Dos horas antes de que el 2013 terminara, fuimos a comprar tacos de sirlón.
Mientras nuestra orden estaba lista, jugamos voto en el estacionamiento del changarro y liberamos un fósil de vecindad: una pieza de periódico arrugado en forma de t-rex que estaba pegada al suelo y que Mateo quiso llevarse sin dar más explicaciones.
Cenamos en casa de los abuelos. El comedor olía a pico de gallo y a limón exprimido. Luego del banquete a dos salsas, nos fuimos a la tele, escuchamos 12 campanadas artificiales y aplaudimos en un desafinado cuarteto de palmas.
Nos fuimos a dormir sin novedad ni cambio. Al día siguiente lo único distinto fue el inicio de esa costumbre, ahora ya asentada, de cambiar en la mente el 3 por el 4.
GRAN FINAL.- La última frase, el contexto, el brinquito que da Helena Bonham Carter y, claro, la rolita de Pixies. Qué buen final.