lunes, 29 de julio de 2013

Hoy tengo que decirte...

...La neta, muchas gracias.

Qué gris sería esta vida sin esa segunda probada de inocencia que me regalas desde que te conozco. La inocencia es lo único que vale la pena conservar a través de los años, claro, con la dosis exacta para que no se confunda con pendejez. El equilibrio es ser inocente, mas no pendejo. El que es inocente es capaz de asombrarse y llenarse de sorpresa. Apenas la conexión con la infancia propia (lo que queda de ella) o el contacto amoroso con la infancia ajena te nutre de esa fascinación.

La comida, la música, el sexo, los viajes, las lecturas, los placeres en sí, todos, están a punto de darme lo mismo, pero el redescubrimiento del mundo a través de tu limpia ingenuidad y de tu tajante sencillez me mantiene sanamente acalorado; vivo.

Una verdad que se ha vuelto cliché es la de afirmar que el mundo está de la chingada. Pero de la puerta hacia adentro está la gente que amamos, los hijos, a quienes nunca se los lleva la chingada porque no son de este mundo.

Dios sabe que no escribo esto para cumplir una cuota o una entrega. Lo escribo para que no se me olvide que hoy estoy completamente agradecido contigo, Mateo, por ese lente que me prestas desde donde todo se ve y se vive como una mensada altamente importante.

Contigo me acomodo en ese paraíso breve que es la percepción inocente y entonces los "grandes" temas de los adultos me parecen infantiladas mamonas.

9 comentarios:

verliz dijo...

Es increible como los hijos, con su inocencia de ninos, nos ayudan a ver el mundo de una manera tan diferente a la de los adultos... es super fascinante como van descubriendo cosas que para nosotros se han vuelto insignificantes. Ojala pudieramos conservar (como dices) de cierta manera, la magia de la inocencia.
V

David dijo...

Me haces pensar, Eugenio. Un abrazo.

Brenda dijo...

La vida es como tú la quieras ver, y si la vemos con ojos como los de ellos, pues encontraremos mucho más de lo que ven nuestros ojos de adulto.
Abrazo amigo.

http://laburbujadeyol.blogspot.mx/ dijo...

Que razón tienes Eugin. Ellos son el motor de nuestra increible existencia :)

Anónimo dijo...

Los niños..... Hoy en la oficina, mi hermano mayor le compro a mi sobrino de 5 años un refresco.... Pero por accidente dejo caer mi sobrino la botella de plastico, y mi hermano le dijo: No te lo voy a abrir ahorita, (porque explota!) Entonces mi sobrino nada wey fue con su abuelo que lo conciente tanto y quien no sabia que se le habia agitado la botella, y le pidio que se la abriera.... Y le salpico todo el refresco a su abuelo.

Anónimo dijo...

Escribe por aqui...extrano leerte...
V

Anónimo dijo...

Hola Eugenius, tenia tiempo de no visitar tu blog porque pense que ya no estaba activo. Que gusto ver que si.
Saludos, Lourdes

Anónimo dijo...

No hay nada mejor que la inocencia de un niño viviendo el presente y disfrutándolo sin buscarle adornos a las cosas. La vida es hermosa con sus altos y bajos. Seguro hay momentos o épocas en las que las cosas que antes disfrutabas te decepcionan pero todas las cosas tienen ciclos y te ayuda a valorar lo que realmente quieres y necesitas en tu vida. Ojalá veas pronto los colores en la vida (hablando de todo lo demás que no es tu hijo) y que no todo esta mandado a la chingada. Ábrete. Te mereces lo mejor!

Anónimo dijo...

Nos tienes muy abandonados, inspírate y deléitanos un poco.