Dicen que uno se ha graduado de Soledad cuando aprende a cagar con la puerta abierta.
Yo no estoy solo, no quiero estar solo ni me siento solo. Yo quiero estar contigo.
¿Que hoy cumples cinco años?
¿En dónde estuve todo este tiempo?
¿Qué ha pasado desde entonces?
¿Quiere decir que también yo estoy cinco años más rancio?
¿Por qué cada vez estás más loco?
Me has llenado de ternura muchas veces. Todavía el miércoles quisiste cenar en la tele viendo
ET. Me explicas la trama como si yo jamás hubiera visto la película, pero no sabes que por ella me enamoré hace años de
Drew Barrymore. Me explicas de dinosaurios, también, y juras que viven en el
Bioparque. Quieres ir a verlos, pero, ¿qué tal si son de mentiritas?.
Has asimilado mejor que yo -creo- que la noche nos separa los techos, pero que la mañana nos vuelve a juntar. Nuestra relación mejora todos los días y en parte ha sido porque tú le has "echado ganas". Me rebasas en lógica, eres directo; nadie te engaña a pesar de que transitas en la fantasía de la niñez lejos de los enredos del cosmos adulto.
Tienes una gran mamá, hijito. Y garantizo que te ofrezco la mejor versión de mí.
No eres indiferente al mundo porque al mundo le pones mucha atención. Quien te conoce te recuerda; muchos te quieren mucho.
Mis personas favoritas son las que te llaman por tu nombre, te dan un trato personalizado, te toleran tus desplantes y te dirigen cuando te descarrilas.
Una de las mejores muestras de afecto que me dan mis amigos es cuando te quieren como eres, porque así te quiero yo. No te cambio por otro niño. Ya lo he dicho antes: tu presencia hace un retrato hablado de mi alma y tus actos rediseñan mi asombro. Y bueno, algunas actitudes tuyas taclean mi paciencia, pero tengo rato de no
hulkear.
Hoy cumples los mismos cinco años de vida que yo cumplo de papá. Está claro que te sale mucho más natural a ti el rol de hijo que a mí el de papá, pero lo hemos venido haciendo muy bien, la verdad.
Dios sigue siendo el concepto, la idea, el espacio, hacia donde dirijo todo el agradecimiento por tenerte. La Virgen te cumbre con su manto bondadoso, mientras los ángeles nos espantan el tráfico para llegar antes al parque. Soy un hombre y en eso creo.
Y bueno, pues a comer dulces y cochinadas.
VIERNES MUSICAL.- Hace rato que no cerramos con una rolita. Ahí les va
ésta.