El lunes levanta la mano, pero no le hago caso.
Sigo reproducido en el atardecer del domingo, el azul violeta del cielo, los columpios, el abrazo que nos cuesta desbaratar, tu fleco, tus párpados que terminan en gancho suave y que te encierran los ojos dentro de una forma geométrica parecida a la cola de la avispa. Hay un orden formativo, organizacional, social, jerárquico, de padre e hijo en el que me toca el papel de corregir, educar, llamar la at...ención y exigir, como también atender, servir, conciliar; cuidarte. Pero hay otra demarcación sentimental muy mía, muy íntima, del espíritu, evolutiva, en la que estamos unidos más allá de los roles padre/hijo: simplemente como dos hombres compartiendo mucho más que información sanguínea; dos hombres orquestando diferencias, despejando el vapor para que se note la palabra "amor" en los espejos que somos, armonizando brechas generacionales, conspirando el próximo ataque de cosquillas. Más allá de mi experiencia y tu inocencia, somos una consonancia sagrada y única, sin tiempo, en donde nadie nos promedia y en donde no importan tus calificaciones del colegio ni mis limitaciones como tutor. Somos "eso" sin nombre que nació el día que naciste.
Hello world!
Hace 1 mes