentas en casa de mis papás sentado en un cuarto de tele que ya no existe.



Y para recordar otro clásico del sollozo, aquí está el final de The Champ (1979).

7 comentarios:

Ministry of Silly Walks dijo...

Cuando comienzo a sentir que estoy muerta por dentro, algo sucede que me hace querer llorar y regresa a mí la fe y la alegría de saber que no soy un zombie apocalíptico.
La última vez fue el final de un libro.

La última nieve de primavera y Castillos de hielo son dos películas que, recordando la música, me hacen llorar. Indistintamente. Me llevaron de niña a verlas en función doble (WTF!) y todavía no sé de qué trata una y de qué trata la otra. Ambas tienen nieve, tal vez por eso.

Kózmica dijo...

Yo también lloré montones con "The Last Snows of Spring" y también la ví a finales de los setentas. Me llegó a la memoria el día que la ví junto a mis papás y mi hermano, tiempos aquellos tan lindos.

Yo no soy de llorar con películas de ahora, más bien siempre lloro con los clásicos que he visto cientos de veces como "love story" y hasta con "el graduado", pero ahora con el embarazo hasta con las de terror lloro.

:´(

Saludos!

Anónimo dijo...

hay ocasiones en que mi chillonería se descompone y me hace pasar bochornosos momentos. lloro al emocionarme, cuando hablo de algún tema que me apasione se me humedecen los ojos.

hace no mucho, me encontre con una película que me hizo llorar desde la primera escena, 90 minutos de lagrimeno continuo.

MLD dijo...

NOMBRE NO VUELVAS A HACER ESTO FLACO!..... CON EL PURO PIANITO EMPEZO EL RECORDARIAJE!!!!
YA NO PARABA , Y EL TEPACHON A TODO LO QUE DABA AQUI EN LA OFICINA....HIJUELAJU!!!
TUVE QUE VOLTEAR A VER A AIDA PORQUE SI NO PA QUE QUIERES...

Anónimo dijo...

Esta película es absolutamente lacrimógena. Se llama Los ladrones de bicicletas.

http://www.youtube.com/watch?v=H3jnzXX9mXs

David Lepe dijo...

Yo soy un gran llorón de películas, a veces ni son tan tristes. Por ejemplo, Synecdoche New York, es fumada, rara y todo eso... y lloré como niño que no quiere ir a estudiar.
Saludos.

David dijo...

Es que cuando a uno se le da la lagrimeada, se le da! Nomàs ke luego hay ke cuidarse pa no generar malos pensamientos!!