Yuyo me despertaba a las seis de la mañana para llevarme al colegio con esa expresión todos los días. Yo me levantaba con la boca hecha un pantano lleno de charales y con todo mi cuerpo -incluido el corazoncito- empalmado a una hueva tan grande que podría ser vista desde Querétaro.
A nadie le gusta que lo levanten, pero con esa frase acompañada de algunos aplausos me era imposible echar madres. Yo aceptaba la expulsión de la cama con una molestia resignada en forma de sonrisa forzada. Con los ojos sellados de lagañas llegaba a la regadera gracias al sistema braille, guiado sólo por mis dedos rozando las paredes.
Ya en el carro, rumbo a la Chepevera de poniente a oriente, al Cerro de la Silla le iba saliendo poco a poco una joroba tan anaranjada como el tang. Era el Sol que nos daba chance a esas horas todavía de mirarlo sin usar lentes de ídem. Mi papá, inspirado en su segunda o tercera lectura de El Quijote, lo señalaba y me decía "Mira, ¡ya salió el rubicundo apolo!". Yo, Sancho estancado en la somnolencia, observaba el Sol. Era realmente un fenómeno.
Todavía dormido, me bajaba del carro, me despedía de Yuyo, cerraba la puerta y lo veía alejarse en su Renault 12 con la característica bata de doctor recostada en los pies del cristal trasero.
No entendí el placer macabro de despertar a los hijos hasta que fui papá, obvio. Acepto que con -tantita- crueldad casi todas las mañanas abro la persiana del cuarto de Mateo mientras pronuncio su nombre a manera de silbido latoso, mientras el pobre se retuerce como lombriz de tierra envuelto en su cama llena de almohadas, monos de peluche y otros cuerpos celestes.
Tan placentero es verlo dormir como despertarlo. Pocas veces regresa a la luz de buen humor, puede incluso rayármela a su manera, pero es una parte del día que no quisiera perderme. Y tampoco hay que sufrir demasiado por el expedacito de caos, pues los fines de semana la dinámica se invierte y es él quien me despierta. Qué raro, de lunes a viernes batalla mucho para abrir los ojos, pero sábados y domingos se le adelanta al gallo, al periódico, al rocío y al Sol.
VIERNES MUSICAL.- Ayer fue un día muy especial para Mateo y para mí. Nos volvimos a ver luego de algunos días de paréntesis. Comimos juntos, fuimos al parque, jugamos espaditas con ramas secas, lo abracé lo que se dejó y nos echamos una nieve de yogurt en una nevería cuyo encargado escuchaba Radiohead.
Varias veces en el día Mateo me preguntó: "¿Ya me querías ver, ya querías que viniera?". Por supuesto que SÍ, mensito.
Arriba esos corazoncitos.
Hello world!
Hace 3 meses
7 comentarios:
TE PUEDO HACER UNA PREGUNTA???....QUE ES SER PAPA?? DEL LADO DEL GENERO MASCULINO.....
HE TRAIDO UN HELICOPTERO DESDE HACE MESES PENSANDOLO....UN DIA DE ESTOS DAME TU OPINION EN ESTE BLOG
SALUDOS CARNAL!!!!
Arriba ese corazón, Queño. Que nunca apague la luz.
Un abrazo!
Ah que mateo, me cayo bien!
:-D
Xhaludos!
Muy bonito como siempreeee!! ..... que chistoso que MLD te pida desarrollar que es ser papa si la mitad de este blog es acerca de eso y de Mateo Maravilla :) .... yo en todo caso te pedo mas fotos de el.
xo
Hola! espero que ése paréntesis no tenga que ver con desaveniencias entre tú y la Maga, saludos para ti y abrazos para Mateo!!!
Cada frase que se cargan las mamás. Yo hasta la fecha no soporto que cuando desea que limpiemos la casa nos diga: bueno, a ponernos en "aisión", primero porque se quiere hacer la chistosa y segundo porque odiaba lavar platos.
Ahora mismos adoro despertar a mi nena, me fascina la carita de modorra que pone pero más esa sonrisota que me regala, hasta ahorita todos los días han sido parecidos, ya veremos a los 4 ó 5 años.
Espero que todo bien en tu vida con Mateo y la Maga
Saludos!
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