Soy de la generación de Rocky Balboa, pero el chueco de Sylvester Stallone no me emocionó tanto de chavito como lo hizo Michael Douglas en Running (Corre por tu Vida, 1979).
Seguramente al programador del Canal 12 también le hacía muy feliz esta película del estropeado maratonista porque la pasaban seguido en la tele, casi siempre durante la tarde amarilla del domingo.
A mí me gustaba tanto que un día la grabé en la videocasetera con todo y comerciales de LTH, Banco del Atlántico (un océano de posibilidades) y filtros Gonher y, entonces sí, la vi y la vi y la vi hasta que me aprendí los diálogos y encontré algunos errores de continuidad en la historia. Creo que a esta película le debo mi admiración al hombre común que se convierte en héroe ejemplar por terminar lo que empieza, más que por ganar una competencia.
Con la motivación sin planeación que inspira el cine, algunas veces me salí a correr todavía de madrugada tarareando la rolita triunfalista de Running que tiene el feeling de "lo lograré", pero a las tres cuadras me detenía bien bofeado con un aguijonazo de dolor en el bazo. Además, mi pie plano y mi falta de constancia no iban a permitirme jamás terminar ni un 5K.
El otro día supe que Douglas tiene cáncer en la garganta y que ahora sí está corriendo por su vida. Él me cae muy bien y me han gustado varias de sus películas, como las que hizo con Kathleen Turner cuando ella todavía parecía mujer.
Ojalá que el actor llegue a la meta, de veras.
Hello world!
Hace 3 meses